/ miércoles 9 de enero de 2019

El panismo tradicional busca la supervivencia

La división natural entre grupos del PAN que ha provocado la muerte de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle registró un hecho importante este martes, cuando panistas de los llamados tradicionales, de extrema derecha o yunques, sostuvieron una reunión privada para comenzar a organizar su participación en la toma de decisiones políticas que se avecinan.

Al menos trece de los liderazgos que dominaban al partido en la era previa a Moreno Valle se juntaron para platicar sobre los asuntos públicos del momento en un salón del Hotel MM Grand, el mismo que usted recordará como escenario de aquella batalla poselectoral de morenistas contra morenovallistas ocurrida dos días después de los comicios del primer domingo de julio.

Los participantes en el cónclave tienen como propósito influir en la definición del gobernador interino en un primer paso, pero principalmente aspiran a conseguir que uno de ellos se convierta en candidato una vez que se cumplan los plazos constitucionales y las autoridades electorales convoquen a la contienda extraordinaria.

La reunión se llevó a cabo a partir de las seis de la tarde y concluyó poco después de las ocho de la noche, con la encomienda central de buscar al dirigente nacional del partido, Marko Cortés Mendoza, para hacerle saber sus puntos de vista en torno a los sucesos que se desencadenaron con la caía del helicóptero Agusta en que viajaban la gobernadora y el senador.

Entre los asistentes a esa reunión de panistas notables estuvieron el expresidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, así como Juan Carlos Mondragón Quintana, Pablo Rodríguez Regordosa, David Cuautli Jiménez, Marcos Castro Martínez y Francisco Fraile García.

Agregue a Humberto Aguilar Coronado, actual director general de la Fundación Rafael Preciado, del CEN; al presidente municipal en funciones de Atlixco, Guillermo Velázquez Gutiérrez, y a la exdiputada federal Blanca Jiménez Castillo.

También llegaron Roberto Grajales Espina, José Luis Galeazzi Berra, Juan Carlos Espina von Roehrich y Fernando Zarur, quien cerrara como síndico municipal en la gestión de Luis Banck Serrato.

Como verá, la causa congregó a detractores y aliados en vida de Moreno Valle.

Con el senador fallecido, sin gobernadora y en una fase de crisis en que los integrantes de la burbuja morenovallista aíslan a los demás de su plan de control de daños y reagrupación, los panistas “puros” parecen haber olvidado rencillas para hacer labor política por su cuenta, más o menos cohesionados, en un claro intento de supervivencia.

Testigos de la plática compartieron al reportero que esta se desarrolló en un ambiente propositivo, sin descalificaciones para nadie, ni para los morenovallistas ausentes; que Pablo Rodríguez asumió un rol protagónico y que varios de los oradores coincidieron en expresar que deben influir para proponer al mandatario interino y, después, al próximo candidato a gobernador.

“Todos tenemos trayectoria y todos podemos ser tomados en cuenta. Así que nadie se descarte”, afirmaron.

Lo que sigue es concretar una reunión con Marko Cortés para convencerlo acerca de las conveniencias de dejar al PAN en manos del “verdadero” panismo.

Nada fácil.

Ya sea que puedan lograrlo o no, este esfuerzo de aparente unidad, vinculado a un origen político en común, confirma la existencia de dos grandes bloques al interior del PAN.

El otro es el morenovallista, como ya se ha expuesto, que cuenta entre sus herramientas de presión las alianzas tejidas por el exgobernador con personajes de otros estados de la república, como los mandatarios emanados del PAN.

Ambos bloques tratarán de poner candidato a gobernador para ir a una guerra electoral que, dado el contexto nacional, con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y Morena en la cima del poder, podría estar perdida por anticipado.


@jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

La división natural entre grupos del PAN que ha provocado la muerte de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle registró un hecho importante este martes, cuando panistas de los llamados tradicionales, de extrema derecha o yunques, sostuvieron una reunión privada para comenzar a organizar su participación en la toma de decisiones políticas que se avecinan.

Al menos trece de los liderazgos que dominaban al partido en la era previa a Moreno Valle se juntaron para platicar sobre los asuntos públicos del momento en un salón del Hotel MM Grand, el mismo que usted recordará como escenario de aquella batalla poselectoral de morenistas contra morenovallistas ocurrida dos días después de los comicios del primer domingo de julio.

Los participantes en el cónclave tienen como propósito influir en la definición del gobernador interino en un primer paso, pero principalmente aspiran a conseguir que uno de ellos se convierta en candidato una vez que se cumplan los plazos constitucionales y las autoridades electorales convoquen a la contienda extraordinaria.

La reunión se llevó a cabo a partir de las seis de la tarde y concluyó poco después de las ocho de la noche, con la encomienda central de buscar al dirigente nacional del partido, Marko Cortés Mendoza, para hacerle saber sus puntos de vista en torno a los sucesos que se desencadenaron con la caía del helicóptero Agusta en que viajaban la gobernadora y el senador.

Entre los asistentes a esa reunión de panistas notables estuvieron el expresidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, así como Juan Carlos Mondragón Quintana, Pablo Rodríguez Regordosa, David Cuautli Jiménez, Marcos Castro Martínez y Francisco Fraile García.

Agregue a Humberto Aguilar Coronado, actual director general de la Fundación Rafael Preciado, del CEN; al presidente municipal en funciones de Atlixco, Guillermo Velázquez Gutiérrez, y a la exdiputada federal Blanca Jiménez Castillo.

También llegaron Roberto Grajales Espina, José Luis Galeazzi Berra, Juan Carlos Espina von Roehrich y Fernando Zarur, quien cerrara como síndico municipal en la gestión de Luis Banck Serrato.

Como verá, la causa congregó a detractores y aliados en vida de Moreno Valle.

Con el senador fallecido, sin gobernadora y en una fase de crisis en que los integrantes de la burbuja morenovallista aíslan a los demás de su plan de control de daños y reagrupación, los panistas “puros” parecen haber olvidado rencillas para hacer labor política por su cuenta, más o menos cohesionados, en un claro intento de supervivencia.

Testigos de la plática compartieron al reportero que esta se desarrolló en un ambiente propositivo, sin descalificaciones para nadie, ni para los morenovallistas ausentes; que Pablo Rodríguez asumió un rol protagónico y que varios de los oradores coincidieron en expresar que deben influir para proponer al mandatario interino y, después, al próximo candidato a gobernador.

“Todos tenemos trayectoria y todos podemos ser tomados en cuenta. Así que nadie se descarte”, afirmaron.

Lo que sigue es concretar una reunión con Marko Cortés para convencerlo acerca de las conveniencias de dejar al PAN en manos del “verdadero” panismo.

Nada fácil.

Ya sea que puedan lograrlo o no, este esfuerzo de aparente unidad, vinculado a un origen político en común, confirma la existencia de dos grandes bloques al interior del PAN.

El otro es el morenovallista, como ya se ha expuesto, que cuenta entre sus herramientas de presión las alianzas tejidas por el exgobernador con personajes de otros estados de la república, como los mandatarios emanados del PAN.

Ambos bloques tratarán de poner candidato a gobernador para ir a una guerra electoral que, dado el contexto nacional, con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y Morena en la cima del poder, podría estar perdida por anticipado.


@jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx