Hablar de moda es algo complejo, depende del gusto, estatus, presupuesto, clima y físico de una persona, lo cual crea un abanico enorme de posibilidades. Desde sus orígenes, la ropa cumple con un propósito esencial: proteger al cuerpo del medio ambiente, sea este lluvioso, caluroso o frío.
La otra vez me llamó la atención un abogado que vestía un traje negro 3 piezas, es decir, pantalón, chaleco y saco, en los juzgados, con el calor reflejado de la plancha de concreto, a las dos de la tarde y en plena primavera. Esa vestimenta es indudablemente elegante, pero está fuera de lugar debido al contexto, lo cual indica, aparte de una falta de noción de moda, un peligro por el golpe de calor que esto puede producir, pero cada quien se viste como quiere o más bien como sabe.
Hemos vivido una ola de calor que nunca habíamos experimentado, nuestra Puebla ha superado los 34 grados, situación que es extraordinaria y que sólo se podía experimentar en los lugares como las costas. En ese contexto, quiero hacer mención de una prenda que puede contener toda la dignidad para poder asistir a una fiesta de etiqueta o se considera formal, en substitución del traje y corbata: la guayabera.
El origen de esta prenda es difuso, pero las versiones más aceptadas nos dicen que nació en Cuba, lugar cálido por excelencia, la cual se usaba para poder recolectar precisamente guayabas o guardar puros de tabaco.
Lo cierto es que la cercanía de la isla caribeña con Yucatán hizo que llegara a territorio nacional, en donde un comerciante llamado Pedro Mercader la empezó a fabricar con distintos diseños que empezaron a ser populares, especialmente entre la clase acomodada, dando crecimiento a una industria que hoy es característica y que ha hecho de esa península mexicana la capital mundial de la guayabera.
Hay que decir que esta prenda tiene versiones formales o casuales, es decir, hay quien la viste en colores llamativos con unas bermudas de algodón; así como tenemos ese modelo llamado “presidencial”, el cual posee un blanco impecable y de manga larga, combinada con un pantalón negro de lana y zapatos de agujeta, outfit que puede ser usado para ir a una boda, ya sea de día o de noche, es más, ese atuendo fue usado hace unos meses por diversos mandatarios en una cumbre celebrada en Cuba.
El material tradicional es el lino, textil que es muy eficiente para reducir la sensación de calor y que protege muy bien contra los rayos de sol, también hay que decir que la guayabera puede ser adornada con diversas grecas, tejidas a mano o a máquina con hilos que dan un toque muy vistoso que puede combinarse con el pantalón y el calzado.
En profesiones que requieren un arreglo personal notorio, como los abogados, contadores y servidores públicos, el uso de la prenda mencionada se torna algo muy práctico y que no quita el respeto al lugar al que se visita o labora, esto fue puesto de moda moda y casi institucionalizado en el sector público por el expresidente Luis Echeverría Álvarez, cuya imagen está vinculada absolutamente con la guayabera.
Esta prenda es mayormente de uso masculino y sabemos que los varones son poco fijados en cuestiones de moda, pero creo que vale la pena ser versátiles en la forma de vestir y entender que existen posibilidades que van más allá de un traje negro, gris, azul y camisa blanca.
Además de que el uso de la guayabera resulta ecológico, ya que requiere menos agua y electricidad respecto al lavado de un traje completo.
Aparte de todo esto, podemos complementar el uso de esta prenda con un sombrero formal, hecho de fieltro o algún otro material que proteja de los nocivos rayos UV que pueden causar cáncer. Si el sol nos arroja su emisión más caliente, recibámoslo con una prenda vistosa, fresca, que evoca la alegría y fertilidad de la primavera, cuidando nuestra comodidad, salud y el medio ambiente. Hasta la próxima.
@vicente_aven