Néstor Camarillo Medina cimbró ayer a los miembros de la ya desaparecida coalición electoral Mejor rumbo para Puebla, conformada por PAN, PRI, PRD y en algunos casos PSI, después de ofrecer una conferencia de prensa para hablar, entre otras cosas, de las conveniencias de haber celebrado una alianza con el partido blanquiazul.
El senador electo y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI fue crítico, y sí, en efecto, expresó que llevará a cabo un periodo de reflexión para valorar la posible suspensión de toda alianza futura con el PAN, debido a que hubo perfiles de ese instituto político que se avergonzaron de la coalición con el tricolor y hasta ocultaron el logotipo del partido en su ropa.
“La reflexión que vamos a hacer”, indicó, “es si seguiremos poniendo el pecho, y seguirá habiendo voces que digan que no. Yo no quiero otra alianza donde no quieran portar los colores de mi partido, yo no estoy de acuerdo, hay que analizarlo”, manifestó.
El posicionamiento del líder tricolor fue interpretado en algunos rincones como el anticipado rompimiento del PRI con el PAN.
Y todavía más, como el preámbulo de Camarillo Medina y el partido que dirige de una alianza fáctica con Morena y toda la 4t, comenzando, en el caso de Puebla, con gobernantes electos como Alejandro Armenta Mier y José Chedraui Budib.
La realidad es que Néstor Camarillo no rompió con el PAN.
Le reprochó a algunos panistas que se avergonzaran de la alianza y dijo que ese hecho será motivo de análisis para valorar las conveniencias de volverse a unir en el futuro, pero nada más.
También dijo que desde antes de la jornada electoral del 2 de junio los priistas sabían que perderían votación por ir en coalición, que el PAN les iba a “chupar” los votos, pero que los dirigentes habían decidido sufrir esa reducción con tal de tener la posibilidad de sacar a Morena del poder.
Así que no, los priistas no han roto con los panistas.
La cosa en realidad está al revés.
Quienes muy probablemente ya no quieran repetir la alianza con los tricolores son los militantes del blanquiazul.
* * *
Oswaldo Jiménez López fue uno de los destinatarios de las críticas vertidas por el líder estatal del PRI.
Néstor Camarillo no lo mencionó por su nombre, pero a los reporteros presentes en la conferencia de prensa del priista les quedó claro que el reproche tuvo dedicatoria, entre otros, para el ex candidato a diputado local del distrito 17.
* * *
Poco a poco aparecen las lluvias en la ciudad de Puebla pero las protestas y los reclamos por la falta de agua potable para abastecer el servicio básico en viviendas de la capital no terminan.
Ayer tocó el turno de vecinos de la colonia Adolfo López Mateos, localizada al norte de la ciudad, quienes bloquearon la Diagonal Defensores de la República para hacerse escuchar, después de sufrir un mes sin agua.
“En estas cuatro semanas he contratado dos pipas de agua y he gastado mil 800 pesos, un dinero que no tenía contemplado para esto; yo soy pensionada y ellos (Agua de Puebla) piensan que nos va a alcanzar, ellos no nos van a reembolsar el dinero”, acusó una mujer que portaba una cartulina de protesta entre otras más que replicaron la escena.
La queja es relevante en el ambiente poselectoral que se vive en Puebla ahora mismo.
Una de las promesas reiteradas de Alejandro Armenta en campaña fue precisamente revisar el desempeño de Agua de Puebla y los términos de la concesión que le fue otorgada en el sexenio de Rafael Moreno Valle para valorar su rescisión.
El reclamo de los habitantes de la López Mateos puede no haber tenido nada que ver con aquel discurso de campaña, pero sí puede alimentar el interés de los ganadores de la elección, de Morena, por retomar su promesa.
¿O no?