El taxista asesinado la madrugada de ayer deja en la orfandad a dos pequeños, un bebé y una niña de unos 10 años. Sus compañeros de trabajo lo consideraban como una persona tranquila, que no se metía con nadie y cuyo “pecado” era trabajar doce horas continuas por las noches.
“El Pipián era una persona trabajadora y carismática que no tenía problemas con nadie y le gustaba convivir con sus amigos, pero aprovechaba más el tiempo libre para disfrutarlo con su familia”, coincidieron los choferes del gremio en entrevista con este medio.
La madre de José Daniel, quien llegó hasta el lugar del asesinato, no daba crédito de lo ocurrido, pero sacó fuerzas para reconocerlo ante las autoridades ministeriales.
Sus compañeros agregaron que único defecto era trabajar 12 horas diarias por las noches, pues tenía que entregar cuentas al dueño del taxi.
Fuentes cercanas a su familia revelaron que de Daniel dependían su madre, pero además se hacía cargo de su esposa con la que tenía un bebé de nueve meses y una niña de unos 10 años de edad.
José Daniel dejó de manejar desde agosto del 2017 su cuenta de Facebook, sin embargo, en su biografía se aprecia que antes de eso acostumbraba a subir fotos de las convivencias con su familia, sobre todo con su esposa. Asimismo cuando nació su pequeño hijo y el cumpleaños de su hija.
En otras fotos se le aprecia paseando en algunos sitios de la ciudad o en fiestas familiares.
A la víctima también gustaba de postear chistes y memes.