/ miércoles 17 de marzo de 2021

El próximo rector (o rectora) de la BUAP

La sucesión en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla estará marcada por el pleito político-jurídico que sostienen el gobernador Miguel Barbosa Huerta y el rector Alfonso Esparza Ortiz, lo que llevará a elegir un perfil seleccionado de manera quirúrgica para evitar las suspicacias que conduzcan al choque de fuerzas y la inestabilidad en el paso de una administración universitaria a otra.

Hasta antes del surgimiento de las hostilidades, Oscar Gilbón Rosete, quien ha sido contralor y tesorero de la universidad, además de profesor e investigador, se perfilaba como candidato natural de Esparza para concretar el relevo que se dará en octubre de este año, cuando concluya su segundo y último periodo de gestión.

Las características del nuevo contexto político, sin embargo, ese que tuvo su punto de partida en público con un Barbosa apostado en el zócalo de la ciudad de Puebla para conversar con aspirantes rechazados de la universidad, en agosto de 2019, jugaron en contra de Gilbón, quien como candidato a rector se convertiría, o se podría convertir, en blanco de las descalificaciones del mandatario estatal por su clara cercanía con Esparza.

Como subsecretario primero y como secretario después, en ambos casos de Gobernación, David Méndez Márquez encabezó la intentona más visible del gobierno de Barbosa para infiltrar a la máxima casa de estudios con el propósito de armar un bloque competitivo que pudiera pelear la rectoría en el proceso electoral que se avecina.

De la mano de Jorge Méndez Spínola, su padre, así como de Nicéforo Rodríguez Gaytán, a quien llevó a la nómina como subsecretario de Gobernación, el ahora aspirante a diputado local pensó que bastaría con reclutar viejas glorias de una etapa oscura universitaria para tomar por asalto a la institución e imponerse sin contratiempos en la rectoría.

El plan en sí mismo reflejaba una inmensa ingenuidad y la falta de conocimiento sobre la conducción actual de la política universitaria.

Por supuesto, falló, tanto que hoy es un personaje defenestrado del olimpo barbosista.

Frente al fracaso de su entonces colaborador, el huésped de Casa Aguayo tomó otras vías para tratar de alcanzar ese objetivo, pero sin conseguir el éxito deseado.

Dada la cercanía del proceso de sucesión de rector en la BUAP, hoy se ve más que complicado que el mandatario pueda tener injerencia a través de un candidato (o candidata) que responda a sus intereses y que obtenga el triunfo en las urnas, por encima de los perfiles que han trabajado de manera previa para disputar la preciada posición.

Aun así, si lo desea, Barbosa tiene los recursos políticos y jurídicos necesarios para impedir que el cambio de una administración central a otra se lleve a cabo de manera tersa, sin sobresaltos.

Ese amago constante y la persistencia de las hostilidades en la relación del jefe del Poder Ejecutivo con el máximo responsable de la universidad son las condiciones que marcarán el perfil del personaje, ya sea hombre o mujer, que elegirá la comunidad universitaria como nuevo rector en los comicios de septiembre.

Varios nombres se han mencionado ya, entre ellos el de Rosa Isela Ávalos Méndez, Francisco Vélez Pliego, María Lilia Cedillo Ramírez, José Carlos Bernal Suárez, Guadalupe Grajales y Porras y el referido Oscar Gilbón Rosete.

Seguro habrá más en los meses por venir, pero, en lugar de nombres, piense en rasgos personales.

Las circunstancias demandan una persona que no haya trabajado directamente con el rector Alfonso Esparza, pero que tenga experiencia en el manejo administrativo, que posea un sobresaliente desempeño académico y que, muy probablemente, sea una mujer.

Revise usted antecedentes y comience a deshojar la margarita.

Por vía de mientras, pasados los plazos legales para que renunciaran al servicio público los aspirantes a puestos de elección popular que buscan contender por una diputación o presidencia municipal el próximo 6 de junio, se han despejado las dudas en torno al futuro inmediato de Esparza.

El rector no partió hacia esos comicios.

