/ viernes 12 de agosto de 2022

A Puerta Cerrada | Una semana agitada con la vista puesta en la sucesión

Si por un instante ha coqueteado usted con la idea de ser candidato a gobernador en la contienda electoral de 2024, para la que falta poco menos de dos años, anímese, cite a una conferencia de prensa y anúncielo, pues los hechos ocurridos esta semana parecen indicar que es el momento perfecto para lanzarse a la aventura.

Mire, entre sábado y jueves sucedieron diversos acontecimientos relacionados con la sucesión de Miguel Barbosa Huerta, ya no en Casa Puebla, como era antes, porque el inmueble de Los Fuertes ha sido destinado para otros usos, en comunión con el estilo del presidente López Obrador, pero sí en Casa Aguayo.

El sábado vino el secretario de Gobernación del gobierno de la república, Adán Augusto López Hernández, a darle un espaldarazo a Ignacio Mier Velazco y de paso comerse un chile en nogada en La Noria. El domingo Javier Lozano Alarcón deslizó en redes sociales su destape. Entre martes y miércoles Genoveva Huerta Villegas y Francisco Fraile García anunciaron su incorporación a la puja en el PAN y, por lo tanto, en la virtual coalición opositora a Morena. Y el jueves, tanto Blanca Alcalá Ruiz como Enrique Doger Guerrero, quienes ya fueron candidatos en los comicios de 2016 y 2018, por el PRI, se negaron a descartarse, en ese viejo recurso que demanda ocultar el objetivo para esperar una mejor coyuntura. Juan Carlos Lastiri Quirós podría hacer lo propio en las próximas horas.

En menos de una semana se movieron circunstancias.

En Morena Ignacio Mier fue resucitado gracias al integrante del gabinete presidencial, frente al senador Alejandro Armenta Mier y el grupo de personajes que ha sido alentado por Miguel Barbosa para participar en el proceso de selección.

Quienes ya daban por descartado al coordinador de la bancada de Morena en la cámara de diputados volvieron a meterlo en la lista, quizá en la parte media o hasta atrás, según las filias y las fobias de cada observador, pero lo incluyeron de nuevo entre los eventuales precandidatos del partido oficial al gobierno del estado.

Entre los partidos de oposición las ganas de levantar la mano son proporcionales al peso electoral de cada uno de los partidos que, se presume, integrarán la coalición: PAN, PRI y PRD.

Revise usted:

Los panistas, que pertenecen a la principal fuerza opositora en el estado, dicen “sí, yo quiero”.

Los priistas, que atraviesan por momentos de agonía tras una hegemonía que duró ocho décadas en Puebla, insisten con el ambiguo “ni me encarto, ni me descarto”.

Los perredistas, en el sótano de las preferencias electorales desde siempre, ni se asoman.

No obstante, incluso así, la efervescencia por sumarse a un camino que llevaba como único ocupante al presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, ha ganado.

Genoveva Huerta, Javier Lozano y Francisco Fraile son tres panistas ajenos al grupo que tiene las riendas del partido blanquiazul en el estado y los tres han sido marginados –unos más que otros—de las decisiones que se han tomado a partir del arribo de Augusta Díaz de Rivera a la presidencia del Comité Directivo Estatal.

Ese es el punto que tienen en común y justo en ese contexto se puede entender por qué han decidido hacer públicas las presuntas aspiraciones. Quizá algunos solo quieren ser considerados dentro de los espacios de poder que no les han sido abiertos. Otros, probablemente, tienen una meta real en la contienda.

Sin importar por ahora hasta dónde llegue cada uno después de haberse lanzado al ruedo, lo que hay que subrayar es el momento político que atraviesa el estado, inusual, en donde ha sido el propio gobernador al que se quiere relevar el que ha dado el banderazo para los competidores, todos, incluidos los de la oposición.

Twitter: @jorgerdzc

Si por un instante ha coqueteado usted con la idea de ser candidato a gobernador en la contienda electoral de 2024, para la que falta poco menos de dos años, anímese, cite a una conferencia de prensa y anúncielo, pues los hechos ocurridos esta semana parecen indicar que es el momento perfecto para lanzarse a la aventura.

Mire, entre sábado y jueves sucedieron diversos acontecimientos relacionados con la sucesión de Miguel Barbosa Huerta, ya no en Casa Puebla, como era antes, porque el inmueble de Los Fuertes ha sido destinado para otros usos, en comunión con el estilo del presidente López Obrador, pero sí en Casa Aguayo.

El sábado vino el secretario de Gobernación del gobierno de la república, Adán Augusto López Hernández, a darle un espaldarazo a Ignacio Mier Velazco y de paso comerse un chile en nogada en La Noria. El domingo Javier Lozano Alarcón deslizó en redes sociales su destape. Entre martes y miércoles Genoveva Huerta Villegas y Francisco Fraile García anunciaron su incorporación a la puja en el PAN y, por lo tanto, en la virtual coalición opositora a Morena. Y el jueves, tanto Blanca Alcalá Ruiz como Enrique Doger Guerrero, quienes ya fueron candidatos en los comicios de 2016 y 2018, por el PRI, se negaron a descartarse, en ese viejo recurso que demanda ocultar el objetivo para esperar una mejor coyuntura. Juan Carlos Lastiri Quirós podría hacer lo propio en las próximas horas.

En menos de una semana se movieron circunstancias.

En Morena Ignacio Mier fue resucitado gracias al integrante del gabinete presidencial, frente al senador Alejandro Armenta Mier y el grupo de personajes que ha sido alentado por Miguel Barbosa para participar en el proceso de selección.

Quienes ya daban por descartado al coordinador de la bancada de Morena en la cámara de diputados volvieron a meterlo en la lista, quizá en la parte media o hasta atrás, según las filias y las fobias de cada observador, pero lo incluyeron de nuevo entre los eventuales precandidatos del partido oficial al gobierno del estado.

Entre los partidos de oposición las ganas de levantar la mano son proporcionales al peso electoral de cada uno de los partidos que, se presume, integrarán la coalición: PAN, PRI y PRD.

Revise usted:

Los panistas, que pertenecen a la principal fuerza opositora en el estado, dicen “sí, yo quiero”.

Los priistas, que atraviesan por momentos de agonía tras una hegemonía que duró ocho décadas en Puebla, insisten con el ambiguo “ni me encarto, ni me descarto”.

Los perredistas, en el sótano de las preferencias electorales desde siempre, ni se asoman.

No obstante, incluso así, la efervescencia por sumarse a un camino que llevaba como único ocupante al presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, ha ganado.

Genoveva Huerta, Javier Lozano y Francisco Fraile son tres panistas ajenos al grupo que tiene las riendas del partido blanquiazul en el estado y los tres han sido marginados –unos más que otros—de las decisiones que se han tomado a partir del arribo de Augusta Díaz de Rivera a la presidencia del Comité Directivo Estatal.

Ese es el punto que tienen en común y justo en ese contexto se puede entender por qué han decidido hacer públicas las presuntas aspiraciones. Quizá algunos solo quieren ser considerados dentro de los espacios de poder que no les han sido abiertos. Otros, probablemente, tienen una meta real en la contienda.

Sin importar por ahora hasta dónde llegue cada uno después de haberse lanzado al ruedo, lo que hay que subrayar es el momento político que atraviesa el estado, inusual, en donde ha sido el propio gobernador al que se quiere relevar el que ha dado el banderazo para los competidores, todos, incluidos los de la oposición.

Twitter: @jorgerdzc