/ viernes 27 de noviembre de 2020

Rivera y Biestro definen agendas públicas en función del 2021

La disputa por la candidatura del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la presidencia municipal de Puebla ha definido los temas de la agenda pública en el ayuntamiento de la capital y en el Congreso del Estado, donde despachan y mandan los dos principales contendientes del partido lopezobradorista, Claudia Rivera Vivanco y Gabriel Biestro Medinilla.

Los deseos de reelección de la edil la condujeron a relanzar y tratar de mejorar su imagen entre los habitantes de la ciudad de Puebla, quienes con su voto tendrán el poder de ratificarla o sacarla del palacio municipal en caso de que su partido decida postularla de nuevo, en los comicios de junio próximo.

En paralelo a esa estrategia, de la que seguramente derivó el programa de modernización del centro histórico, entrampado hasta ahora por las diferencias existentes con el gobierno del estado, del que dependen algunos de los permisos de construcción, Rivera Vivanco emprendió una ruta de competencia al interior de Morena, con quien ubica como su principal retador.

Aparte de reforzar su imagen hacia afuera, la presidenta municipal optó por llevar a cabo una política de comunicación de contraste con relación al presidente del Congreso.

Rivera Vivanco comenzó por reprocharle a Gabriel Biestro que los diputados emanados de la coalición Juntos Haremos Historia, pero principalmente los de Morena, no hayan hecho nada para revertir la concesión de los servicios de agua potable y drenaje de la capital, como prometieron en campaña.

Le siguió con la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo o matrimonios igualitarios.

Y hoy abandera la demanda de las mujeres que exigen la despenalización del aborto para tener plenos derechos sobre su cuerpo, sin temor a ser criminalizadas.

En todos los casos, las críticas de Rivera Vivanco se han dirigido a Biestro y han tenido un denominador común: condenarle por alejarse de los principios básicos de la cuatroté, de las causas sociales que abandera la izquierda y de comportarse, a partir de su arribo al poder, como uno más de esos personajes de la política tradicional a los que tanto condenaron.

El síntoma más evidente de esta estrategia se materializó el martes por la noche, cuando la edil llegó a las puertas del inmueble legislativo para unirse al grupo de mujeres que demandaban ser atendidas por los diputados.

Rivera Vivanco está en campaña por la reelección, en efecto, y define su agenda de actividades públicas en función de ella.

Biestro hace lo mismo.

Con la ayuda de algún padrino mágico, el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Poder Legislativo se arrancó en estos menesteres preelectorales durante la pandemia, con el obsequio de pipas de agua y artículos de primera necesidad a personas de escasos recursos.

Desde el Congreso, generó una reforma para impedir los cortes de agua a usuarios morosos, aceleró la aprobación de los matrimonios igualitarios una vez que la Suprema Corte de Justicia de la Nación jaló las orejas a los legisladores y ahora, incluso antes de que Rivera Vivanco asumiera la bandera como propia, comenzó a preparar el terreno para la legalización del aborto a partir de una iniciativa presentada por la diputada Estefanía Rodríguez Sandoval, de Morena.

Biestro entendió los objetivos de su rival político y ha empezado a apretar tuercas donde se había descuidado, con el fin de desactivar los señalamientos que lo pretenden ubicar como un morenista distanciado de sus ideales.

Pero estas han sido solo herramientas de defensa.

Como contraataque parece tener de su lado los recursos de la Auditoría Superior del Estado (ASE), que ha emprendido un paquete de investigaciones en contra del gobierno municipal para tratar de hacer daño a la imagen de la alcaldesa.

Si Rivera Vivanco quiere mostrar a Biestro como un político divorciado de la cuatroté, los aliados del diputado buscan exhibir a la presidenta municipal como una militante divorciada de la gente.

“Aquellos presidentes municipales, presidentas, alcaldesas, alcaldes que hayan hecho un trabajo siguiendo los principios de nuestro partido político, que le hayan dado resultados a la ciudadanía, también tendrán el derecho a la reelección”, enunció Mario Delgado Carrillo, líder nacional de Morena, el miércoles de la semana pasada, cuando dio el visto bueno a las aspiraciones reeleccionistas de sus militantes.

Si los sabuesos de la ASE encuentran lo que buscan en el ayuntamiento, quedará en entredicho el desempeño de Rivera Vivanco, su actuación apegada a los principios del partido y el proyecto reeleccionista se derrumbará, antes incluso de llegar a las encuestas.

Como verá usted, amable lector, no solo las guerras al interior del PRI y del PAN eran entretenidas, y no solo en esos partidos se establecían agendas de gobierno en función de intereses políticos particulares.