Decidió quedarse, entre otras cosas, para conducir su propia sucesión.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

La sucesión en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla estará marcada por el pleito político-jurídico que sostienen el gobernador Miguel Barbosa Huerta y el rector Alfonso Esparza Ortiz, lo que llevará a elegir un perfil seleccionado de manera quirúrgica para evitar las suspicacias que conduzcan al choque de fuerzas y la inestabilidad en el paso de una administración universitaria a otra.

Hasta antes del surgimiento de las hostilidades, Oscar Gilbón Rosete, quien ha sido contralor y tesorero de la universidad, además de profesor e investigador, se perfilaba como candidato natural de Esparza para concretar el relevo que se dará en octubre de este año, cuando concluya su segundo y último periodo de gestión.

Las características del nuevo contexto político, sin embargo, ese que tuvo su punto de partida en público con un Barbosa apostado en el zócalo de la ciudad de Puebla para conversar con aspirantes rechazados de la universidad, en agosto de 2019, jugaron en contra de Gilbón, quien como candidato a rector se convertiría, o se podría convertir, en blanco de las descalificaciones del mandatario estatal por su clara cercanía con Esparza.

Como subsecretario primero y como secretario después, en ambos casos de Gobernación, David Méndez Márquez encabezó la intentona más visible del gobierno de Barbosa para infiltrar a la máxima casa de estudios con el propósito de armar un bloque competitivo que pudiera pelear la rectoría en el proceso electoral que se avecina.

De la mano de Jorge Méndez Spínola, su padre, así como de Nicéforo Rodríguez Gaytán, a quien llevó a la nómina como subsecretario de Gobernación, el ahora aspirante a diputado local pensó que bastaría con reclutar viejas glorias de una etapa oscura universitaria para tomar por asalto a la institución e imponerse sin contratiempos en la rectoría.

El plan en sí mismo reflejaba una inmensa ingenuidad y la falta de conocimiento sobre la conducción actual de la política universitaria.

Por supuesto, falló, tanto que hoy es un personaje defenestrado del olimpo barbosista.

Frente al fracaso de su entonces colaborador, el huésped de Casa Aguayo tomó otras vías para tratar de alcanzar ese objetivo, pero sin conseguir el éxito deseado.

Dada la cercanía del proceso de sucesión de rector en la BUAP, hoy se ve más que complicado que el mandatario pueda tener injerencia a través de un candidato (o candidata) que responda a sus intereses y que obtenga el triunfo en las urnas, por encima de los perfiles que han trabajado de manera previa para disputar la preciada posición.

Aun así, si lo desea, Barbosa tiene los recursos políticos y jurídicos necesarios para impedir que el cambio de una administración central a otra se lleve a cabo de manera tersa, sin sobresaltos.

Ese amago constante y la persistencia de las hostilidades en la relación del jefe del Poder Ejecutivo con el máximo responsable de la universidad son las condiciones que marcarán el perfil del personaje, ya sea hombre o mujer, que elegirá la comunidad universitaria como nuevo rector en los comicios de septiembre.

Varios nombres se han mencionado ya, entre ellos el de Rosa Isela Ávalos Méndez, Francisco Vélez Pliego, María Lilia Cedillo Ramírez, José Carlos Bernal Suárez, Guadalupe Grajales y Porras y el referido Oscar Gilbón Rosete.

Seguro habrá más en los meses por venir, pero, en lugar de nombres, piense en rasgos personales.

Las circunstancias demandan una persona que no haya trabajado directamente con el rector Alfonso Esparza, pero que tenga experiencia en el manejo administrativo, que posea un sobresaliente desempeño académico y que, muy probablemente, sea una mujer.

Revise usted antecedentes y comience a deshojar la margarita.

Por vía de mientras, pasados los plazos legales para que renunciaran al servicio público los aspirantes a puestos de elección popular que buscan contender por una diputación o presidencia municipal el próximo 6 de junio, se han despejado las dudas en torno al futuro inmediato de Esparza.

El rector no partió hacia esos comicios.

Decidió quedarse, entre otras cosas, para conducir su propia sucesión.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx