/ martes 22 de mayo de 2018

La esperanza del priismo

Conocedor de que la campaña presidencial de José Antonio Meade está sin generar expectativas favorables en el electorado, el priismo poblano entiende que la mejor manera de poder dar batalla este primero de julio está en el fortalecimiento de sus estructuras.

En otras palabras, ir de abajo hacia arriba y no al revés.

Se tiene la mira puesta, como elementos claves, a candidatos a ediles y sus cuerpos de regidores. Los integrantes del ayuntamiento tienden a representar la fuerza en la cual se apoya el PRI para lograr buenos resultados e incluso pensar, según sus planteamientos, disputar por Casa Puebla.

En los comicios de 2013, años en que se renovaron los 217 municipios y a los integrantes del poder legislativo, el expartidazo -con el apoyo del PVEM, con el que a su vez conformó la coalición 5 de Mayo- obtuvo poco más de 827 mil sufragios, lo que le valió ganar 86 demarcaciones contra las 108 que obtuvo la alianza Puebla Unida, integrada en esa ocasión por los partidos PAN, PRD, PANAL y Compromiso por Puebla.

Esas cifras dan ánimos al Revolucionario Institucional para poder remontar las tendencias y salir del tercer lugar de las encuestas que han sido difundidas recientemente.

Aunque en este año viene a irrumpir con fuerza Morena vía el fenómeno Andrés Manuel López Obrador y, por tanto, se espera una votación por tercios. Existe, asimismo, confianza en las estructuras y en la fortaleza en los municipios como elementos claves para tener éxito.

A inicios de las campañas federales se tenía previsto que la figura “fresca y ciudadana” de José Antonio Meade hubiera significado la bocanada de aire fresco que necesitaba el tricolor para salir del hoyo en el que se encuentra actualmente, sin embargo, no fue así.

Poco a poco se ha visto que no tiene ese empuje que se esperaba y, por tanto, se ha tomado la decisión de que la estrategia venga de abajo hacia arriba.

Es decir, que la presencia de los candidatos sea un elemento complementario, pero no el principal, para que la campaña priista vaya ganando adeptos.

Conocedor de que no se puede luchar contra el fenómeno Andrés Manuel López Obrador así como con la maquinaria morenovallista que está detrás de la candidata Martha Erika Alonso, entonces la idea es apegarse y sumar voluntades en los municipios.

Por eso, los candidatos tienen la misión de intensificar los recorridos para llamar al voto útil, frenar la ola AMLO y evitar más fugas a Morena y a la coalición por Puebla al Frente.

Según las cuentas del priismo, partir de un arranque de 800 mil votos alentará a pensar que se puede estar en la batalla electoral y representar una verdadera alternativa de cambio este primero de julio y ganar no solamente Casa Puebla, sino pensar en retomar el control del congreso local.

Las expectativas son altas y, dada la inercia registrada al momento, difícilmente tendrá resultados favorables.

**

Un elemento que parece no estar en el registro de partidos políticos y de los contendientes tiene relación con el abstencionismo de cada proceso electoral.

Aunque este 2018 es un año atípico en Puebla -porque por primera vez se elegirá al mismo tiempo presidente del país, senadores, legisladores locales y federales así como alcaldes- la posibilidad de que los votantes dejen de ir a las urnas está latente.

Ahí están las estadísticas de los años recientes.

En 2010 el nivel de abstencionismo en la elección local fue de 44.4 por ciento. Tres años después, para renovar los 217 municipios y el congreso local, dejó de sufragar el 42 por ciento del listado nominal y, finalmente, en los comicios de hace dos años, cuando fue elegido solamente gobernador, el desinterés por ir a las urnas fue del 55.2 puntos porcentuales.

La guerra sucia y descalificaciones no abonan a despertar el interés entre la población para este primero de julio.


Comentarios:


anaconda138@hotmail.com

marcomironc@gmail.com

@Marcomironc

Conocedor de que la campaña presidencial de José Antonio Meade está sin generar expectativas favorables en el electorado, el priismo poblano entiende que la mejor manera de poder dar batalla este primero de julio está en el fortalecimiento de sus estructuras.

En otras palabras, ir de abajo hacia arriba y no al revés.

Se tiene la mira puesta, como elementos claves, a candidatos a ediles y sus cuerpos de regidores. Los integrantes del ayuntamiento tienden a representar la fuerza en la cual se apoya el PRI para lograr buenos resultados e incluso pensar, según sus planteamientos, disputar por Casa Puebla.

En los comicios de 2013, años en que se renovaron los 217 municipios y a los integrantes del poder legislativo, el expartidazo -con el apoyo del PVEM, con el que a su vez conformó la coalición 5 de Mayo- obtuvo poco más de 827 mil sufragios, lo que le valió ganar 86 demarcaciones contra las 108 que obtuvo la alianza Puebla Unida, integrada en esa ocasión por los partidos PAN, PRD, PANAL y Compromiso por Puebla.

Esas cifras dan ánimos al Revolucionario Institucional para poder remontar las tendencias y salir del tercer lugar de las encuestas que han sido difundidas recientemente.

Aunque en este año viene a irrumpir con fuerza Morena vía el fenómeno Andrés Manuel López Obrador y, por tanto, se espera una votación por tercios. Existe, asimismo, confianza en las estructuras y en la fortaleza en los municipios como elementos claves para tener éxito.

A inicios de las campañas federales se tenía previsto que la figura “fresca y ciudadana” de José Antonio Meade hubiera significado la bocanada de aire fresco que necesitaba el tricolor para salir del hoyo en el que se encuentra actualmente, sin embargo, no fue así.

Poco a poco se ha visto que no tiene ese empuje que se esperaba y, por tanto, se ha tomado la decisión de que la estrategia venga de abajo hacia arriba.

Es decir, que la presencia de los candidatos sea un elemento complementario, pero no el principal, para que la campaña priista vaya ganando adeptos.

Conocedor de que no se puede luchar contra el fenómeno Andrés Manuel López Obrador así como con la maquinaria morenovallista que está detrás de la candidata Martha Erika Alonso, entonces la idea es apegarse y sumar voluntades en los municipios.

Por eso, los candidatos tienen la misión de intensificar los recorridos para llamar al voto útil, frenar la ola AMLO y evitar más fugas a Morena y a la coalición por Puebla al Frente.

Según las cuentas del priismo, partir de un arranque de 800 mil votos alentará a pensar que se puede estar en la batalla electoral y representar una verdadera alternativa de cambio este primero de julio y ganar no solamente Casa Puebla, sino pensar en retomar el control del congreso local.

Las expectativas son altas y, dada la inercia registrada al momento, difícilmente tendrá resultados favorables.

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Un elemento que parece no estar en el registro de partidos políticos y de los contendientes tiene relación con el abstencionismo de cada proceso electoral.

Aunque este 2018 es un año atípico en Puebla -porque por primera vez se elegirá al mismo tiempo presidente del país, senadores, legisladores locales y federales así como alcaldes- la posibilidad de que los votantes dejen de ir a las urnas está latente.

Ahí están las estadísticas de los años recientes.

En 2010 el nivel de abstencionismo en la elección local fue de 44.4 por ciento. Tres años después, para renovar los 217 municipios y el congreso local, dejó de sufragar el 42 por ciento del listado nominal y, finalmente, en los comicios de hace dos años, cuando fue elegido solamente gobernador, el desinterés por ir a las urnas fue del 55.2 puntos porcentuales.

La guerra sucia y descalificaciones no abonan a despertar el interés entre la población para este primero de julio.


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anaconda138@hotmail.com

marcomironc@gmail.com

@Marcomironc