/ miércoles 20 de marzo de 2024

Agua potable, tras una solución global

El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental, sin embargo, a pesar de su vital importancia, millones de personas en todo el mundo continúan enfrentando escasez de agua potable.

Este problema, exacerbado por el crecimiento demográfico, el cambio climático y la gestión inadecuada de recursos hídricos, requiere de políticas públicas efectivas a nivel global para su solución.

Es por ello que, en el marco del Día Mundial del Agua, a conmemorarse el próximo 22 de marzo, es importante reflexionar sobre estas problemáticas y, sobre todo, las acciones que se están implementando en diferentes partes del mundo para abordar este desafío.

Como lo mencionaba, la escasez de agua potable es un problema global que afecta a países desarrollados y en desarrollo por igual. Según datos de la ONU, al menos 2 mil 200 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a agua potable gestionada de manera segura, lo que representa un riesgo significativo para la salud pública y el desarrollo sostenible.

Esta crisis se ve agravada por una serie de factores, incluida la contaminación de fuentes de agua, la sobreexplotación de acuíferos y la falta de infraestructura adecuada para el suministro y tratamiento del agua.

Al respecto, un informe del Banco Mundial titulado “Reducir las desigualdades en el suministro de agua, saneamiento e higiene en la era de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, resalta que es preciso que los países cambien drásticamente el modo en que gestionan los recursos y prestan servicios clave, empezando por la mejora de los sistemas de asignación para asegurar que lleguen a los más necesitados y para hacer frente a las ineficiencias, de tal forma que se garantice que los servicios públicos sean sostenibles y eficaces.

En este sentido es que los gobiernos deben estructurar y emprender, desde diferentes trincheras, diversas políticas públicas como la gestión sostenible de recursos hídricos, inversión en infraestructura, educación y concientización, además de la cooperación internacional.

Es por ello que se debe promover la conservación y la eficiencia en el uso del agua. Esto incluye la implementación de tecnologías innovadoras para la recolección, tratamiento y distribución del agua, así como la promoción de prácticas agrícolas e industriales más sostenibles.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructura hídrica para garantizar el acceso equitativo al agua potable. Esto incluye la construcción de sistemas de distribución de agua, plantas de tratamiento de aguas residuales y sistemas de captación de agua de lluvia. Estas inversiones no solo mejoran el acceso al agua potable, sino que también generan empleo y estimulan el crecimiento económico.

Un ejemplo de ello lo podemos ver en Singapur, nación que ha implementado una estrategia integral para garantizar la seguridad hídrica, incluyendo la diversificación de fuentes de agua, la reutilización de aguas residuales tratadas y la inversión en tecnología para el tratamiento del agua. Estas políticas han permitido al país superar su escasez de agua potable y convertirse en un líder mundial en la gestión del agua.

Por su parte, Australia enfrentó una grave sequía en la década de 2000, lo que llevó a importantes reformas en la gestión de recursos hídricos. Estas reformas incluyeron la implementación de esquemas de asignación de agua basados en el mercado, la promoción de la eficiencia en el uso del agua y la inversión en infraestructura para la captación y almacenamiento de agua. Como resultado, Australia logró mejorar la gestión de sus recursos hídricos y construir una mayor resiliencia frente a la sequía.

Desde luego, las políticas públicas deben incluir programas de educación y concientización sobre la importancia del agua potable y la necesidad de conservar este recurso vital. Esto puede incluir campañas de sensibilización en escuelas, comunidades y medios de comunicación para promover el uso responsable del agua y la adopción de prácticas de conservación.

Al respecto, no puede escapar la importancia de tomar acción en nuestra nación, ya que no es para menos saber que en la Ciudad de México, el 26 por ciento de sus habitantes no cuentan con este servicio suficiente; en el norte, principalmente en Nuevo León, y en algunas partes del centro del país se sufre una grave sequía. En el ámbito estatal, datos de la CONAGUA señalan que 47% de los municipios de Puebla presentan sequía.

Es así que este Día Mundial del Agua es una ocasión importante para reflexionar sobre nuestro papel en la preservación y protección de este recurso vital, además de instar a los entes públicos a actuar a través de iniciativas de acceso equitativo al agua potable para contribuir de manera significativa a garantizar un suministro seguro y sostenible del vital líquido para las generaciones presentes y futuras.

