/ lunes 5 de marzo de 2018

PRI o Morena, ¿qué partido se beneficiará de la guerra contra Anaya?

En el Comité Directivo Estatal del PAN y los cuartos de guerra de sus dos principales candidatos a puestos de elección popular, Martha Érika Alonso Hidalgo y Eduardo Rivera Pérez, no deberían ser tan indiferentes al bombardeo político del que ha sido objeto Ricardo Anaya Cortés por parte del gobierno federal.

Los priistas poblanos, entre los que se incluyen aquellos que despachan en la dirigencia y los abanderados al gobierno del estado y la presidencia municipal de Puebla, Enrique Doger Guerrero y Guillermo Deloya Cobián, en ese orden, tienen amplias expectativas en los efectos del escándalo por corrupción y lavado de dinero que lleva como protagonista al candidato presidencial blanquiazul.

Según esta hipótesis, el desprestigio de Anaya frente a la andanada mermará las fortalezas electorales de Alonso y Rivera en beneficio del PRI.

La especulación parte de supuestos estudios serios que prevén la existencia de daños colaterales para los dos aspirantes panistas, en su calidad de abanderados por la misma coalición electoral, que además del blanquiazul cuenta con el PRD y Movimiento Ciudadano.

¿Es posible que eso ocurra?

Sí, es posible.

En caso de concretarse, la eventual caída de Ricardo Anaya en intención de voto repercutirá de manera negativa en el resto de los abanderados panistas, incluidos la ex secretaria general del CDE y el ex presidente municipal de Puebla.

Por eso es que los blanquiazules del estado no deberían estar tan tranquilos en el contexto de la guerra política nacional, donde su candidato a Presidente, el PRI y la administración federal son piezas fundamentales.

Lo que llama la atención es ese razonamiento que conduce al priismo local a ubicarse como beneficiario de un hipotético descalabro panista.

¿Qué hace pensar a los tricolores del estado que los presumibles panistas decepcionados con Anaya, y por tanto con Alonso y Rivera, se irían a los brazos de sus candidatos y no, como parecería mucho más coherente, a los de Morena?

Quizá contagiados por la argumentación del priismo del Comité Ejecutivo Nacional, que tiene bien claro derribar primero a Anaya para después ir en contra de Andrés Manuel López Obrador, albergan una esperanza basada en lo que les cuentan desde la capital del país.

Esperar que los votos que pierda el PAN aquí en Puebla se vayan con sus candidatos puede conducirlos a una enorme decepción.

Antes que el PRI está Morena en preferencia electoral.

Eso permite prever que serían los abanderados de este partido los que cacharían a la mayor parte de los electores molestos con el PAN.

Luego entonces, a los priistas no les conviene esperar que la (presunta) caída de Anaya se convierta en su tabla de salvación.

Observen lo que pasa en la contienda presidencial.

Mientras Anaya y José Antonio Meade están metidos en una lucha encarnizada por escalar posiciones en intención de voto, y se desgastan con ello frente al electorado, López Obrador los mira de lejos, relajado, sonriente y feliz.

Ese es el principal indicio que muestra que la guerra emprendida en contra del queretano podría significar un grave error.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

En el Comité Directivo Estatal del PAN y los cuartos de guerra de sus dos principales candidatos a puestos de elección popular, Martha Érika Alonso Hidalgo y Eduardo Rivera Pérez, no deberían ser tan indiferentes al bombardeo político del que ha sido objeto Ricardo Anaya Cortés por parte del gobierno federal.

Los priistas poblanos, entre los que se incluyen aquellos que despachan en la dirigencia y los abanderados al gobierno del estado y la presidencia municipal de Puebla, Enrique Doger Guerrero y Guillermo Deloya Cobián, en ese orden, tienen amplias expectativas en los efectos del escándalo por corrupción y lavado de dinero que lleva como protagonista al candidato presidencial blanquiazul.

Según esta hipótesis, el desprestigio de Anaya frente a la andanada mermará las fortalezas electorales de Alonso y Rivera en beneficio del PRI.

La especulación parte de supuestos estudios serios que prevén la existencia de daños colaterales para los dos aspirantes panistas, en su calidad de abanderados por la misma coalición electoral, que además del blanquiazul cuenta con el PRD y Movimiento Ciudadano.

¿Es posible que eso ocurra?

Sí, es posible.

En caso de concretarse, la eventual caída de Ricardo Anaya en intención de voto repercutirá de manera negativa en el resto de los abanderados panistas, incluidos la ex secretaria general del CDE y el ex presidente municipal de Puebla.

Por eso es que los blanquiazules del estado no deberían estar tan tranquilos en el contexto de la guerra política nacional, donde su candidato a Presidente, el PRI y la administración federal son piezas fundamentales.

Lo que llama la atención es ese razonamiento que conduce al priismo local a ubicarse como beneficiario de un hipotético descalabro panista.

¿Qué hace pensar a los tricolores del estado que los presumibles panistas decepcionados con Anaya, y por tanto con Alonso y Rivera, se irían a los brazos de sus candidatos y no, como parecería mucho más coherente, a los de Morena?

Quizá contagiados por la argumentación del priismo del Comité Ejecutivo Nacional, que tiene bien claro derribar primero a Anaya para después ir en contra de Andrés Manuel López Obrador, albergan una esperanza basada en lo que les cuentan desde la capital del país.

Esperar que los votos que pierda el PAN aquí en Puebla se vayan con sus candidatos puede conducirlos a una enorme decepción.

Antes que el PRI está Morena en preferencia electoral.

Eso permite prever que serían los abanderados de este partido los que cacharían a la mayor parte de los electores molestos con el PAN.

Luego entonces, a los priistas no les conviene esperar que la (presunta) caída de Anaya se convierta en su tabla de salvación.

Observen lo que pasa en la contienda presidencial.

Mientras Anaya y José Antonio Meade están metidos en una lucha encarnizada por escalar posiciones en intención de voto, y se desgastan con ello frente al electorado, López Obrador los mira de lejos, relajado, sonriente y feliz.

Ese es el principal indicio que muestra que la guerra emprendida en contra del queretano podría significar un grave error.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx