/ martes 26 de diciembre de 2023

Instituciones en crisis 

A lo largo de la breve historia de nuestro país, México ha sido capaz de generar los organismos y las instituciones necesarias para distribuir el poder a través de medios democráticos, sin embargo es un hecho que aún no ha logrado el consolidar el ejercicio democrático del poder distribuido.

Y el ejemplo palpable de lo anterior es la crisis que está ocurriendo en la Suprema Corte, el Tribunal Electoral y el Instituto Nacional Electoral, esto a tan solo 7 meses de las elecciones más trascendentes en la historia de México, un proceso electoral que dada la polarización que vive nuestro país actualmente, pinta a tener resultados cerrados, por lo que se requiere de un una jornada electoral limpia y transparente, sin embargo las y los ministros, magistrados y consejeros, parecen estar más concentrados en sus respectivas luchas de poder internas.

El INE, por ejemplo, cuya finalidad es la de organizar la contienda electoral, atraviesa una severa y profunda crisis que ya no se puede ocultar, pues tan solo 9 meses después de que Guadalupe Taddei asumiera su cargo como consejera presidenta del árbitro electoral, este instituto ha sufrido una oleada de renuncias en puestos clave como la secretaría ejecutiva, la unidad técnica de fiscalización, la unidad técnica de lo contencioso electoral, la dirección ejecutiva de administración y la unidad técnica de servicios de informática, unidad encargada de la operación del prep.

Esta falta de nombramientos se debe en buena medida a la división que hay en entre las y los miembros del consejo general, con un bloque formado por la antes mencionada Guadalupe Taddei, Jorge Montaño, Rita Bell López y Norma Irene de la Cruz, mientras que por otro lado se encuentran Claudia Zavala, Dania Ravel, Carla Humphrey, Arturo Castillo, Jaime Rivera, Martín Faz y Uuc - kib Espadas.

Esta división está igualmente marcada en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en donde los dos bloques están conformados de un lado por el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón y Janine Otálora, mientras que en el otro bando está Felipe Fuentes, Felipe de la Mata y Mónica Soto, algo que preocupa de sobremanera pues es este tribunal el que tiene la tarea de resolver los conflictos postelectorales y la misión específica de entregar la constancia de mayoría, a quien resulte electa presidenta de la república en las próximas elecciones, aunque cabe resaltar que esta crisis puede atribuirse también al congreso de mayoría morenista, que no ha querido nombrar a dos magistrados o magistradas que hacen falta para cubrir las siete posiciones con las que debería de sesionar el tribunal.

Ya por último está la crisis ocurrida en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ocasionada por el exministro Arturo Zaldívar, quien pasó sobre nuestra carta magna al renunciar a su cargo sin poder argumentar una causa grave como se requeriría de acuerdo a nuestra constitución, la razón por supuesto es que no había causa grave que justificara su renuncia, sino que más bien pasó de ser ministro para sumarse a la campaña de Claudia Sheinbaum, en su lugar entró la ahora ministra Lenia Batres, hermana del actual jefe de gobierno de la Ciudad de México Martí Batres (¿nepotismo?), quien se suma nuevamente a uno de los dos bloques que tienen dividida a la Suprema Corte, en este caso al bloque que es minoría conformado por Yasmín Esquivel y a veces por Loretta Ortiz.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina es alarmante que las instituciones que organizan, acreditan y juzgan como válido el proceso electoral se encuentren severamente divididas, más considerando la complejidad de la siguiente jornada electoral, por lo que no nos queda más que esperar que las y los funcionarios de estas instancias puedan dejar aun lado sus riñas internas para concentrarse en el devenir del futuro de México.

A lo largo de la breve historia de nuestro país, México ha sido capaz de generar los organismos y las instituciones necesarias para distribuir el poder a través de medios democráticos, sin embargo es un hecho que aún no ha logrado el consolidar el ejercicio democrático del poder distribuido.

Y el ejemplo palpable de lo anterior es la crisis que está ocurriendo en la Suprema Corte, el Tribunal Electoral y el Instituto Nacional Electoral, esto a tan solo 7 meses de las elecciones más trascendentes en la historia de México, un proceso electoral que dada la polarización que vive nuestro país actualmente, pinta a tener resultados cerrados, por lo que se requiere de un una jornada electoral limpia y transparente, sin embargo las y los ministros, magistrados y consejeros, parecen estar más concentrados en sus respectivas luchas de poder internas.

El INE, por ejemplo, cuya finalidad es la de organizar la contienda electoral, atraviesa una severa y profunda crisis que ya no se puede ocultar, pues tan solo 9 meses después de que Guadalupe Taddei asumiera su cargo como consejera presidenta del árbitro electoral, este instituto ha sufrido una oleada de renuncias en puestos clave como la secretaría ejecutiva, la unidad técnica de fiscalización, la unidad técnica de lo contencioso electoral, la dirección ejecutiva de administración y la unidad técnica de servicios de informática, unidad encargada de la operación del prep.

Esta falta de nombramientos se debe en buena medida a la división que hay en entre las y los miembros del consejo general, con un bloque formado por la antes mencionada Guadalupe Taddei, Jorge Montaño, Rita Bell López y Norma Irene de la Cruz, mientras que por otro lado se encuentran Claudia Zavala, Dania Ravel, Carla Humphrey, Arturo Castillo, Jaime Rivera, Martín Faz y Uuc - kib Espadas.

Esta división está igualmente marcada en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en donde los dos bloques están conformados de un lado por el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón y Janine Otálora, mientras que en el otro bando está Felipe Fuentes, Felipe de la Mata y Mónica Soto, algo que preocupa de sobremanera pues es este tribunal el que tiene la tarea de resolver los conflictos postelectorales y la misión específica de entregar la constancia de mayoría, a quien resulte electa presidenta de la república en las próximas elecciones, aunque cabe resaltar que esta crisis puede atribuirse también al congreso de mayoría morenista, que no ha querido nombrar a dos magistrados o magistradas que hacen falta para cubrir las siete posiciones con las que debería de sesionar el tribunal.

Ya por último está la crisis ocurrida en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ocasionada por el exministro Arturo Zaldívar, quien pasó sobre nuestra carta magna al renunciar a su cargo sin poder argumentar una causa grave como se requeriría de acuerdo a nuestra constitución, la razón por supuesto es que no había causa grave que justificara su renuncia, sino que más bien pasó de ser ministro para sumarse a la campaña de Claudia Sheinbaum, en su lugar entró la ahora ministra Lenia Batres, hermana del actual jefe de gobierno de la Ciudad de México Martí Batres (¿nepotismo?), quien se suma nuevamente a uno de los dos bloques que tienen dividida a la Suprema Corte, en este caso al bloque que es minoría conformado por Yasmín Esquivel y a veces por Loretta Ortiz.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina es alarmante que las instituciones que organizan, acreditan y juzgan como válido el proceso electoral se encuentren severamente divididas, más considerando la complejidad de la siguiente jornada electoral, por lo que no nos queda más que esperar que las y los funcionarios de estas instancias puedan dejar aun lado sus riñas internas para concentrarse en el devenir del futuro de México.