/ martes 30 de enero de 2024

Cúpula | Frente al Holocausto mexicano, el negacionismo

La nota del lunes 29 fue el intercambio de argumentos que sostuvieron el presidente López Obrador y el periodista Jorge Ramos en el marco de la conferencia matutina. Cada vez que ocurre una intervención de ese tipo se desborda la efervescencia en el recinto de Palacio Nacional.

El consumado periodista Rafael Cardona tiene una frase que se hace obligado retomar: “cuando se quiere competir contra la realidad, la realidad siempre gana”.

Esto es lo que sucede cuando se quieren maquillar las cifras, negar la dimensión de una catástrofe humanitaria que no tiene precedente y refutar miles de homicidios y otros tantos miles de desaparecidos en todo el país.

El mandatario federal arremetió contra la situación que padece Estados Unidos donde se registran altos índices de homicidios. Esto se debe a la proliferación y venta de armas que impulsa la ‘National Rifle Association of America’, la organización que dirigen los fabricantes de armas.

Efectivamente en el país vecino se registran frecuentes balaceras. Jorge Ramos debió responder con las enormes diferencias entre una y otra violencia.

Por ejemplo, en ese país no existe el fenómeno de miles desaparecidos, ni las decenas de colectivos de madres buscadoras que tienen que salir a lejanos parajes a buscar con sus propias manos los restos de sus hijos.

En Estados Unidos tampoco hay poblaciones que son sometidas por el ataque de explosivos lanzados desde drones; ni tampoco hay grupos de niños que son armados para defender sus comunidades.

Los agricultores de la Unión Americana no son extorsionados, ni obligados a subir el costo de sus productos para pagar las narco-cuotas que exige el crimen organizado.

En sus carreteras cualquier ciudadano o transportista puede atravesar todo el país sin que lo asalten, le disparen y le quiten la carga o incluso le arrebaten la vida.

Esas son solo algunas diferencias entre la violencia que padecen México y Estados Unidos.

En Cúpula nos hemos referido a esta etapa como el Holocausto Mexicano.

Durante la Segunda Guerra mundial el pueblo judío enfrentó un holocausto; en estos días de 2023 y 2024 el pueblo palestino está sometido a otro holocausto.

Desde que Felipe Calderón emprendió la falsa guerra contra el crimen organizado inició el Holocausto mexicano, mismo que continuó con Enrique Peña Nieto. Estamos ante un desastre nacional que se agudizó con la estrategia de “Abrazos, no balazos” de López Obrador y la designación de narco gobernadores como Cuauhtémoc Blanco, Cuitláhuac García Jiménez o Evelyn Salgado Pineda.

Sin embargo frente a los hechos, ante el clamor de una nación que exige una verdadera estrategia de seguridad continúa la necedad de continuar por la misma de línea de solapar la narcopolítica y a sus protagonistas.

En meses recientes apareció otra actitud oficial que se resume en un señalamiento concreto: “desaparecer a los desaparecidos”, lo que constituye un crimen de Lesa Humanidad. Borrar del registro nacional o dar por “localizados” a quienes nunca aparecieron. Aberraciones que ni siquiera Calderón se atrevió a cometer.

El Holocausto mexicano llega al grado de pretender desaparecer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), como recientemente lo expuso su titular. Buscan esfumar las acusaciones contra los excesos de la militarización.

Estos son los argumentos que Jorge Ramos omitió en su intervención. Debió prepararse mejor para enfrentar la demagogia ya conocida de “nosotros tenemos otros datos”.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com

La nota del lunes 29 fue el intercambio de argumentos que sostuvieron el presidente López Obrador y el periodista Jorge Ramos en el marco de la conferencia matutina. Cada vez que ocurre una intervención de ese tipo se desborda la efervescencia en el recinto de Palacio Nacional.

El consumado periodista Rafael Cardona tiene una frase que se hace obligado retomar: “cuando se quiere competir contra la realidad, la realidad siempre gana”.

Esto es lo que sucede cuando se quieren maquillar las cifras, negar la dimensión de una catástrofe humanitaria que no tiene precedente y refutar miles de homicidios y otros tantos miles de desaparecidos en todo el país.

El mandatario federal arremetió contra la situación que padece Estados Unidos donde se registran altos índices de homicidios. Esto se debe a la proliferación y venta de armas que impulsa la ‘National Rifle Association of America’, la organización que dirigen los fabricantes de armas.

Efectivamente en el país vecino se registran frecuentes balaceras. Jorge Ramos debió responder con las enormes diferencias entre una y otra violencia.

Por ejemplo, en ese país no existe el fenómeno de miles desaparecidos, ni las decenas de colectivos de madres buscadoras que tienen que salir a lejanos parajes a buscar con sus propias manos los restos de sus hijos.

En Estados Unidos tampoco hay poblaciones que son sometidas por el ataque de explosivos lanzados desde drones; ni tampoco hay grupos de niños que son armados para defender sus comunidades.

Los agricultores de la Unión Americana no son extorsionados, ni obligados a subir el costo de sus productos para pagar las narco-cuotas que exige el crimen organizado.

En sus carreteras cualquier ciudadano o transportista puede atravesar todo el país sin que lo asalten, le disparen y le quiten la carga o incluso le arrebaten la vida.

Esas son solo algunas diferencias entre la violencia que padecen México y Estados Unidos.

En Cúpula nos hemos referido a esta etapa como el Holocausto Mexicano.

Durante la Segunda Guerra mundial el pueblo judío enfrentó un holocausto; en estos días de 2023 y 2024 el pueblo palestino está sometido a otro holocausto.

Desde que Felipe Calderón emprendió la falsa guerra contra el crimen organizado inició el Holocausto mexicano, mismo que continuó con Enrique Peña Nieto. Estamos ante un desastre nacional que se agudizó con la estrategia de “Abrazos, no balazos” de López Obrador y la designación de narco gobernadores como Cuauhtémoc Blanco, Cuitláhuac García Jiménez o Evelyn Salgado Pineda.

Sin embargo frente a los hechos, ante el clamor de una nación que exige una verdadera estrategia de seguridad continúa la necedad de continuar por la misma de línea de solapar la narcopolítica y a sus protagonistas.

En meses recientes apareció otra actitud oficial que se resume en un señalamiento concreto: “desaparecer a los desaparecidos”, lo que constituye un crimen de Lesa Humanidad. Borrar del registro nacional o dar por “localizados” a quienes nunca aparecieron. Aberraciones que ni siquiera Calderón se atrevió a cometer.

El Holocausto mexicano llega al grado de pretender desaparecer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), como recientemente lo expuso su titular. Buscan esfumar las acusaciones contra los excesos de la militarización.

Estos son los argumentos que Jorge Ramos omitió en su intervención. Debió prepararse mejor para enfrentar la demagogia ya conocida de “nosotros tenemos otros datos”.

X @CupulaPuebla

cupula99@yahoo.com