/ sábado 27 de abril de 2024

Acueyametepec, el montículo con dos cimas que se convirtió en Los Fuertes | Los Tiempos Idos

El cerro que fue escenario de la Batalla del 5 de Mayo, recibió diferentes nombres hasta que en cada una de sus cimas se levantaron templos que los definieron como Loreto y Guadalupe

El cerro Acueyametepec fue lugar de paso hacia el señorío de Tlaxcala, y también, sirvió como frontera natural del valle donde se fundó la antigua Ciudad de los Ángeles en 1531.

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El cerro recibió diferentes nombres hasta que en cada una de sus cimas se levantaron templos que los definieron como Loreto y Guadalupe. Hacia finales del siglo XIX, dichas iglesias pasaron a manos de la milicia que las fortificó para ser escenario de diferentes conflictos bélicos.

El cerro fue expropiado por la federación en 1940 y dos años después, el presidente Manuel Ávila Camacho, proclamó el Fuerte de Loreto y Guadalupe como Monumento Histórico de la Nación.


Origen del Acueyametepec

“El cerro cubierto de magueyes donde abundan las ranas”, Acueyametepec, era un lugar de paso hacia el señorío de Tlaxcala que servía como frontera natural del valle de Cuetlaxcoapan, sitio donde se fundó la antigua Ciudad de los Ángeles en 1531.

De forma natural, el monte estaba formado por dos cimas, una más elevada que la otra, y tenía un manantial en donde los viajeros, que andaban en burro o a pie, saciaban su sed para continuar su camino a la ciudad.



Al paso del tiempo el cerro recibió diferentes nombres hasta que en cada una de sus cimas se levantaron templos dedicados a diferentes advocaciones de la Virgen María. Hoy son conocidos como Loreto y Guadalupe.

Guadalupe, la cumbre al suroriente

A los pocos años de la fundación de la ciudad, el monte conocido por los indígenas de la región como Acueyametepec, se comenzó a llamar cerro de la Ermita porque los franciscanos construyeron ahí una capillita en donde catequizaban a los niños de la región.

Todavía en el siglo XVI, la edificación se extendió y fue dedicada al niño Cristóbal, un indígena de Tlaxcala que fue martirizado y asesinado por su propio padre.


El monte conocido por los indígenas de la región como Acueyametepec, se comenzó a llamar cerro de la Ermita Foto: Cortesía Puebla Antigua

“Dicen que Motolinía se conmovió tanto con la historia del niño Cristobalito que inhumó sus restos y los trajo a sepultar a esta ermita que estaba en el camino a Tlaxcala. El niño fue considerado por los franciscanos como mártir de la religión y por eso comenzaron a llamarlo cerro de San Cristóbal”, expone el investigador David Ramírez Huitrón, y agrega, que cuando se fundó Puebla el cerro era una referencia geográfica que estaba lejos y al nororiente de la ciudad.

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Durante la primera mitad del siglo XVII, los franciscanos construyeron 14 capillas para un Viacrucis que iba del convento de San Francisco hasta el cerro. Más tarde, los indios canteros levantaron un templo dedicado a Nuestra Señora de Belén. Así se comenzó a llamar cerro de Belén.

“El templo no duró mucho tiempo porque le cayó un rayo en 1756 (siglo XVIII) y quedó totalmente destruido. Estuvo en ruinas hasta 1773 cuando lo reconstruyeron y en ese momento se colocó en el altar una Virgen de Guadalupe a la que se dedicó el templo y el monte se comenzó a llamar cerro de Guadalupe”.

Loreto, la cumbre al norponiente

El investigador narra que en el año 1655 (siglo XVII) un vecino de la Resurrección llamado José de la Cruz Sarmiento cruzaba por las faldas del cerro de Belén cuando se vino una tempestad. Al buscar refugio fue alcanzado por un rayo, su caballo quedó fulminado y sus gallinas terminaron hechas cenizas. Él se había encomendado a la Virgen de Loreto de la cual era devoto y prometió levantarle una ermita si salía ileso.

Foto: Cortesía Joser Rovirola Pino

José de la Cruz contó su historia sobrenatural y en 1659 obtuvo la autorización de la iglesia, del cabildo y del virrey para iniciar la construcción de la ermita dedicada a la Virgen de Loreto. Se presume que el Arco de Loreto, que reposa al pie del cerro, fue levantado en 1685 para señalar el camino hacia la ermita que reposaba en lo alto del monte.

