/ lunes 5 de octubre de 2020

Informe de Esparza: la sucesión de rector y los mensajes a Barbosa



Se suponía que Alfonso Esparza Ortiz era el rector menos político que había estado al frente de la BUAP desde que José Doger Corte llegó a estrenar un nuevo modelo de gestión en la máxima casa de estudios. Se suponía que no podría o no sabría cómo reaccionar en medio del huracán en que ha estado envuelto desde que el gobernador Miguel Barbosa Huerta decidió incluirlo en su lista de rivales de alta prioridad.

Error.

El rector “menos político” de los últimos periodos en la BUAP utilizó el recurso discursivo para mandar el mensaje, disculpe usted la redundancia, político, más trascendente que se ha enviado en esa tribuna desde que la institución dejó atrás los oscuros periodos de dominación comunista.

Convencido de que no habrá marcha atrás en las diferencias con Barbosa, de que no hay ni habrá manera de concretar un acuerdo de paz, mucho menos una reconciliación, Esparza dedicó la parte final del discurso que emitió en su tercer informe de actividades para mandar un mensaje en doble vía.

Por un lado, a la comunidad universitaria, a la que llamó a defender los logros alcanzados hasta ahora, principalmente en materia de autonomía, y por otro, más relevante aún, al gobernador, y a los aliados que le apoyan en su travesía, a quienes advirtió que no cederá de brazos cruzados frente a los evidentes esfuerzos de intromisión.

Esparza aludió al conflicto que sostiene con el huésped de Casa Aguayo en tres ocasiones durante su mensaje, transmitido en línea desde el Complejo Cultural Universitario.

Primero lo hizo al subrayar que la institución ha sido transparente y eficiente en el manejo de los recursos públicos, en respuesta a la investigación de las finanzas universitarias que, por encargo, le realiza el auditor Francisco José Romero Serrano.

Luego se fue con un raspón en contra del mandatario, en un comentario que hizo para cerrar el tema del litigio que protagoniza por el control del equipo Lobos. Palabras más, palabras menos, expresó que recurrirá a instancias federales para recuperar la franquicia debido a que, en Puebla, la justicia se encuentra supeditada al capricho de un solo hombre.

Duro, pero vendría más.

La parte final del mensaje dio la nota del informe.

Inmediatamente después de recordar que le queda solo un año al frente de la universidad, Esparza Ortiz hizo sonar las campanas de guerra en defensa del derecho de los universitarios por elegir al próximo rector, un asunto candente en el contexto de la confrontación con Barbosa.

Esparza dijo que los únicos con derecho a decidir sobre el futuro de la universidad son los universitarios; por tanto, les pidió ser un ejemplo de civilidad y consenso, de unidad e independencia; mostrarse unidos ante las descalificaciones externas y los intentos por acabar con la separación de poderes, para hacer valer la autonomía.

Los llamó a demostrar que se mantendrán unidos ante cualquier intento de intromisión y embate y que jamás se someterán a los grupos que han sido desterrados y que han anhelado regresar por el control de la universidad desde entonces.

Después llegó la advertencia, muy directa:

“Que nadie crea al que se oculta y miente, que nadie crea al que manipula y se entromete (…) refrendo mi lucha contra cualquiera que pretenda atentar contra nosotros. Tomen nota: respetaré una elección libre y su resultado.”

El mensaje había sido enviado, en la antesala de la sucesión de rector que se avecina y en el epicentro de una lucha de fuerzas que tratarán de encausar ese proceso de renovación a su conveniencia.

Esparza no resultó ser ajeno a la política. Lo ha sido, hasta ahora, a la política partidista, que es otra cosa, pero no al arte de conducirse de manera asertiva en los asuntos públicos de su comunidad. Ahora habrá que esperar el acuse de recibo en el barrio del Alto.

Twitter: @jrodriguezc



Se suponía que Alfonso Esparza Ortiz era el rector menos político que había estado al frente de la BUAP desde que José Doger Corte llegó a estrenar un nuevo modelo de gestión en la máxima casa de estudios. Se suponía que no podría o no sabría cómo reaccionar en medio del huracán en que ha estado envuelto desde que el gobernador Miguel Barbosa Huerta decidió incluirlo en su lista de rivales de alta prioridad.

Error.

El rector “menos político” de los últimos periodos en la BUAP utilizó el recurso discursivo para mandar el mensaje, disculpe usted la redundancia, político, más trascendente que se ha enviado en esa tribuna desde que la institución dejó atrás los oscuros periodos de dominación comunista.

Convencido de que no habrá marcha atrás en las diferencias con Barbosa, de que no hay ni habrá manera de concretar un acuerdo de paz, mucho menos una reconciliación, Esparza dedicó la parte final del discurso que emitió en su tercer informe de actividades para mandar un mensaje en doble vía.

Por un lado, a la comunidad universitaria, a la que llamó a defender los logros alcanzados hasta ahora, principalmente en materia de autonomía, y por otro, más relevante aún, al gobernador, y a los aliados que le apoyan en su travesía, a quienes advirtió que no cederá de brazos cruzados frente a los evidentes esfuerzos de intromisión.

Esparza aludió al conflicto que sostiene con el huésped de Casa Aguayo en tres ocasiones durante su mensaje, transmitido en línea desde el Complejo Cultural Universitario.

Primero lo hizo al subrayar que la institución ha sido transparente y eficiente en el manejo de los recursos públicos, en respuesta a la investigación de las finanzas universitarias que, por encargo, le realiza el auditor Francisco José Romero Serrano.

Luego se fue con un raspón en contra del mandatario, en un comentario que hizo para cerrar el tema del litigio que protagoniza por el control del equipo Lobos. Palabras más, palabras menos, expresó que recurrirá a instancias federales para recuperar la franquicia debido a que, en Puebla, la justicia se encuentra supeditada al capricho de un solo hombre.

Duro, pero vendría más.

La parte final del mensaje dio la nota del informe.

Inmediatamente después de recordar que le queda solo un año al frente de la universidad, Esparza Ortiz hizo sonar las campanas de guerra en defensa del derecho de los universitarios por elegir al próximo rector, un asunto candente en el contexto de la confrontación con Barbosa.

Esparza dijo que los únicos con derecho a decidir sobre el futuro de la universidad son los universitarios; por tanto, les pidió ser un ejemplo de civilidad y consenso, de unidad e independencia; mostrarse unidos ante las descalificaciones externas y los intentos por acabar con la separación de poderes, para hacer valer la autonomía.

Los llamó a demostrar que se mantendrán unidos ante cualquier intento de intromisión y embate y que jamás se someterán a los grupos que han sido desterrados y que han anhelado regresar por el control de la universidad desde entonces.

Después llegó la advertencia, muy directa:

“Que nadie crea al que se oculta y miente, que nadie crea al que manipula y se entromete (…) refrendo mi lucha contra cualquiera que pretenda atentar contra nosotros. Tomen nota: respetaré una elección libre y su resultado.”

El mensaje había sido enviado, en la antesala de la sucesión de rector que se avecina y en el epicentro de una lucha de fuerzas que tratarán de encausar ese proceso de renovación a su conveniencia.

Esparza no resultó ser ajeno a la política. Lo ha sido, hasta ahora, a la política partidista, que es otra cosa, pero no al arte de conducirse de manera asertiva en los asuntos públicos de su comunidad. Ahora habrá que esperar el acuse de recibo en el barrio del Alto.

Twitter: @jrodriguezc