Twitter: @jorgerdzc

La disputa por la candidatura del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la presidencia municipal de Puebla ha definido los temas de la agenda pública en el ayuntamiento de la capital y en el Congreso del Estado, donde despachan y mandan los dos principales contendientes del partido lopezobradorista, Claudia Rivera Vivanco y Gabriel Biestro Medinilla.

Los deseos de reelección de la edil la condujeron a relanzar y tratar de mejorar su imagen entre los habitantes de la ciudad de Puebla, quienes con su voto tendrán el poder de ratificarla o sacarla del palacio municipal en caso de que su partido decida postularla de nuevo, en los comicios de junio próximo.

En paralelo a esa estrategia, de la que seguramente derivó el programa de modernización del centro histórico, entrampado hasta ahora por las diferencias existentes con el gobierno del estado, del que dependen algunos de los permisos de construcción, Rivera Vivanco emprendió una ruta de competencia al interior de Morena, con quien ubica como su principal retador.

Aparte de reforzar su imagen hacia afuera, la presidenta municipal optó por llevar a cabo una política de comunicación de contraste con relación al presidente del Congreso.

Rivera Vivanco comenzó por reprocharle a Gabriel Biestro que los diputados emanados de la coalición Juntos Haremos Historia, pero principalmente los de Morena, no hayan hecho nada para revertir la concesión de los servicios de agua potable y drenaje de la capital, como prometieron en campaña.

Le siguió con la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo o matrimonios igualitarios.

Y hoy abandera la demanda de las mujeres que exigen la despenalización del aborto para tener plenos derechos sobre su cuerpo, sin temor a ser criminalizadas.

En todos los casos, las críticas de Rivera Vivanco se han dirigido a Biestro y han tenido un denominador común: condenarle por alejarse de los principios básicos de la cuatroté, de las causas sociales que abandera la izquierda y de comportarse, a partir de su arribo al poder, como uno más de esos personajes de la política tradicional a los que tanto condenaron.

El síntoma más evidente de esta estrategia se materializó el martes por la noche, cuando la edil llegó a las puertas del inmueble legislativo para unirse al grupo de mujeres que demandaban ser atendidas por los diputados.

Rivera Vivanco está en campaña por la reelección, en efecto, y define su agenda de actividades públicas en función de ella.

Biestro hace lo mismo.

Con la ayuda de algún padrino mágico, el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Poder Legislativo se arrancó en estos menesteres preelectorales durante la pandemia, con el obsequio de pipas de agua y artículos de primera necesidad a personas de escasos recursos.

Desde el Congreso, generó una reforma para impedir los cortes de agua a usuarios morosos, aceleró la aprobación de los matrimonios igualitarios una vez que la Suprema Corte de Justicia de la Nación jaló las orejas a los legisladores y ahora, incluso antes de que Rivera Vivanco asumiera la bandera como propia, comenzó a preparar el terreno para la legalización del aborto a partir de una iniciativa presentada por la diputada Estefanía Rodríguez Sandoval, de Morena.

Biestro entendió los objetivos de su rival político y ha empezado a apretar tuercas donde se había descuidado, con el fin de desactivar los señalamientos que lo pretenden ubicar como un morenista distanciado de sus ideales.

Pero estas han sido solo herramientas de defensa.

Como contraataque parece tener de su lado los recursos de la Auditoría Superior del Estado (ASE), que ha emprendido un paquete de investigaciones en contra del gobierno municipal para tratar de hacer daño a la imagen de la alcaldesa.

Si Rivera Vivanco quiere mostrar a Biestro como un político divorciado de la cuatroté, los aliados del diputado buscan exhibir a la presidenta municipal como una militante divorciada de la gente.

“Aquellos presidentes municipales, presidentas, alcaldesas, alcaldes que hayan hecho un trabajo siguiendo los principios de nuestro partido político, que le hayan dado resultados a la ciudadanía, también tendrán el derecho a la reelección”, enunció Mario Delgado Carrillo, líder nacional de Morena, el miércoles de la semana pasada, cuando dio el visto bueno a las aspiraciones reeleccionistas de sus militantes.

Si los sabuesos de la ASE encuentran lo que buscan en el ayuntamiento, quedará en entredicho el desempeño de Rivera Vivanco, su actuación apegada a los principios del partido y el proyecto reeleccionista se derrumbará, antes incluso de llegar a las encuestas.

Como verá usted, amable lector, no solo las guerras al interior del PRI y del PAN eran entretenidas, y no solo en esos partidos se establecían agendas de gobierno en función de intereses políticos particulares.

Twitter: @jorgerdzc