A finales del mismo siglo, el presbítero Baltasar Rodríguez Zambrano propuso edificar sobre la ermita una iglesia con las mismas medidas que la Santa Casa de Loreto en Italia.

Además: Estanque de los Pescaditos, el paraje boscoso donde se fundó Puebla | Los tiempos idos


“Imitó los templos que ya había en México en honor a la Virgen de Loreto. Adentro construyó un recinto con las medidas exactas de la casa que habitaron Jesús, María y José. Si entras a lo que fue la antigua capilla que está en el fuerte te das cuenta que hay una construcción dentro de otra”, detalla.

El que culminó la obra fue su sucesor, Benito Ordóñez Guerrero, quien además anexó una casa muy amplia con un pequeño claustro y una cisterna para una huerta de buen tamaño. Entonces la Casa Santa de Loreto (hoy fuerte) se convirtió en un lugar de devoción y paseo obligado para los poblanos.

Así permaneció hasta el siglo XVIII, cuando el sitio fue ocupado por tropas españoles, en 1798. La casa del capellán de Loreto se acondicionó como prisión y resguardo militar, en todo el reino había revueltas porque se comenzó a gestar el movimiento por la Independencia de México.

El Fuerte de Loreto y Guadalupe fue escenario la célebre batalla en la que los franceses se vieron humillados y las armas nacionales se cubrieron de gloria, el 5 de mayo de 1862. Foto: Cortesía Puebla Antigua

La iglesia se fortifica

Debido a su ubicación estratégica, al panorama que desde ahí se dominaba y para defender la ciudad de Puebla de los insurgentes, la iglesia de Loreto fue fortificada en 1815.

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“Ese mismo año explotó un polvorín en el cuartel realista del Colegio Carolino que ya representaba un peligro para la ciudad. Entonces el síndico del ayuntamiento, Clemente Francisco Espino, ordenó que se sacaran del casco urbano los almacenes de municiones y artillería, y estos fueran llevados a los anexos de Loreto, que habilitaron como polvorín”.

El Santuario de Loreto pasó de manos del clero al ejército, porque al conocer el proyecto el cabildo de la catedral decidió entregar a la milicia el recinto, según consta en el acta del 25 de junio de 1815.

“El ayuntamiento ordenó que todos los vecinos de los barrios adyacentes realizaran trabajo comunal y forzoso los domingos y días festivos, y que los presos adelantaran condenas a cambio de faenas. La obra se concluyó totalmente el 11 de julio de 1817, dos meses antes de que estallara la guerra de Independencia”.

Hacia 1847, el Ejército Mexicano entregó el Fuerte de Loreto y Guadalupe a las tropas estadounidenses. Fue recuperado por los mexicanos en junio de 1848. Pese a todos estos conflictos, el culto en la iglesia de Loreto permaneció hasta 1852.

Diez años después que se había ofrecido la última liturgia del templo, el Fuerte de Loreto y Guadalupe fue escenario la célebre batalla en la que los franceses se vieron humillados y las armas nacionales se cubrieron de gloria, el 5 de Mayo de 1862.

La milicia mexicana sabía que los franceses regresarían y para que estos no tuvieran puntos de referencia, tiraron la bóveda y las torres de la iglesia de Loreto y también las de la iglesia de Guadalupe.

El cerro fue expropiado por la federación en 1940 y dos años después, el presidente Manuel Ávila Camacho, proclamó el Fuerte de Loreto y Guadalupe. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La expropiación del cerro

En la segunda década del siglo XX, el Fuerte de Loreto fue ocupado por grupos carrancistas y después zapatistas. Hacia 1923, fue tomado por rebeldes delahuertistas, quienes fueron bombardeados.

“Una década después, había temor que fueran a fraccionar el cerro como habían hecho con el de La Paz, entonces la milicia al mando del general Lázaro Cárdenas, le entregó el fuerte a un grupo de poblanos encabezados por los hermanos Carlos y Ángel Paz y Puente, defensores del patrimonio cultural poblano en el siglo XX, quienes lo convirtieron en el Museo de Historia de Guerra”, concluye Ramírez Huitrón.

El cerro fue expropiado por la federación en 1940. Dos años después, en mayo de 1942, Manuel Ávila Camacho, en su carácter de Presidente, proclamó el Fuerte de Loreto y Guadalupe como Monumento Histórico de la Nación. Para conmemorar cien años de la gesta heroica de 1862, se creó el Centro Cívico Centenario 5 de Mayo y el Museo de la No Intervención.



El cerro Acueyametepec fue lugar de paso hacia el señorío de Tlaxcala, y también, sirvió como frontera natural del valle donde se fundó la antigua Ciudad de los Ángeles en 1531.

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El cerro recibió diferentes nombres hasta que en cada una de sus cimas se levantaron templos que los definieron como Loreto y Guadalupe. Hacia finales del siglo XIX, dichas iglesias pasaron a manos de la milicia que las fortificó para ser escenario de diferentes conflictos bélicos.

El cerro fue expropiado por la federación en 1940 y dos años después, el presidente Manuel Ávila Camacho, proclamó el Fuerte de Loreto y Guadalupe como Monumento Histórico de la Nación.


Origen del Acueyametepec

“El cerro cubierto de magueyes donde abundan las ranas”, Acueyametepec, era un lugar de paso hacia el señorío de Tlaxcala que servía como frontera natural del valle de Cuetlaxcoapan, sitio donde se fundó la antigua Ciudad de los Ángeles en 1531.

De forma natural, el monte estaba formado por dos cimas, una más elevada que la otra, y tenía un manantial en donde los viajeros, que andaban en burro o a pie, saciaban su sed para continuar su camino a la ciudad.



Al paso del tiempo el cerro recibió diferentes nombres hasta que en cada una de sus cimas se levantaron templos dedicados a diferentes advocaciones de la Virgen María. Hoy son conocidos como Loreto y Guadalupe.

Guadalupe, la cumbre al suroriente

A los pocos años de la fundación de la ciudad, el monte conocido por los indígenas de la región como Acueyametepec, se comenzó a llamar cerro de la Ermita porque los franciscanos construyeron ahí una capillita en donde catequizaban a los niños de la región.

Todavía en el siglo XVI, la edificación se extendió y fue dedicada al niño Cristóbal, un indígena de Tlaxcala que fue martirizado y asesinado por su propio padre.


El monte conocido por los indígenas de la región como Acueyametepec, se comenzó a llamar cerro de la Ermita Foto: Cortesía Puebla Antigua

“Dicen que Motolinía se conmovió tanto con la historia del niño Cristobalito que inhumó sus restos y los trajo a sepultar a esta ermita que estaba en el camino a Tlaxcala. El niño fue considerado por los franciscanos como mártir de la religión y por eso comenzaron a llamarlo cerro de San Cristóbal”, expone el investigador David Ramírez Huitrón, y agrega, que cuando se fundó Puebla el cerro era una referencia geográfica que estaba lejos y al nororiente de la ciudad.

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Durante la primera mitad del siglo XVII, los franciscanos construyeron 14 capillas para un Viacrucis que iba del convento de San Francisco hasta el cerro. Más tarde, los indios canteros levantaron un templo dedicado a Nuestra Señora de Belén. Así se comenzó a llamar cerro de Belén.

“El templo no duró mucho tiempo porque le cayó un rayo en 1756 (siglo XVIII) y quedó totalmente destruido. Estuvo en ruinas hasta 1773 cuando lo reconstruyeron y en ese momento se colocó en el altar una Virgen de Guadalupe a la que se dedicó el templo y el monte se comenzó a llamar cerro de Guadalupe”.

Loreto, la cumbre al norponiente

El investigador narra que en el año 1655 (siglo XVII) un vecino de la Resurrección llamado José de la Cruz Sarmiento cruzaba por las faldas del cerro de Belén cuando se vino una tempestad. Al buscar refugio fue alcanzado por un rayo, su caballo quedó fulminado y sus gallinas terminaron hechas cenizas. Él se había encomendado a la Virgen de Loreto de la cual era devoto y prometió levantarle una ermita si salía ileso.

Foto: Cortesía Joser Rovirola Pino

José de la Cruz contó su historia sobrenatural y en 1659 obtuvo la autorización de la iglesia, del cabildo y del virrey para iniciar la construcción de la ermita dedicada a la Virgen de Loreto. Se presume que el Arco de Loreto, que reposa al pie del cerro, fue levantado en 1685 para señalar el camino hacia la ermita que reposaba en lo alto del monte.

A finales del mismo siglo, el presbítero Baltasar Rodríguez Zambrano propuso edificar sobre la ermita una iglesia con las mismas medidas que la Santa Casa de Loreto en Italia.

Además: Estanque de los Pescaditos, el paraje boscoso donde se fundó Puebla | Los tiempos idos


“Imitó los templos que ya había en México en honor a la Virgen de Loreto. Adentro construyó un recinto con las medidas exactas de la casa que habitaron Jesús, María y José. Si entras a lo que fue la antigua capilla que está en el fuerte te das cuenta que hay una construcción dentro de otra”, detalla.

El que culminó la obra fue su sucesor, Benito Ordóñez Guerrero, quien además anexó una casa muy amplia con un pequeño claustro y una cisterna para una huerta de buen tamaño. Entonces la Casa Santa de Loreto (hoy fuerte) se convirtió en un lugar de devoción y paseo obligado para los poblanos.

Así permaneció hasta el siglo XVIII, cuando el sitio fue ocupado por tropas españoles, en 1798. La casa del capellán de Loreto se acondicionó como prisión y resguardo militar, en todo el reino había revueltas porque se comenzó a gestar el movimiento por la Independencia de México.

El Fuerte de Loreto y Guadalupe fue escenario la célebre batalla en la que los franceses se vieron humillados y las armas nacionales se cubrieron de gloria, el 5 de mayo de 1862. Foto: Cortesía Puebla Antigua

La iglesia se fortifica

Debido a su ubicación estratégica, al panorama que desde ahí se dominaba y para defender la ciudad de Puebla de los insurgentes, la iglesia de Loreto fue fortificada en 1815.

Te recomendamos: 'La Recta', 50 años como principal vía de acceso a Cholula | Los tiempos idos


“Ese mismo año explotó un polvorín en el cuartel realista del Colegio Carolino que ya representaba un peligro para la ciudad. Entonces el síndico del ayuntamiento, Clemente Francisco Espino, ordenó que se sacaran del casco urbano los almacenes de municiones y artillería, y estos fueran llevados a los anexos de Loreto, que habilitaron como polvorín”.

El Santuario de Loreto pasó de manos del clero al ejército, porque al conocer el proyecto el cabildo de la catedral decidió entregar a la milicia el recinto, según consta en el acta del 25 de junio de 1815.

“El ayuntamiento ordenó que todos los vecinos de los barrios adyacentes realizaran trabajo comunal y forzoso los domingos y días festivos, y que los presos adelantaran condenas a cambio de faenas. La obra se concluyó totalmente el 11 de julio de 1817, dos meses antes de que estallara la guerra de Independencia”.

Hacia 1847, el Ejército Mexicano entregó el Fuerte de Loreto y Guadalupe a las tropas estadounidenses. Fue recuperado por los mexicanos en junio de 1848. Pese a todos estos conflictos, el culto en la iglesia de Loreto permaneció hasta 1852.

Diez años después que se había ofrecido la última liturgia del templo, el Fuerte de Loreto y Guadalupe fue escenario la célebre batalla en la que los franceses se vieron humillados y las armas nacionales se cubrieron de gloria, el 5 de Mayo de 1862.

La milicia mexicana sabía que los franceses regresarían y para que estos no tuvieran puntos de referencia, tiraron la bóveda y las torres de la iglesia de Loreto y también las de la iglesia de Guadalupe.

El cerro fue expropiado por la federación en 1940 y dos años después, el presidente Manuel Ávila Camacho, proclamó el Fuerte de Loreto y Guadalupe. Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La expropiación del cerro

En la segunda década del siglo XX, el Fuerte de Loreto fue ocupado por grupos carrancistas y después zapatistas. Hacia 1923, fue tomado por rebeldes delahuertistas, quienes fueron bombardeados.

“Una década después, había temor que fueran a fraccionar el cerro como habían hecho con el de La Paz, entonces la milicia al mando del general Lázaro Cárdenas, le entregó el fuerte a un grupo de poblanos encabezados por los hermanos Carlos y Ángel Paz y Puente, defensores del patrimonio cultural poblano en el siglo XX, quienes lo convirtieron en el Museo de Historia de Guerra”, concluye Ramírez Huitrón.

El cerro fue expropiado por la federación en 1940. Dos años después, en mayo de 1942, Manuel Ávila Camacho, en su carácter de Presidente, proclamó el Fuerte de Loreto y Guadalupe como Monumento Histórico de la Nación. Para conmemorar cien años de la gesta heroica de 1862, se creó el Centro Cívico Centenario 5 de Mayo y el Museo de la No Intervención.



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