El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental, sin embargo, a pesar de su vital importancia, millones de personas en todo el mundo continúan enfrentando escasez de agua potable.

Este problema, exacerbado por el crecimiento demográfico, el cambio climático y la gestión inadecuada de recursos hídricos, requiere de políticas públicas efectivas a nivel global para su solución.

Es por ello que, en el marco del Día Mundial del Agua, a conmemorarse el próximo 22 de marzo, es importante reflexionar sobre estas problemáticas y, sobre todo, las acciones que se están implementando en diferentes partes del mundo para abordar este desafío.

Como lo mencionaba, la escasez de agua potable es un problema global que afecta a países desarrollados y en desarrollo por igual. Según datos de la ONU, al menos 2 mil 200 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a agua potable gestionada de manera segura, lo que representa un riesgo significativo para la salud pública y el desarrollo sostenible.

Esta crisis se ve agravada por una serie de factores, incluida la contaminación de fuentes de agua, la sobreexplotación de acuíferos y la falta de infraestructura adecuada para el suministro y tratamiento del agua.

Al respecto, un informe del Banco Mundial titulado “Reducir las desigualdades en el suministro de agua, saneamiento e higiene en la era de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, resalta que es preciso que los países cambien drásticamente el modo en que gestionan los recursos y prestan servicios clave, empezando por la mejora de los sistemas de asignación para asegurar que lleguen a los más necesitados y para hacer frente a las ineficiencias, de tal forma que se garantice que los servicios públicos sean sostenibles y eficaces.

En este sentido es que los gobiernos deben estructurar y emprender, desde diferentes trincheras, diversas políticas públicas como la gestión sostenible de recursos hídricos, inversión en infraestructura, educación y concientización, además de la cooperación internacional.

Es por ello que se debe promover la conservación y la eficiencia en el uso del agua. Esto incluye la implementación de tecnologías innovadoras para la recolección, tratamiento y distribución del agua, así como la promoción de prácticas agrícolas e industriales más sostenibles.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructura hídrica para garantizar el acceso equitativo al agua potable. Esto incluye la construcción de sistemas de distribución de agua, plantas de tratamiento de aguas residuales y sistemas de captación de agua de lluvia. Estas inversiones no solo mejoran el acceso al agua potable, sino que también generan empleo y estimulan el crecimiento económico.

Un ejemplo de ello lo podemos ver en Singapur, nación que ha implementado una estrategia integral para garantizar la seguridad hídrica, incluyendo la diversificación de fuentes de agua, la reutilización de aguas residuales tratadas y la inversión en tecnología para el tratamiento del agua. Estas políticas han permitido al país superar su escasez de agua potable y convertirse en un líder mundial en la gestión del agua.

Por su parte, Australia enfrentó una grave sequía en la década de 2000, lo que llevó a importantes reformas en la gestión de recursos hídricos. Estas reformas incluyeron la implementación de esquemas de asignación de agua basados en el mercado, la promoción de la eficiencia en el uso del agua y la inversión en infraestructura para la captación y almacenamiento de agua. Como resultado, Australia logró mejorar la gestión de sus recursos hídricos y construir una mayor resiliencia frente a la sequía.

Desde luego, las políticas públicas deben incluir programas de educación y concientización sobre la importancia del agua potable y la necesidad de conservar este recurso vital. Esto puede incluir campañas de sensibilización en escuelas, comunidades y medios de comunicación para promover el uso responsable del agua y la adopción de prácticas de conservación.

Al respecto, no puede escapar la importancia de tomar acción en nuestra nación, ya que no es para menos saber que en la Ciudad de México, el 26 por ciento de sus habitantes no cuentan con este servicio suficiente; en el norte, principalmente en Nuevo León, y en algunas partes del centro del país se sufre una grave sequía. En el ámbito estatal, datos de la CONAGUA señalan que 47% de los municipios de Puebla presentan sequía.

Es así que este Día Mundial del Agua es una ocasión importante para reflexionar sobre nuestro papel en la preservación y protección de este recurso vital, además de instar a los entes públicos a actuar a través de iniciativas de acceso equitativo al agua potable para contribuir de manera significativa a garantizar un suministro seguro y sostenible del vital líquido para las generaciones presentes y futuras.