/ domingo 2 de junio de 2019

Los malos gobiernos pesan (Una cruda lección para Morena)

La jornada electoral que se encaminaba a convertirse en un acontecimiento democrático de mero trámite, en el que los votantes poblanos darían la victoria a Luis Miguel Barbosa Huerta con una aplastante mayoría, resultó ser más enriquecedora de lo que se esperaba y dejó una importante lección: que los malos gobiernos, incluso en solo unos meses de ejercicio, pesan.

Barbosa Huerta ganó, como se esperaba.

Enrique Cárdenas quedó en segundo lugar y Alberto Jiménez Merino en tercero.

Hasta aquí no hubo novedad.

Esas posiciones se previeron con base en las encuestas sobre preferencias electorales y así se concretó el resultado oficial de la contienda extraordinaria de gobernador.

El primer día de agosto, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, que debe su ascenso a la jefatura del Poder Ejecutivo principalmente a su férrea batalla contra el morenovallismo, rendirá protesta para relevar el interinato de seis meses de Guillermo Pacheco Pulido.

Los números finales de la elección parecían tan cantados que las campañas no entusiasmaron ni a los más apasionados de la política.

Ese desinterés público se exhibió este domingo durante la jornada electoral, con una penosa participación ciudadana de apenas 33 por ciento (según datos preliminares del INE).

Todo esto figuraba en el radar de operadores y observadores políticos.

Lo que no estaba en los análisis de prospectiva, o no se manifestaba con fuerza para hacerse escuchar, era lo que ocurriría (y ocurrió) en la ciudad de Puebla y municipios conurbados como San Pedro y San Andrés Cholula, Cuautlancingo, Coronango, y algunos más alejados de la mancha urbana como San Martín Texmelucan y Atlixco.

En todos estos hubo un elevado número de electores que emitieron su voto en favor de Cárdenas y que en unos casos lo pusieron en primer lugar, por encima de Barbosa.

Salvo Atlixco, donde gobierna un ayuntamiento emanado del PAN, partido que postuló a Cárdenas, los demás municipios están en manos de personajes salidos de Morena.

En poco más de siete meses, del 15 de octubre de 2018 a la fecha, la mayoría de los ediles de esos municipios, los del partido lopezobradorista, se han mostrado inexpertos e incapaces para llevar las riendas de sus ayuntamientos.

Conflictos internos, ingobernabilidad, parálisis y vigencia de la inseguridad, son características generales y evidentes en esos municipios.

El caso de Puebla es elocuente.

Antes que comenzara la contienda por la gubernatura, los colaboradores de mayor rango en el equipo de campaña de Barbosa expresaron su preocupación por el desempeño de Claudia Rivera Vivanco y los efectos negativos que este tendría en el ánimo de los electores, pero ni ellos imaginaron el tamaño del rechazo que se registraría el domingo.

Lo que sucedió en Puebla y otros municipios fue una suerte de referéndum en muy corto tiempo aplicado a los gobiernos morenistas, con cargo al virtual mandatario electo, que no vio frustradas sus aspiraciones gracias al voto que le obsequiaron los habitantes de las regiones alejadas del centro del estado.

En muy poco tiempo, los poblanos de un importante sector de la entidad, el urbano, emitieron un voto de castigo en contra de Morena.

Quizá no solo por los ediles, sino también por Andrés Manuel López Obrador.

El presidente ha descendido en aprobación ciudadana.

Esa permanente actitud de desprecio y agresión contra quienes no piensan como él y se atreven a contradecirlo pudo haber generado ya un rechazo entre muchos de los electores que el año pasado le dieron su apoyo en las urnas.

Hallar los motivos del voto anti Morena en la población más politizada del estado será tarea de todos en ese partido.

Si quieren crecer y llegar con altas probabilidades de éxito a la contienda intermedia de 2021, tendrán que ser realistas, hacer un estudio serio y actuar en consecuencia; si no, con desacreditar a los opositores calificándolos de “fifís” o “conservadores”, como lo hace el supremo líder, bastará.

Esa es la lección que le dejan los comicios del 2 de junio al nuevo partido dominante en Puebla, que, ahora sí, tendrá un gobernador emanado de sus filas.


Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

La jornada electoral que se encaminaba a convertirse en un acontecimiento democrático de mero trámite, en el que los votantes poblanos darían la victoria a Luis Miguel Barbosa Huerta con una aplastante mayoría, resultó ser más enriquecedora de lo que se esperaba y dejó una importante lección: que los malos gobiernos, incluso en solo unos meses de ejercicio, pesan.

Barbosa Huerta ganó, como se esperaba.

Enrique Cárdenas quedó en segundo lugar y Alberto Jiménez Merino en tercero.

Hasta aquí no hubo novedad.

Esas posiciones se previeron con base en las encuestas sobre preferencias electorales y así se concretó el resultado oficial de la contienda extraordinaria de gobernador.

El primer día de agosto, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, que debe su ascenso a la jefatura del Poder Ejecutivo principalmente a su férrea batalla contra el morenovallismo, rendirá protesta para relevar el interinato de seis meses de Guillermo Pacheco Pulido.

Los números finales de la elección parecían tan cantados que las campañas no entusiasmaron ni a los más apasionados de la política.

Ese desinterés público se exhibió este domingo durante la jornada electoral, con una penosa participación ciudadana de apenas 33 por ciento (según datos preliminares del INE).

Todo esto figuraba en el radar de operadores y observadores políticos.

Lo que no estaba en los análisis de prospectiva, o no se manifestaba con fuerza para hacerse escuchar, era lo que ocurriría (y ocurrió) en la ciudad de Puebla y municipios conurbados como San Pedro y San Andrés Cholula, Cuautlancingo, Coronango, y algunos más alejados de la mancha urbana como San Martín Texmelucan y Atlixco.

En todos estos hubo un elevado número de electores que emitieron su voto en favor de Cárdenas y que en unos casos lo pusieron en primer lugar, por encima de Barbosa.

Salvo Atlixco, donde gobierna un ayuntamiento emanado del PAN, partido que postuló a Cárdenas, los demás municipios están en manos de personajes salidos de Morena.

En poco más de siete meses, del 15 de octubre de 2018 a la fecha, la mayoría de los ediles de esos municipios, los del partido lopezobradorista, se han mostrado inexpertos e incapaces para llevar las riendas de sus ayuntamientos.

Conflictos internos, ingobernabilidad, parálisis y vigencia de la inseguridad, son características generales y evidentes en esos municipios.

El caso de Puebla es elocuente.

Antes que comenzara la contienda por la gubernatura, los colaboradores de mayor rango en el equipo de campaña de Barbosa expresaron su preocupación por el desempeño de Claudia Rivera Vivanco y los efectos negativos que este tendría en el ánimo de los electores, pero ni ellos imaginaron el tamaño del rechazo que se registraría el domingo.

Lo que sucedió en Puebla y otros municipios fue una suerte de referéndum en muy corto tiempo aplicado a los gobiernos morenistas, con cargo al virtual mandatario electo, que no vio frustradas sus aspiraciones gracias al voto que le obsequiaron los habitantes de las regiones alejadas del centro del estado.

En muy poco tiempo, los poblanos de un importante sector de la entidad, el urbano, emitieron un voto de castigo en contra de Morena.

Quizá no solo por los ediles, sino también por Andrés Manuel López Obrador.

El presidente ha descendido en aprobación ciudadana.

Esa permanente actitud de desprecio y agresión contra quienes no piensan como él y se atreven a contradecirlo pudo haber generado ya un rechazo entre muchos de los electores que el año pasado le dieron su apoyo en las urnas.

Hallar los motivos del voto anti Morena en la población más politizada del estado será tarea de todos en ese partido.

Si quieren crecer y llegar con altas probabilidades de éxito a la contienda intermedia de 2021, tendrán que ser realistas, hacer un estudio serio y actuar en consecuencia; si no, con desacreditar a los opositores calificándolos de “fifís” o “conservadores”, como lo hace el supremo líder, bastará.

Esa es la lección que le dejan los comicios del 2 de junio al nuevo partido dominante en Puebla, que, ahora sí, tendrá un gobernador emanado de sus filas.


Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx