/ viernes 6 de marzo de 2020

La megamarcha, lecciones y retos

Ayer, irrumpió en la vida social y política de Puebla una nueva generación de jóvenes universitarios, que sin distingo de origen, clase social o institución donde se formen, tiene claro lo que le afecta. Se unen, rechazan y le exigen a la autoridad, lo que es su obligación: la seguridad de los poblanos.

Verdaderas lecciones dieron ayer los universitarios en su megamarcha, a decir de los organizadores 150 mil asistentes, el gobierno desestima ese número y filtró que eran 30 mil, fueron más de 100 mil sin duda y si no como ellos mismos coreaban “no somos cinco, no somos diez, señor gobernador cuéntennos bien”.

Se organizaron por institución, por facultad y por grupo, no hubo desmanes, la gente los aplaudió, les regaló agua y víveres. Ellos desde sus facultades y puntos de concentración marcharon felices en contingentes que parecían interminables.

Ni por número, ni por capacidad de convocatoria, ni por lo joven de sus protagonistas, los poblanos habíamos visto algo igual y la ciudad tiene una tradición en la movilización de sus universitarios.

El mal augurio y las intenciones de manchar el movimiento que impulsaron personajes con nombre y apellido, en especial al interior de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, fracasaron Toparon con una mayoría que no es extremista ni apuesta a la radicalización de sus demandas, que las tiene y son justas, pero las resolverán los mismos universitarios en las mesas que están instaladas y en especial las de Rectoría y de Género, donde pronto habrá resultados positivos, pero todo al interior de la institución. Ese es su reto.

La lucha contra la inseguridad sigue siendo el clamor y por ello salieron a las calles.

Desgraciadamente la respuesta oficial deja mucho que desear. Hubo una reunión de la comisión interinstitucional de los universitarios asistentes a la manifestación con el gobernador y sus funcionarios.

Entre los acuerdos alcanzados y que dio a conocer la secretaría de Gobernación destacan: la creación de la Fiscalía Especializada de Atención a la Comunidad Universitaria; el reforzamiento de las políticas públicas de seguridad, como los botones de pánico; la contratación de dos mil nuevos policías; y la instalación de un órgano consultivo de seguimiento y evaluación de las acciones que en esta materia desarrolla el gobierno estatal.

El hecho de que haya más policías no ayuda en nada y no es la primera vez que se anuncia un reclutamiento que no se cumple, porque no hay gente interesada en vestir de azul. Solo aumenta una fuerza reactiva pero no se ataca el problema de fondo, por ejemplo el trabajo de inteligencia, pero de ello no dijeron nada, quizá no lo sepan.

Los botones de alertamiento implican la cercanía de una unidad policiaca, si no, de nada servirán.

Y eso de evaluar políticas públicas de seguridad, es una nulidad, pues tales no existen.

El nuevo encargado de seguridad parece que no aportó nada de lo que se supone es experto.

En cuanto al paro en la BUAP, está claro que serán los estudiantes quienes tomen la decisión de regresar a las aulas.

Comprometidas están las autoridades en resolver las demandas presentadas en cinco ejes y que sean sólo los universitarios, quienes encuentren las mejores soluciones.

Los jóvenes escribieron ayer una página brillante en la historia de Puebla, se mostraron como una generación comprometida con las mejores causas y dejaron a un lado el confort de ser universitarios para tomar la calle y exigir lo que es un clamor social general: Seguridad.

De las anécdotas que se cuentan

La reflexión es de un experto, defensor y promotor de Puebla.

Caminar, caminar mucho, más de lo imaginable, y con presunción.

Observando, saludando, gritando, brincando, satisfechos y pensantes.

Los universitarios así vivieron ayer su Centro Histórico.

Así, demostraron que ahí están, que esta historia no termina, que sigue.

¿Se imaginarán lo que en las épocas pasadas vivieron sus padres y sus abuelos?

Y ellos y ellas siguen viendo hoy nuestros monumentos, los mismos de ayer.

Pues sí, la otra parte de la historia de nuestra ciudad.

Lo interesante fue la marcha, la organización y al final la fiesta.

El movimiento de economías, la apropiación del barrio de El Alto, muchos universitarios no lo conocían. Fue un reencuentro con el origen, para determinar lo que sigue:

La conquista de conquistas, vivir con orgullo y con honor en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Ahora a seguir escribiendo la historia y ser parte de ella es un orgullo.

