“Yo tuve oportunidad de hacer muchas cosas y siempre tomé la opción de la danza, de crear, de dar clases, de hacer llegar esta pasión a muchas personas para que sintieran lo que yo sentía: las emociones, la fuerza, la adrenalina y el potencial del cuerpo”, expone Danila Martínez García, bailarina y maestra de ballet, directora de la academia Alexandra Danilova.
La bailarina explica que hay que tener vocación para practicar danza clásica porque es una disciplina que requiere mucha constancia. Ella inició desde muy temprana edad, con solo 7 años, y continúo el camino hasta que llegó a la universidad a estudiar Filosofía y Letras.
“Los horarios me impedían asistir a clases de ballet y llevar la rutina que siempre había llevado, así que decidí tomar los estudios convencionales como compromiso, pero cuando terminé la carrera volví a retomar la danza y me titulé como maestra de danza”, señala.
Entonces le surgió la inquietud de compartir sus conocimientos e improvisó en su casa un espacio para dar clases. Nombró a su academia con un acrónimo de su nombre y el apellido de la destacada maestra y bailarina de ballet estadounidense, Alexandra Danilova.
Una vez comenzado a academia en ciernes, la dio a conocer de boca en boca a través de sus amistades y vecinos. Conforme fue creciendo el apoyo y el interés, se tuvo que cambiar a un primer local y después a otro, y así lleva ya 24 años dando clases de ballet y graduando jovencitas que empiezan desde niñas con el sueño de ser bailarinas.
“La danza clásica aporta muchos beneficios a nivel físico porque es muy estructurada y te ayuda a conocer el potencial de tu cuerpo y desarrollarlo; también aprendes a canalizar tus emociones, positivas y negativas, cuidas tu alimentación y educas el oído para todo tipo de música”, comparte.
“Yo siempre digo que el que no baila no vive, porque nuestro cuerpo es el instrumento con el que andamos por la vida, está lleno de sistemas muy sofisticados y mientras más los uses más crece tu felicidad, tu entusiasmo y tu creatividad, que son armas muy poderosas para la vida”, destaca.
UN UNIVERSO CREATIVO
Además de dar clases, le gusta bailar y crear. Tiene obras de su autoría en las que ha desarrollado todo su potencial creativo y no solo a nivel danza sino también como diseñadora de vestuario, que es otra de sus pasiones, y para la cual estudió la carrera de modas que dejó trunca.
“´La Estampa Mexicana Clásica´ es de mi autoría y tuvo mucho éxito, estuvo vigente 10 años y fue inspiración para muchas escuelas. El repertorio es música folklórica mexicana pero orquestada y los trajes regionales de la jarocha, la chiapaneca, la china poblana, etcétera, son tutús clásicos y románticos”, detalla.
Para celebrar el aniversario de la llegada de los españoles a México, escribió la obra “La Conquista”, con música de la película de 1492; hizo estampas revolucionarias en las que se ve a “las adelitas” en puntas con sus rifles; “La Ofrenda” es otra obra de su autoría que tuvo mucho éxito.
“La Ofrenda es muy vistosa, inicia con los ángeles que están en las tumbas y empiezan a cobrar vida; se ven todos los elementos de la ofrenda que se levantan y empiezan a bailar; cuando se estrenó las más pequeñitas eran las flores de cempasúchil”, relata.
También ha puesto en escena montajes de ballet clásico como El Cascanueces, que llegó a representar en el auditorio del CCU y El Lago de los Cisnes, que realizó en el lago del Parque Ecológico y asegura que, después de la representación de que se hizo en el lago de Chapultepec de la CDMX, ha sido la segunda en montar este espectáculo al aire libre y en el agua.
EL PODER DE HACER LAS COSAS
Danila es soltera y no tiene hijos, aunque estuvo siete años casada y su esposo la ayudaba con la academia y la producción de las puestas en escena. Dice que cuando él se fue tuvo que aprender todo, como llevar la contabilidad, las relaciones públicas, dar las clases, las funciones y diseñar. A veces colapsaba pero su pasión por lo que hace es lo que la impulsó a seguir adelante.
“Yo puse la academia para enseñar algo, pero la verdad es que la que más ha aprendido he sido yo al estar en contacto con el público y también con las niñas y sus familias”, enfatiza.
La maestra se siente orgullosa de que su quehacer diario haya sido inspiración para alumnas que ella misma ha graduado y que hoy tienen sus propias escuelas, también de otras que se dedican de manera profesional a la danza.
“La mujeres hemos sido dotadas desde la creación, por eso el hombre ha tratado de opacarnos; viene un cambio inminente y ahora la mujer va a tener lo que siempre ha querido: el poder y la responsabilidad”, concluye.
