Pese a que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) ya clausuró el inmueble ubicado en Xonacatepec que acumulaba residuos infecciosos, en el lugar siguen los desechos, lo que ha generado la molestia de los vecinos, quienes han pensado en manifestarse en la presidencia de su junta auxiliar para hacer presión y que retiren lo antes posible esta basura.
Fue la tarde del 12 de junio que la PROFEPA inspeccionó y clausuró el inmueble ubicado en el barrio El Cristo en Santa María Xonacatepec en donde se encontraron desechos de hospitales. Después de una revisión a bolsas y contenedores de plástico, la instancia federal procedió a colocar los sellos de clausura.
Sin embargo, este medio realizó un recorrido en el lugar y las bolsas siguen en el predio. Los vecinos están molestos y con miedo, pues temen que haya desechos de pacientes con coronavirus.
Los colonos compartieron que el dueño del lugar no es de Xonacatepec, saben eso porque la mayoría de los habitantes de esta junta auxiliar suelen conocerse y este hombre compró el terrero desde hace 11 meses, llegaba muy tarde y con su camioneta tapada, pero jamás pensaron que estaría acumulando desechos hospitalarios.
Socorro Orea tiene una tienda a unos pasos del lugar y tema por su salud y por la de sus familiares, ya que el día que llegaron los trabajadores de PROFEPA, les dijeron que no sólo había restos de hospitales, sino de veterinarias y clínicas de pruebas de embarazo, así como de VIH.
La señora María Merino compartió que desde hace tres semanas cuando hacía más calor el olor se empezó a intensificar y fue así, que entre los vecinos empezaron a reportarlo, pero las autoridades tardaron mucho en hacerles caso.
Enrique Rojas trabaja en una mofleria que está justo enfrente del inmueble y compartió que todos los vecinos se enteraron de esta situación luego que un perro saliera lleno de sangre del lugar, pues abrió una de estas bolsas. Hay que mencionar que la mayoría de los perros de esta junta auxiliar los dejan salir a la calle sin correas y tienen contacto con las personas.
“Pues vieron el perro lleno de sangre y rápido creo que lo lavaron y lo llevaron a un veterinario, pero desde ahí ya se vive con miedo porque no sabemos de qué son las bolsas y tenemos miedo que otro perro vuelva a entrar y luego lo acaricien niños o se ande paseando con algo infeccioso”, dijo.
Diana Laura Pérez y su madre Altagracia Contreras también viven a unos pasos de este inmueble y compartieron que nunca creyeron que el dueño de este lugar estuviera acumulando residuos tóxicos, sabían que trabajaba para el sector salud, porque luego llevaba bata puesta, pero consideraron que todas las bolsas que guardaba las tuvo que haber tirado en otro lugar.
El día que los trabajadores de PROFEPA llegaron a esta casa les preguntaron hasta cuando se llevarían las bolsas y les respondieron que hasta el dueño del lugar pague su multa correspondiente.
Desconocen si hay una fecha límite, pero ya quieren que se lleven todas las bolsas de ahí, pues temen por su salud. En caso de que la próxima semana no los hayan retirado piensan ir a manifestarse en la presidencia de la junta auxiliar.