/ viernes 2 de agosto de 2019

Barbosa ratifica que irá tras los malosos del pasado

Luis Miguel Barbosa Huerta no defraudó.

El gobernador que proviene de una coalición de partidos opositora al régimen que sustituye usó sus apariciones públicas de estreno para advertir que investigará las cuentas de José Antonio Gali Fayad y Rafael Moreno Valle para buscar, encontrar y en su caso castigar las irregularidades que se cometieron con el dinero de los poblanos.

No apuntó a un villano en particular, pero no hizo falta.

Que lo dijera en sus dos discursos de arranque de gobierno, primero en el Congreso del Estado y luego en el Auditorio Metropolitano, frente a una multitud que lo seguía en redes sociales y medios de comunicación, fue suficiente para entender que así lo hará.

Mensajes similares expresó como aspirante, candidato y gobernador electo, pero el peso de un mandatario en funciones, en los discursos de presentación frente al pueblo al que se va a gobernar, les dio un énfasis distinto y muy superior a esas mismas palabras.

Barbosa ofreció un gobierno diferente a todo lo que se ha hecho en el pasado.

Dijo que no recurrirá a la venganza, al espionaje ni a la persecución, en clara referencia a lo que ocurrió durante el morenovallismo, pero apuntó que los poblanos necesitan saber la verdad sobre lo que sucedió en ese periodo y que esa verdad pasará por la aplicación de auditorías a los gobiernos anteriores.

“Que nadie me pida no ejecutar la ley contra quien resulte responsable de un hecho ilícito”, advirtió.

“En Puebla se construyó y puso en marcha una estrategia legislativa, jurídica y contable para llevar a cabo grandes inversiones, ocultarlas como deuda y ponerlas como obligaciones de pago, así como crear beneficios particulares rodeados de una enorme corrupción”, denunció.

El nuevo gobernador afirmó que hubo corrupción y describió el ‘modus operandi’ de los personajes perversos que lo hicieron.

Esas acusaciones, contundentes y claras, son las que permiten prever que se indagará en el pasado para proceder al armado de recursos administrativos que deriven en denuncias penales, aunque el principal responsable de todas esas fechorías ya no esté para recibir su castigo.

La deuda real del gobierno asciende a 44 mil millones de pesos, informó el gobernador en tono inquisitivo, entre pasivos laborales y créditos fiscales, así como los Proyectos de Prestación de Servicios y de Asociación Público Privada que sirvieron para materializar las magnas obras del morenovallismo.

Mientras Barbosa lanzaba condenas al pasado, a unos metros de él lucían desencajados algunos personajes que hoy se especializan en malabarismo y sumisión para tratar de enterrar sus otrora vínculos, afectivos, políticos y económicos, con el extinto Rafael Moreno Valle.

Ponerles nombre y rostro a los villanos del pasado habría servido para relajar a una gran mayoría de los ex colaboradores de Moreno Valle y Gali que manejaron recursos públicos en sus administraciones y que hoy no concilian el sueño ante la posibilidad de convertirse en blanco de las auditorías anunciadas.

Barbosa decidió no hacerlo así.

Optó por la advertencia general y prolongó la incertidumbre porque se continúa sin saber quién o quiénes serán objetos de investigación y de sanción.

Va de nuevo: Miguel Barbosa no defraudó.

Lo que sigue es aplicar la ley para castigar los abusos del pasado.

Bien.

Pero hay más.

El jefe del Ejecutivo que se estrenó ayer y su grupo de colaboradores deberán predicar con el ejemplo y respetar esa misma ley.

“Nunca más el poder como modelo de negocio y enriquecimiento”, expresó Barbosa en una parte de su discurso.

“En mi gobierno habrá cero corrupción y cero ‘moches’”, manifestó en otra, dirigiéndose a los empresarios.

Eso desean los poblanos, que los que llegan sean de verdad diferentes.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Luis Miguel Barbosa Huerta no defraudó.

El gobernador que proviene de una coalición de partidos opositora al régimen que sustituye usó sus apariciones públicas de estreno para advertir que investigará las cuentas de José Antonio Gali Fayad y Rafael Moreno Valle para buscar, encontrar y en su caso castigar las irregularidades que se cometieron con el dinero de los poblanos.

No apuntó a un villano en particular, pero no hizo falta.

Que lo dijera en sus dos discursos de arranque de gobierno, primero en el Congreso del Estado y luego en el Auditorio Metropolitano, frente a una multitud que lo seguía en redes sociales y medios de comunicación, fue suficiente para entender que así lo hará.

Mensajes similares expresó como aspirante, candidato y gobernador electo, pero el peso de un mandatario en funciones, en los discursos de presentación frente al pueblo al que se va a gobernar, les dio un énfasis distinto y muy superior a esas mismas palabras.

Barbosa ofreció un gobierno diferente a todo lo que se ha hecho en el pasado.

Dijo que no recurrirá a la venganza, al espionaje ni a la persecución, en clara referencia a lo que ocurrió durante el morenovallismo, pero apuntó que los poblanos necesitan saber la verdad sobre lo que sucedió en ese periodo y que esa verdad pasará por la aplicación de auditorías a los gobiernos anteriores.

“Que nadie me pida no ejecutar la ley contra quien resulte responsable de un hecho ilícito”, advirtió.

“En Puebla se construyó y puso en marcha una estrategia legislativa, jurídica y contable para llevar a cabo grandes inversiones, ocultarlas como deuda y ponerlas como obligaciones de pago, así como crear beneficios particulares rodeados de una enorme corrupción”, denunció.

El nuevo gobernador afirmó que hubo corrupción y describió el ‘modus operandi’ de los personajes perversos que lo hicieron.

Esas acusaciones, contundentes y claras, son las que permiten prever que se indagará en el pasado para proceder al armado de recursos administrativos que deriven en denuncias penales, aunque el principal responsable de todas esas fechorías ya no esté para recibir su castigo.

La deuda real del gobierno asciende a 44 mil millones de pesos, informó el gobernador en tono inquisitivo, entre pasivos laborales y créditos fiscales, así como los Proyectos de Prestación de Servicios y de Asociación Público Privada que sirvieron para materializar las magnas obras del morenovallismo.

Mientras Barbosa lanzaba condenas al pasado, a unos metros de él lucían desencajados algunos personajes que hoy se especializan en malabarismo y sumisión para tratar de enterrar sus otrora vínculos, afectivos, políticos y económicos, con el extinto Rafael Moreno Valle.

Ponerles nombre y rostro a los villanos del pasado habría servido para relajar a una gran mayoría de los ex colaboradores de Moreno Valle y Gali que manejaron recursos públicos en sus administraciones y que hoy no concilian el sueño ante la posibilidad de convertirse en blanco de las auditorías anunciadas.

Barbosa decidió no hacerlo así.

Optó por la advertencia general y prolongó la incertidumbre porque se continúa sin saber quién o quiénes serán objetos de investigación y de sanción.

Va de nuevo: Miguel Barbosa no defraudó.

Lo que sigue es aplicar la ley para castigar los abusos del pasado.

Bien.

Pero hay más.

El jefe del Ejecutivo que se estrenó ayer y su grupo de colaboradores deberán predicar con el ejemplo y respetar esa misma ley.

“Nunca más el poder como modelo de negocio y enriquecimiento”, expresó Barbosa en una parte de su discurso.

“En mi gobierno habrá cero corrupción y cero ‘moches’”, manifestó en otra, dirigiéndose a los empresarios.

Eso desean los poblanos, que los que llegan sean de verdad diferentes.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx