por Miguel Ceballos
La naturaleza no tiene palabra y mucho menos conoce de fechas,así que sin importar que fuera Navidad la tierra cimbró aAcapulco, en Guerrero; ahí estaba don Erasmo Aguilar, un poblanoque decidió escapar de la rutina de la Angelópolis, un tantopara pasar las fiestas navideñas y otro también para olvidarsedel terremoto del 19 de septiembre, sin saber lo que leesperaría el 25 de diciembre en punto de las 14:23 horas.“Estábamos en la alberca y seescuchó el crujir como cuando nos tocó ahí en Puebla la vezanterior, si se sintió, se escuchó el crujir de la tierra einmediatamente el movimiento telúrico”, así lo narra don Erasmodesde la playa, a través de una llamada telefónica en exclusivapara El Sol de Puebla. En ese momento este padre defamilia, quien vacaciona con toda su familia, asegura que pocaseran las opciones para ponerse a salvo pues de un lado el mar amenazaba con incrementar su oleaje mientras que del otro, lasmonumentales torres hoteleras se sacudían al compás del temblor.“Aquí en Acapulco,en la Zona Diamante, estuvo demasiado fuerte… las torres delhotel se movieron, toda la gente que estábamos en la alberca,todos salimos inmediatamente y volteábamos a los edificios, porquealgunos familiares estaban durmiendo, porque ya ve que es navidadentonces los familiares por el evento de anoche se quedarondescansando en las habitaciones, y lo único que hicimos fuevoltear hacia las torres pensando en losfamiliares”.
Durante el sismo el personal del hotel en el que se hospeda,el Princess, desalojó a los huéspedes que se encontraban en lashabitaciones, todos fueron sacados por las escaleras de emergenciamientras que salvavidas y otros trabajadores preguntaban al restode los vacacionistas si estaba bien o necesitan algo.
Una experiencia que a decir de don Erasmo no se compara conninguna otra, pues a pesar de estar con toda la familia, laangustia se hizo presente. “Es un miedo muy grande, un miedo que no se siente, no sesiente como cuando lo quieren asaltar… es un temor como, todomundo en silencio a pesar del ruido del agua, todo mundo se quedacomo que ido… en mi caso es un temor tremendo, a lo mejor en esemomento dice uno pues ya es como que el fin delmundo porque la verdad es que si es tan grande, tanfuerte el movimiento, ese crujir de la tierra yo creo que es lo quenos llega hasta lo más profundo de nuestros sentimientos” Por fortuna el sismo de 5grados sólo quedó en un susto más, después de unas horas lasactividades regresaron a la normalidad y don Erasmo y su familiaaseguran estar más que dispuestos a disfrutar de los días queaún le quedan de vacaciones en este paradisíaco destino.