La megamarcha también ganó conciencias.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

Ayer, irrumpió en la vida social y política de Puebla una nueva generación de jóvenes universitarios, que sin distingo de origen, clase social o institución donde se formen, tiene claro lo que le afecta. Se unen, rechazan y le exigen a la autoridad, lo que es su obligación: la seguridad de los poblanos.

Verdaderas lecciones dieron ayer los universitarios en su megamarcha, a decir de los organizadores 150 mil asistentes, el gobierno desestima ese número y filtró que eran 30 mil, fueron más de 100 mil sin duda y si no como ellos mismos coreaban “no somos cinco, no somos diez, señor gobernador cuéntennos bien”.

Se organizaron por institución, por facultad y por grupo, no hubo desmanes, la gente los aplaudió, les regaló agua y víveres. Ellos desde sus facultades y puntos de concentración marcharon felices en contingentes que parecían interminables.

Ni por número, ni por capacidad de convocatoria, ni por lo joven de sus protagonistas, los poblanos habíamos visto algo igual y la ciudad tiene una tradición en la movilización de sus universitarios.

El mal augurio y las intenciones de manchar el movimiento que impulsaron personajes con nombre y apellido, en especial al interior de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, fracasaron Toparon con una mayoría que no es extremista ni apuesta a la radicalización de sus demandas, que las tiene y son justas, pero las resolverán los mismos universitarios en las mesas que están instaladas y en especial las de Rectoría y de Género, donde pronto habrá resultados positivos, pero todo al interior de la institución. Ese es su reto.

La lucha contra la inseguridad sigue siendo el clamor y por ello salieron a las calles.

Desgraciadamente la respuesta oficial deja mucho que desear. Hubo una reunión de la comisión interinstitucional de los universitarios asistentes a la manifestación con el gobernador y sus funcionarios.

Entre los acuerdos alcanzados y que dio a conocer la secretaría de Gobernación destacan: la creación de la Fiscalía Especializada de Atención a la Comunidad Universitaria; el reforzamiento de las políticas públicas de seguridad, como los botones de pánico; la contratación de dos mil nuevos policías; y la instalación de un órgano consultivo de seguimiento y evaluación de las acciones que en esta materia desarrolla el gobierno estatal.

El hecho de que haya más policías no ayuda en nada y no es la primera vez que se anuncia un reclutamiento que no se cumple, porque no hay gente interesada en vestir de azul. Solo aumenta una fuerza reactiva pero no se ataca el problema de fondo, por ejemplo el trabajo de inteligencia, pero de ello no dijeron nada, quizá no lo sepan.

Los botones de alertamiento implican la cercanía de una unidad policiaca, si no, de nada servirán.

Y eso de evaluar políticas públicas de seguridad, es una nulidad, pues tales no existen.

El nuevo encargado de seguridad parece que no aportó nada de lo que se supone es experto.

En cuanto al paro en la BUAP, está claro que serán los estudiantes quienes tomen la decisión de regresar a las aulas.

Comprometidas están las autoridades en resolver las demandas presentadas en cinco ejes y que sean sólo los universitarios, quienes encuentren las mejores soluciones.

Los jóvenes escribieron ayer una página brillante en la historia de Puebla, se mostraron como una generación comprometida con las mejores causas y dejaron a un lado el confort de ser universitarios para tomar la calle y exigir lo que es un clamor social general: Seguridad.

De las anécdotas que se cuentan

La reflexión es de un experto, defensor y promotor de Puebla.

Caminar, caminar mucho, más de lo imaginable, y con presunción.

Observando, saludando, gritando, brincando, satisfechos y pensantes.

Los universitarios así vivieron ayer su Centro Histórico.

Así, demostraron que ahí están, que esta historia no termina, que sigue.

¿Se imaginarán lo que en las épocas pasadas vivieron sus padres y sus abuelos?

Y ellos y ellas siguen viendo hoy nuestros monumentos, los mismos de ayer.

Pues sí, la otra parte de la historia de nuestra ciudad.

Lo interesante fue la marcha, la organización y al final la fiesta.

El movimiento de economías, la apropiación del barrio de El Alto, muchos universitarios no lo conocían. Fue un reencuentro con el origen, para determinar lo que sigue:

La conquista de conquistas, vivir con orgullo y con honor en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Ahora a seguir escribiendo la historia y ser parte de ella es un orgullo.

La megamarcha también ganó conciencias.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto