/ viernes 20 de abril de 2018

Cuatro contra uno, así el resumen anticipado del debate presidencial

Quien espere un debate de ideas, propuestas con fundamento y ofrecimientos propositivos para el encuentro de candidatos presidenciales que se realizará la noche del próximo domingo, sufrirá una profunda decepción.

Aquello que veremos en cadena nacional será la representación de hombres y mujeres de poder en busca de más poder, salidos a la arena política en la primera de tres importantísimas batallas, las otras dos se efectuarán el 20 de mayo y el 12 de junio, para batirse a duelo con sus rivales.

Como las propuestas serias y profundas no dan para entusiasmar al electorado, que en la guerra por el poder sirve de carne de cañón para la consecución de los objetivos políticos, el debate estará inundado de ataques y contraataques que serán encaminados a tratar de modificar las preferencias electorales que hoy tienen a un claro y lejano primer lugar.

¿Qué veremos entonces?

Una lluvia de descalificaciones en la que cuatro de los candidatos intentarán, a como dé lugar, escalar posiciones en el ánimo de los votantes, y el quinto de ellos pretenderá mantenerse en la cima e intacto.

¿Cómo actuarán esa noche los cinco aspirantes a la presidencia de la república?

Ricardo Anaya Cortés, de la coalición Por México al Frente, dirigirá todas sus baterías en contra de Andrés Manuel López Obrador, de la alianza Juntos Haremos Historia, y quizá se reserve algunas para la ex panista Margarita Zavala Gómez del Campo.

Anaya quiere convencer al país –y en una de esas al PRI—de que solo él es capaz de derrotar al tabasqueño.

José Antonio Meade Kuribreña, de Todos por México, se enfocará en López Obrador y Anaya.

El priista y sus padrinos apostados en Los Pinos aún sueñan con ganar la elección presidencial, pero antes tienen que llegar al segundo lugar que tanto se le ha negado al ex secretario de Hacienda.

Por eso los blancos de sus ataques serán el morenista, que está en primer sitio, y el panista, que está en segundo.

Zavala Gómez del Campo, por su parte, distribuirá el arsenal entre López Obrador, Anaya y Meade, para disimular un poco su verdadera función en esta contienda electoral.

Al final, la mayor de sus embestidas será contra el queretano.

Anaya y el PAN son la meta de Zavala y su esposo, Felipe Calderón Hinojosa, aliado, a su vez, del presidente Enrique Peña Nieto.

Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, dirigirá ese lenguaje florido que le caracteriza para tratar de mermar a López Obrador.

El gobernador con licencia de Nuevo León tiene una encomienda parecida a la de Margarita, restar puntos porcentuales a los enemigos del PRI, pero que lleva como destinatario al tabasqueño.

Por último está el caso de Andrés Manuel.

El tres veces candidato presidencial llegará al debate con una bandera de paz que guardará debajo de su mesa una vez que padezca la cascada de descalificaciones que habrá en su contra.

Como todo candidato puntero, tendrá la misión de conservarse en el sitio de privilegio que hoy ocupa.

En unas primeras intervenciones se dedicará a esquivar las lanzas de sus enemigos, tal vez sin responder, pero después de tanta insistencia se verá obligado a reaccionar de la misma forma, para mostrarle a sus seguidores que es digno de su valiosa simpatía.

Así transcurrirán dos horas de debate.

¿Qué pasará después?

Nada trascendental en términos de movilidad en intención de voto.

A menos que sucedan uno o varios episodios verdaderamente sorpresivos, impensables en estos momentos, las preferencias se mantendrán en el mismo sitio.

Como sea, será un relevante ejercicio de confrontación política, celebrado entre tres personajes que aspiran a gobernar este país y dos que actúan de relleno, que hay que ver.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Quien espere un debate de ideas, propuestas con fundamento y ofrecimientos propositivos para el encuentro de candidatos presidenciales que se realizará la noche del próximo domingo, sufrirá una profunda decepción.

Aquello que veremos en cadena nacional será la representación de hombres y mujeres de poder en busca de más poder, salidos a la arena política en la primera de tres importantísimas batallas, las otras dos se efectuarán el 20 de mayo y el 12 de junio, para batirse a duelo con sus rivales.

Como las propuestas serias y profundas no dan para entusiasmar al electorado, que en la guerra por el poder sirve de carne de cañón para la consecución de los objetivos políticos, el debate estará inundado de ataques y contraataques que serán encaminados a tratar de modificar las preferencias electorales que hoy tienen a un claro y lejano primer lugar.

¿Qué veremos entonces?

Una lluvia de descalificaciones en la que cuatro de los candidatos intentarán, a como dé lugar, escalar posiciones en el ánimo de los votantes, y el quinto de ellos pretenderá mantenerse en la cima e intacto.

¿Cómo actuarán esa noche los cinco aspirantes a la presidencia de la república?

Ricardo Anaya Cortés, de la coalición Por México al Frente, dirigirá todas sus baterías en contra de Andrés Manuel López Obrador, de la alianza Juntos Haremos Historia, y quizá se reserve algunas para la ex panista Margarita Zavala Gómez del Campo.

Anaya quiere convencer al país –y en una de esas al PRI—de que solo él es capaz de derrotar al tabasqueño.

José Antonio Meade Kuribreña, de Todos por México, se enfocará en López Obrador y Anaya.

El priista y sus padrinos apostados en Los Pinos aún sueñan con ganar la elección presidencial, pero antes tienen que llegar al segundo lugar que tanto se le ha negado al ex secretario de Hacienda.

Por eso los blancos de sus ataques serán el morenista, que está en primer sitio, y el panista, que está en segundo.

Zavala Gómez del Campo, por su parte, distribuirá el arsenal entre López Obrador, Anaya y Meade, para disimular un poco su verdadera función en esta contienda electoral.

Al final, la mayor de sus embestidas será contra el queretano.

Anaya y el PAN son la meta de Zavala y su esposo, Felipe Calderón Hinojosa, aliado, a su vez, del presidente Enrique Peña Nieto.

Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, dirigirá ese lenguaje florido que le caracteriza para tratar de mermar a López Obrador.

El gobernador con licencia de Nuevo León tiene una encomienda parecida a la de Margarita, restar puntos porcentuales a los enemigos del PRI, pero que lleva como destinatario al tabasqueño.

Por último está el caso de Andrés Manuel.

El tres veces candidato presidencial llegará al debate con una bandera de paz que guardará debajo de su mesa una vez que padezca la cascada de descalificaciones que habrá en su contra.

Como todo candidato puntero, tendrá la misión de conservarse en el sitio de privilegio que hoy ocupa.

En unas primeras intervenciones se dedicará a esquivar las lanzas de sus enemigos, tal vez sin responder, pero después de tanta insistencia se verá obligado a reaccionar de la misma forma, para mostrarle a sus seguidores que es digno de su valiosa simpatía.

Así transcurrirán dos horas de debate.

¿Qué pasará después?

Nada trascendental en términos de movilidad en intención de voto.

A menos que sucedan uno o varios episodios verdaderamente sorpresivos, impensables en estos momentos, las preferencias se mantendrán en el mismo sitio.

Como sea, será un relevante ejercicio de confrontación política, celebrado entre tres personajes que aspiran a gobernar este país y dos que actúan de relleno, que hay que ver.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx