El martes 24 de mayo, un joven de 18 años identificado como Salvador Ramos, entró a la primaria Robb en Uvalde, Texas, con un arma de fuego para atacar a los estudiantes, personal docente y administrativo. Las autoridades reportaron que en total se contabilizaron al menos 21 decesos, dentro de los que se encuentran 19 menores y dos adultos.
Las víctimas que tenían entre 7 y 11 años eran de 2°, 3° y 4° grado de educación básica. Se informó que esa mañana el acusado ingresó a la instalaciones del colegio para amedrentar a los menores, esto ocasionó que los afectados llamaran al cuerpo de emergencias; la policía tardó cerca de una hora en detener la masacre.
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El incidente terminó con la muerte del supuesto homicida a manos de los uniformados, quienes abrieron fuego en su contra para detenerlo. Hasta el momento no han dado más detalles sobre el motivo del crimen hacia esta institución con una matrícula aproximada de 500 alumnos, que en su mayoría son de ascendencia latinoamericana.
LOS TESTIMONIOS DE LOS SOBREVIVIENTES
Los primeros testimonios de los sobrevivientes ya fueron liberados a varios medios locales, uno de ellos es el del estudiante Samuel Salinas de 10 años, quien contestó para ABC que Salvador Ramos entró a su salón, cerró la puerta, sacó un arma de fuego y les gritó: “¡Van a morir todos!”, él comentó que el culpable le apuntó, pero una banca logró desviar el ataque.
Él dijo que ya no quiere regresar a la primaria, pues la idea de ir a su salón de clases y ver a los otros alumnos se le hace aterradora, incluso ha soñado varias meses con que el homicida regresa para atacarlos.
Para evitar que lo agrediera, Samuel cubierto de sangre se arrojó al piso para que fingir que ya estaba muerto, algo similar hizo Miah Cerrillo, de 11 años, ella se cubrió de la sangre del cadáver de un compañero para que pensara que igual había fallecido. Ella agregó que vio a Salvador matar a su profesora tras decirle la frase “buenas noches”.
Otro joven identificado como Daniel, señaló a The Washington Post que estuvo muy cerca de recibir varios disparos, luego escapó y permaneció en silencio hasta que los oficiales pudieran rescatarlo: “Estaba asustado y estresado, porque las balas casi me pegan”.
Este alumno mencionó que escuchó a una de sus compañeras decirle a la profesora que llamara a la policía porque estaba herida tras recibir un disparo. De la misma forma, una docente que también recibió un balazo les susurró a los niños de su grupo que “mantuvieran la calma y se quedaran quietos”.
La madre de Daniel llamada Briana Ruiz destacó que luego de esta experiencia será muy difícil que los alumnos puedan seguir adelante: “están traumatizados y tendrán que vivir con eso toda la vida”.