De volada ya pasaron 45 días de las campañas federales y 15 de las locales y el trabajo proselitista de los candidatos ha comenzado a permear entre el electorado, aunque se corre el riesgo que conforme avancen los días y elección del 2 de junio esté más cerca, comiencen a subir de tono la guerra sucia y entonces la gente se distraiga de lo que realmente es lo valioso y por ende podría perder el interés por ir a las urnas. ¡Ojalá no sea así!
Aunque los aspirantes a posiciones federales llevan más tiempo, hay una percepción generalizada de que han pasado de noche sus propuestas. Es más, en un sencillo ejercicio cuando al ciudadano le preguntan por los nombres de los candidatos a diputados federales o si conocen quienes son los candidatos al Senado, mencionan a otros personajes, los confunden en sus aspiraciones o de partido o de plano ni siquiera los conocen.
La atención la han acaparado los candidatos presidenciales. No hay duda que a quienes les interesa la política –que son menos de la mitad de la población- se han centrado en las campañas de quienes aspiran a gobernar el país. En las encuestas las menciones se las disputan Sheinbaum o Xóchitl. La lucha política-electoral está entre ellas dos, no hay más. En tanto que Maynez está más en el subconsciente colectivo por la pegajosa tonada de sus jingles –que hasta ponen en los antros- que por su imagen y menos por sus “propuestas”.
Con respecto a las campañas locales la situación no es tan diferente. La atención se ha centrado en los candidatos a la gubernatura de Puebla y ello significa que lo que ha pasado en el escenario poblano es un fiel reflejo de lo que pasa en la contienda federal.
Las y los poblanos ya tienen bien ubicados a los contendientes y en el orden alfabético así los mencionan los encuestados. Alejandro Armenta y Eduardo Rivera son nombres más posicionados, mientras que el del candidato del MC, Fernando Morales pocos lo conocen y si a eso le sumamos que en alguno de sus spots se encarga más de promover a su papá que a él mismo, pues ahí está el resultado.
Mientras que los candidatos a las alcaldías también viven ese mismo efecto. Por lo menos en la capital del Estado, los abanderados más posicionados son los que impulsan las 2 alianzas encabezadas por Morena y el PAN. Tanto Pepe Chedraui como Mario Riestra se han colocado en las charlas de las mesas de café, en las reuniones y encuentros de las y los poblanos en donde cada uno manifiesta su favoritismo por alguno de ellos, pero las porras están más o menos parejas.
Ahora bien, el otro pulso de las campañas se registra en el tracking diario, en el seguimiento en el terreno y suelo de cada demarcación. Y aunque no les guste a algunos de los candidatos, al final las empresas encuestadoras también traen sus números que son un reflejo del trabajo realizado en el campo de batalla por cada uno de los ejércitos en la contienda.
Si bien son varias las consultoras que han revelado sus encuestas y en ellas muestran que en este momento la tendencia y posicionamiento es para Morena y sus aliados como PT, Verde, Nueva Alianza y Fuerza por México, convendría saber -y eso deberían preguntar los candidatos o quienes pagan los sondeos- de ¿dónde salen los números que indican lo contrario?
Aquellos que contrataron encuestas deberían de exigir que les digan la verdad, que muestren que realizaron los levantamientos demoscópicos imparciales, en zonas aleatorias y con riguroso método porque se entiende que cada empresa favorezca o presente resultados positivos a sus clientes, pero aquellas que hacen el ejercicio sin compromiso de por medio, son quienes están dando las tendencias y esas son para Sheinbaum, Armenta, Pepe Chedraui y sus abanderados morenistas.
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