El pasado 3 de julio, se cumplieron 65 años de que las mujeres pudieran ejercer su derecho al voto y ser votadas. El 3 de julio de 1955, las mujeres mexicanas votaron por primera vez, para elegir a la XLIII legislatura federal.
El 17 de octubre de 1953, se publicó la adición al artículo 34 constitucional que establecía en aquel entonces: “son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir”. Esto se dio después de que la ONU había llamado a los países miembros a reconocer los derechos políticos de las mujeres. Fue así, que las mujeres, después de una ardua lucha, obtuvieron el derecho a votar y ser consideradas como ciudadanas. Es necesario mencionar que México, fue el último país de latinoamérica en consolidar este derecho.
Sesenta y cinco años después, la lucha de las mujeres en México sigue, toda vez que, se les sigue marginando dentro de la sociedad, revictimizándolas por los órganos de justicia al presentar denuncias y discriminándolas en el terreno laboral; por citar algunos ejemplos:
- En el ámbito laboral, continúa una marcada disparidad entre los géneros; las mujeres trabajadoras siguen ganando un 24% menos que los hombres a nivel mundial, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas, asimismo, en América Latina, del total de las mujeres que trabajan, 59 por ciento lo hace en el mercado informal y es uno de los mayores factores de vulnerabilidad de las mujeres, ya que, no cuentan con seguridad social, por si llegan a enfermarse. La marcada distinción entre lo que se percibe de salario, por una mujer y un hombre tiene que ver con un “sistema de género”, donde el dominio es patriarcal y se establecen relaciones no equitativas entre mujeres y hombres, por lo que, tiende a demeritarse el trabajo que realizan las mujeres y se privilegia la fuerza laboral de los hombres.
- En los crímenes de odio (Feminicidios), de acuerdo a ONU México, en América Latina y el Caribe se ubican 14 de los 25 países con mayor incidencia de feminicidios en el mundo. En México, 3 mil 825 mujeres fueron víctimas de homicidio en 2019, lo que significa, que 10 mujeres son asesinadas cada día.
Las transgresiones a los derechos humanos de las mujeres siguen muy marcados, sin embargo, la sororidad es un instrumento que les permitirá reivindicar los derechos que les han sido negados por la sociedad y por el gobierno.
Después de años de lucha, en el ámbito político, las mujeres han pasado de ser electoras a ocupar puestos de elección popular, gobernando estados de la república, como son: Griselda Álvarez Ponce de León, Beatriz Paredes Rangel, Dulce María Sauri Riancho, Rosario Robles Berlanga, Amalia García Medina, Ivonne Ortega Pacheco, Claudia Pavlovich Arellano, Martha Erika Alonso Hidalgo, Claudia Sheinbaum Pardo, y seguramente, en el 2021, habrá más mujeres participando como candidatas a puestos de elección popular, para contribuir al desarrollo del país y empoderar a las mujeres, promoviendo leyes con perspectiva de género (se refiere a la metodología y a los mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres que se pretende justificar con base en las diferencias biológicas entre mujeres y hombres, así como, las acciones que deben emprenderse para actuar sobre los factores de género y, crear las condiciones de cambio que permitan avanzar en la construcción de la igualdad de género. Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres) y luchando para dejar de ser discriminadas, revictimizadas, marginadas y violentadas. Las mujeres no pueden ser enemigas de las mujeres, son aliadas en la lucha por sus derechos.
*Es Doctor en Derecho por la BUAP, donde se desempeña como: Defensor Adjunto en la Defensoría de los Derechos Universitarios y Profesor en la Facultad de Derecho y C.S.
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