/ viernes 24 de mayo de 2024

Más empleos y menos apoyos sociales

Recuerdo claramente los esfuerzos que hacía mi abuela materna, sin empleo fijo ni seguridad social, por sacar adelante ella sola a sus 8 hijos, a quienes siempre les inculcó la cultura del esfuerzo y el trabajo. Estoy seguro que la pensión del adulto mayor le habría sido de gran utilidad y afirmo que ese programa es un gran acierto, porque la vejez no perdona y creo que dar un recurso, por mínimo que sea, sirve a muchos para poder sobrevivir, pero también pienso en los muchos de jóvenes irresponsables que gastan el apoyo social recibido en cerveza, no asisten a la escuela y no buscan trabajar sino obtener recursos fáciles, incluyendo la opción de integrarse al crimen organizado, entre otras cosas, porque el fomento al empleo no es suficiente.

Durante la época del llamado “milagro mexicano”, en el que tipo de cambio se mantuvo estable (12.5 pesos por dólar, durante 20 años), la idiosincrasia de la gente se orientaba a trabajar, es más, en las películas del Cine de Oro, los personajes, quienes de repente idealizaban la pobreza, mantenían la idea de laborar y superarse, como lo muestran esas escenas donde Pedro Infante interpretaba a un fornido carpintero en Nosotros los Pobres.

Los programas sociales no son algo de este sexenio, el PRI los incentivó y los usó con fines políticos, eso no es ningún secreto y hasta se puede considerar que éstos son una especie de compra de voto previa. Estos apoyos han sido utilizados por todos los institutos políticos en el poder y se seguirán utilizando, gane quien gane, esto ya se evidenció porque la publicidad partidista ha tomado el tema como algo principal, cuando lo que debería promoverse es el fomento a la inversión o al empleo. Recuerdo ahora cuando Felipe Calderón se autodenominó “presidente del empleo” y tuvo la intención de promover el trabajo, aunque falló claramente, pero al menos manifestó la idea.

Hoy en día se están prometiendo muchas cosas, como una pensión al 100%, lo cual es una total falacia, no porque yo no quiera que sea esto sea una realidad, sino porque simplemente el no hay dinero para hacerlo.

Recalco, todos los partidos han mencionado el tema y han dejado de lado los proyectos para fomentar el empleo, eso es un error por lo siguiente, vamos a la “frialdad de los números”, como dijera el “Mago” Septién. Según el Coneval, en 2018, la población mexicana que vive en extrema pobreza era el 7.0% del total; en 2022, pasó a ser del 7.1%, pese a que el gasto en programas sociales es 3 veces más.

Son muchos los analistas, tanto nacionales e internacionales, que sostienen que los apoyos sociales tienen un impacto mínimo en la reducción de la pobreza, es más, en algunos casos son muy perjudiciales porque crean una cultura de irresponsabilidad y no trabajo en una población a la que se idealiza diciendo que “merece” una vida mejor, cuando en la realidad eso se trata de una adulación perversa.

Me gustaría que los diseñadores de los programas sociales recordaran los principios de la solidaridad y subsidiariedad, los cuales indican que un apoyo solo debe darse a quien lo necesita, estrictamente el lapso en que lo necesita y procurando las condiciones para que lo deje de necesitar, desgraciadamente el populismo y mal manejo de las finanzas públicas, regalando el dinero, pueden hacer que todos nos volvamos pobres y ahora sí vivamos en una lamentable igualdad. Espero que la próxima jornada electoral se desarrolle en paz y prive el respeto a la legalidad. Gane quien gane el país no mejorará y mucho menos habrá un “nuevo México”, así que sólo nos queda ir a votar, esperando que la institucionalidad impere sobre la ambición de poder. Hasta la próxima.

@vicente_aven

Recuerdo claramente los esfuerzos que hacía mi abuela materna, sin empleo fijo ni seguridad social, por sacar adelante ella sola a sus 8 hijos, a quienes siempre les inculcó la cultura del esfuerzo y el trabajo. Estoy seguro que la pensión del adulto mayor le habría sido de gran utilidad y afirmo que ese programa es un gran acierto, porque la vejez no perdona y creo que dar un recurso, por mínimo que sea, sirve a muchos para poder sobrevivir, pero también pienso en los muchos de jóvenes irresponsables que gastan el apoyo social recibido en cerveza, no asisten a la escuela y no buscan trabajar sino obtener recursos fáciles, incluyendo la opción de integrarse al crimen organizado, entre otras cosas, porque el fomento al empleo no es suficiente.

Durante la época del llamado “milagro mexicano”, en el que tipo de cambio se mantuvo estable (12.5 pesos por dólar, durante 20 años), la idiosincrasia de la gente se orientaba a trabajar, es más, en las películas del Cine de Oro, los personajes, quienes de repente idealizaban la pobreza, mantenían la idea de laborar y superarse, como lo muestran esas escenas donde Pedro Infante interpretaba a un fornido carpintero en Nosotros los Pobres.

Los programas sociales no son algo de este sexenio, el PRI los incentivó y los usó con fines políticos, eso no es ningún secreto y hasta se puede considerar que éstos son una especie de compra de voto previa. Estos apoyos han sido utilizados por todos los institutos políticos en el poder y se seguirán utilizando, gane quien gane, esto ya se evidenció porque la publicidad partidista ha tomado el tema como algo principal, cuando lo que debería promoverse es el fomento a la inversión o al empleo. Recuerdo ahora cuando Felipe Calderón se autodenominó “presidente del empleo” y tuvo la intención de promover el trabajo, aunque falló claramente, pero al menos manifestó la idea.

Hoy en día se están prometiendo muchas cosas, como una pensión al 100%, lo cual es una total falacia, no porque yo no quiera que sea esto sea una realidad, sino porque simplemente el no hay dinero para hacerlo.

Recalco, todos los partidos han mencionado el tema y han dejado de lado los proyectos para fomentar el empleo, eso es un error por lo siguiente, vamos a la “frialdad de los números”, como dijera el “Mago” Septién. Según el Coneval, en 2018, la población mexicana que vive en extrema pobreza era el 7.0% del total; en 2022, pasó a ser del 7.1%, pese a que el gasto en programas sociales es 3 veces más.

Son muchos los analistas, tanto nacionales e internacionales, que sostienen que los apoyos sociales tienen un impacto mínimo en la reducción de la pobreza, es más, en algunos casos son muy perjudiciales porque crean una cultura de irresponsabilidad y no trabajo en una población a la que se idealiza diciendo que “merece” una vida mejor, cuando en la realidad eso se trata de una adulación perversa.

Me gustaría que los diseñadores de los programas sociales recordaran los principios de la solidaridad y subsidiariedad, los cuales indican que un apoyo solo debe darse a quien lo necesita, estrictamente el lapso en que lo necesita y procurando las condiciones para que lo deje de necesitar, desgraciadamente el populismo y mal manejo de las finanzas públicas, regalando el dinero, pueden hacer que todos nos volvamos pobres y ahora sí vivamos en una lamentable igualdad. Espero que la próxima jornada electoral se desarrolle en paz y prive el respeto a la legalidad. Gane quien gane el país no mejorará y mucho menos habrá un “nuevo México”, así que sólo nos queda ir a votar, esperando que la institucionalidad impere sobre la ambición de poder. Hasta la próxima.

@vicente_aven