/ miércoles 8 de abril de 2020

El populismo manda en la lucha contra la pandemia

La más reciente encuesta nacional de Consulta Mitofsky revela parte de los motivos que llevaron a Andrés Manuel López Obrador a priorizar la inversión pública y el asistencialismo por encima de los incentivos fiscales que demanda el sector empresarial en el plan de emergencia económica que presentó el domingo, y que decepcionó a los integrantes de la iniciativa privada.

El presidente no eligió la mejor ruta para el país en medio de la tormenta económica que se avecina, sino aquella que la mayoría de los mexicanos cree que es la correcta y que, por tanto, le permitirá salir de la crisis por la pandemia con menos golpes y abolladuras en su preciada popularidad.

Así, López Obrador apostó por las herramientas políticas de siempre: la demagogia y el populismo, en un claro empeño por mantener el respaldo social de las clases más desfavorecidas del país, que son las más.

En lugar de irse por la aprobación de un paquete fiscal que contribuyera a la preservación de los empleos formales y evitara el inminente cierre de empresas, como han hecho mandatarios de otras naciones en el mundo, el tabasqueño prefirió convertirse en el gran dador de recursos públicos para ayudar, de manera directa y casi personal, a través del ejército de operadores con que cuenta el gobierno de la república, a los más pobres.

El remedio elegido por López Obrador funcionará solo como un paliativo, pero, ante el desconocimiento de las masas, que aún cargan en la memoria décadas de abusos de la clase gobernante anterior a Morena y adoran los recursos retóricos del presidente, le servirá para seguir diciendo al pueblo lo que quiere oír, puras noticias optimistas, aunque sean falsas.

Con esto, el huésped de Palacio Nacional, el personaje más avezado del país en estrategias de comunicación política a nivel interpersonal, pretende conservar la aprobación de la gente y, sobre todo, la posibilidad de retener la gran mayoría de los triunfos para su partido, Morena, en las elecciones intermedias del próximo año.

Ahí está la clave, y Consulta Mitofsky ayuda a entenderlo.

En la novena encuesta nacional sobre el coronavirus en México, que se difundió este martes, la empresa de Roy Campos hizo una pregunta que puede dar claridad a las razones (siempre políticas) que condujeron a López Obrador a tomar el camino elegido.

“Aunque las dos cosas son importantes, ¿a qué se debería poner más importancia?”, preguntó la encuesta, antes de exponer las únicas dos posibles respuestas: “Dar más recursos directos a las personas para ayudarlas a recuperarse” y “Dar más recursos a las empresas para mantener empleos”.

El 43.1 por ciento de los consultados (la mayoría) escogió dar recursos directos a las personas, contra 38.1 por ciento (la minoría) que optó por ayudar a las empresas y un 18.8 por ciento que no supo qué contestar o no contestó.

La encuesta, que fue levantada del 3 al 5 de abril, antes del mensaje de López Obrador, es elocuente. El presidente debió tener información muy parecida a la hora de trazar su plan de emergencia económica. Con los datos en la mano, se decantó por los analgésicos en vez de la intervención quirúrgica, que, aunque dolorosa y riesgosa, llevaría al enfermo, en este caso el país, a mejores resultados.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

La más reciente encuesta nacional de Consulta Mitofsky revela parte de los motivos que llevaron a Andrés Manuel López Obrador a priorizar la inversión pública y el asistencialismo por encima de los incentivos fiscales que demanda el sector empresarial en el plan de emergencia económica que presentó el domingo, y que decepcionó a los integrantes de la iniciativa privada.

El presidente no eligió la mejor ruta para el país en medio de la tormenta económica que se avecina, sino aquella que la mayoría de los mexicanos cree que es la correcta y que, por tanto, le permitirá salir de la crisis por la pandemia con menos golpes y abolladuras en su preciada popularidad.

Así, López Obrador apostó por las herramientas políticas de siempre: la demagogia y el populismo, en un claro empeño por mantener el respaldo social de las clases más desfavorecidas del país, que son las más.

En lugar de irse por la aprobación de un paquete fiscal que contribuyera a la preservación de los empleos formales y evitara el inminente cierre de empresas, como han hecho mandatarios de otras naciones en el mundo, el tabasqueño prefirió convertirse en el gran dador de recursos públicos para ayudar, de manera directa y casi personal, a través del ejército de operadores con que cuenta el gobierno de la república, a los más pobres.

El remedio elegido por López Obrador funcionará solo como un paliativo, pero, ante el desconocimiento de las masas, que aún cargan en la memoria décadas de abusos de la clase gobernante anterior a Morena y adoran los recursos retóricos del presidente, le servirá para seguir diciendo al pueblo lo que quiere oír, puras noticias optimistas, aunque sean falsas.

Con esto, el huésped de Palacio Nacional, el personaje más avezado del país en estrategias de comunicación política a nivel interpersonal, pretende conservar la aprobación de la gente y, sobre todo, la posibilidad de retener la gran mayoría de los triunfos para su partido, Morena, en las elecciones intermedias del próximo año.

Ahí está la clave, y Consulta Mitofsky ayuda a entenderlo.

En la novena encuesta nacional sobre el coronavirus en México, que se difundió este martes, la empresa de Roy Campos hizo una pregunta que puede dar claridad a las razones (siempre políticas) que condujeron a López Obrador a tomar el camino elegido.

“Aunque las dos cosas son importantes, ¿a qué se debería poner más importancia?”, preguntó la encuesta, antes de exponer las únicas dos posibles respuestas: “Dar más recursos directos a las personas para ayudarlas a recuperarse” y “Dar más recursos a las empresas para mantener empleos”.

El 43.1 por ciento de los consultados (la mayoría) escogió dar recursos directos a las personas, contra 38.1 por ciento (la minoría) que optó por ayudar a las empresas y un 18.8 por ciento que no supo qué contestar o no contestó.

La encuesta, que fue levantada del 3 al 5 de abril, antes del mensaje de López Obrador, es elocuente. El presidente debió tener información muy parecida a la hora de trazar su plan de emergencia económica. Con los datos en la mano, se decantó por los analgésicos en vez de la intervención quirúrgica, que, aunque dolorosa y riesgosa, llevaría al enfermo, en este caso el país, a mejores resultados.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx