“Un paramédico debe ser capaz de sacar a un lesionado a través de una unidad de rescate llena de lodo y en la obscuridad, sortear balas perdidas para alcanzar a un herido grave”, bajo este lema que describe claramente el trabajo de los socorristas, es como familiares y amigos recuerdan a Gabino Percino López, un paramédico que a pesar del cáncer que invadía su cuerpo, hasta antes de su muerte, a los 57 años de edad, entregó todo su esfuerzo por ayudar a las demás personas.
En este Día del Socorrista, esposa e hijos del primer director de Protección Civil Municipal de San Pedro Cholula, compartieron con El Sol de Puebla cómo fue el paso de este paramédico por diversas corporaciones de auxilio, donde a la fecha, le guardan respeto y cariño.
Aunque Percino López se graduó como licenciado en Derecho por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), donde conoció a su esposa con la cual tuvo un hijo y una hija, el entonces abogado, años más tarde, descubrió que en lo que realidad amaba, era el ayudar a salvar vidas.
Fue así, como a los 38 años de edad, Gabino comenzó a prepararse, tomando cursos, diplomados y talleres para así llegar a ser Técnico en Urgencias Médicas. Su preparación y entrega, en primera instancia, le valió para ser nombrado director de Protección Civil Municipal de San Pedro Chula durante la administración estatal de Melquiades Morales Flores.
Sin embargo, las ganas de ayudar no se quedaron ahí, ya que Gabino ingresó a la Cruz Roja de Cholula, posteriormente entró a la misma corporación de auxilio, pero delegación Puebla, donde pasó el mayor tiempo de su vida como paramédico.
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Después, migró al hoy extinto 066, situación por la que incluso, al final, fue transferido al Sistema de Urgencias Médicas Avanzadas, donde pasó sus últimos días ya que, en el 2004, fue diagnosticado con cárcel renal, enfermedad que lo llevó en múltiples ocasiones a la cama de un hospital, manteniéndolo a lo largo de trece años, con quimioterapias y diversos tratamientos médicos.
Pese a que, en algún momento, Gabino y su familia, pensaron que el cáncer había desaparecido, no fue así, este regresó de una forma aún más agresiva.
Ni las dificultades, ni su enfermedad hicieron decaer el ánimo de este padre de familia, que, con tal de apoyar a la gente, sacar adelante a su familia y ser un ejemplo de diversos valores, con diálisis, seguía yendo a trabajar, hasta por jornadas de 48 por 24 horas.
Durante todo ese tiempo, Percino López, siempre tuvo el apoyo de sus hijos y esposa, quienes, a pesar de sufrir las largas ausencias del padre y esposo, lograron entender el trabajo de Gabino.
“Él era una persona muy humanista, siempre buscaba la forma de ayudar a los demás. De repente no llegaba a casa, era jornada tras jornada, estaba en 066 y Cruz Roja. Era un tiempo complicado porque no tienes una figura paterna, pero al mismo tiempo, te inspiraba y te inculcaba valores”, comentó José Guadalupe, de 22 años de edad, hijo del hoy homenajeado, quien agregó que su padre siempre le demostró una actitud de servicio, ya que siempre era de las primeras personas en llegar a su trabajo y de las últimas en irse.
Con el sentimiento a flor de piel, Angélica Percino, de 29 años de edad, también hija de Gabino, recordó una anécdota que dejó muy marcado a su padre, el hecho de que un solo día fuera testigo de la vida y la muerte.
“Él nos contaba algunas historias, entre ellas, la de un servicio donde vio nacer a una bebita, pero tan solo tiempo después, el mismo día, fue testigo de una muerte, entonces eso a él le sorprendió mucho, cómo uno puede ver nacer y a la vez morir a la gente”, narró la entrevistada.
Pero para la señora Cecilia, esposa de Gabino, hoy no solo duele recordar todas aquellas vivencias, sino que también el instante de la partida de su esposo, de su compañero de vida, cuyas últimas palabras en el hospital fueron: “nos vemos al ratito”, algo que nunca que llegó.
Tras la muerte de su cónyuge, Cecilia, realizó todos los trámites correspondientes para cumplir el último deseo de su esposo, quien pidió que el día que llegara su muerte, fuera despedido en su casa, la Cruz Roja, delegación Puebla.
Fue así, como el 13 de enero de 2017, el cuerpo de Percino fue despedido por sus compañeros no solo de la Cruz Roja, sino de todas las corporaciones a las que perteneció, incluso su ataúd, fue trasladado de la iglesia al panteón, a bordo de la ambulancia 288, la unidad que siempre utilizaba para trabajar.
En esta fecha tan especial, para todos los socorristas, la familia de Gabino no solo reconoce la entrega que él tuvo para con su trabajo, sino también el humanismo de quienes se dedican a esta noble labor.
“Creo que todas las personas que se dedican a esto, tienen un corazón de oro, ellas nos abrazan con sus alas, y sus alas no las tienen en el cuerpo, sino en el corazón”, al borde del llanto expresó la viuda de Gabino, quien siempre compartió historias relacionadas con “el otro rostro del paramédico”.
