/ viernes 1 de noviembre de 2019

Una reflexión para este Día de Muertos

Nuestros seres queridos no han muerto, viven en nuestros corazones y su recuerdo siempre nos acompaña. Siguen presentes en muchas formas y en muchos lugares, y a veces llegan personas con un extraordinario parecido a ellos o con gestos, risas o vocablos similares. Todo en esta vida es cíclico: nacemos, crecemos y fallecemos materialmente, para volver a generar vida material y vida espiritual.

Por todo eso quiero compartirles esta hermosa reflexión que mi amiga Adriana Meneses nos hizo llegar bondadosamente al chat de CONVERSACIONES:

“Para este día no tengo flores ni altar, no prenderé velas ni haré oraciones, de hecho no tengo muertos en la familia, tengo personas que se han ido, pero que su sangre fluye por mis venas, que siguen aquí, conmigo, en mis recuerdos.

No habrá calaveras ni flores, tan solo festejos por haber convivido con personas valiosas que solo se adelantaron a la presencia de DIOS.

Para este día no tengo lágrimas, tengo agradecimiento, no hay tristezas, solo recuerdos; si algo yace en mis sepulcros familiares son evidencias de quienes aún dan vida a mi vida con su legado.

No usaré este día para meditar sobre la muerte, agradeceré la oportunidad de la vida, en mi casa todos son bienvenidos, incluso los recuerdos de las personas que ya no están físicamente.

Para este día de muertos no adornaré la casa con motivos fúnebres, abriré mis cortinas para que la bendición del sol entre y acaricie mi vida.

Para este día de muertos no rezaré, hablaré directamente con DIOS EN UNA ORACIÓN PARA PEDIRLE POR MIS VIVOS.

Para este día y para el resto de mis días, pensaré en la muerte para valorar la vida. Mi ofrenda será tratar de ser mejor y mi incienso, una sonrisa sincera para los demás.

Para este día de muertos abrazaré a aquellos que tienen muerta la esperanza, que han perdido la paz o se les murió la fe.

Para este día tengo tantas gracias que dar, un réquiem a mi tristeza y un epitafio en mi puerta que diga: “AQUÍ YACE Y VIVE UNA PERSONA QUE NO QUIERE MORIR EN VIDA”

Solo recordemos amigas y amigos, que la muerte es un cambio de misión y el paso para una verdadera vida, la espiritual. Thaillard de Chardin dijo alguna vez que “no somos seres materiales que a veces tenemos actitudes espirituales, sino seres espirituales que a menudo tenemos actitudes materiales.”

En esta nave espacial que se llama tierra, nadie es pasajero, todos somos tripulantes en camino a un destino diferente. El pase es la des-encarnación, un cambio de equipaje para continuar la marcha a la cuarta dimensión, en donde no hay dolor ni sufrimiento, en donde no existen las enfermedades ni la soledad y la pobreza, solo hay juventud y trasmisión mental del pensamientos.

Por ello, vivamos intensamente el día de hoy, en nuestras vidas, porque es lo único que tenemos realmente y debemos aprovechar, y dejemos de resistirnos a la muerte que es la puerta a la verdadera vida. El Dalai Lama dijo que “lo que más le inquietaba del hombre era que nacer no pide, vivir no sabe y morir no quiere”. Por ello atesoramos tantas cosas y firmamos tantos compromisos a futuro, sin realmente entender que no nos llevaremos ni necesitaremos en la otra vida absolutamente nada de lo material que poseemos. Lo único que vamos a tener que reportar es lo que dimos, lo que amamos y lo que fuimos felices.

Gracias Puebla y te recuerdo que: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”

Nuestros seres queridos no han muerto, viven en nuestros corazones y su recuerdo siempre nos acompaña. Siguen presentes en muchas formas y en muchos lugares, y a veces llegan personas con un extraordinario parecido a ellos o con gestos, risas o vocablos similares. Todo en esta vida es cíclico: nacemos, crecemos y fallecemos materialmente, para volver a generar vida material y vida espiritual.

Por todo eso quiero compartirles esta hermosa reflexión que mi amiga Adriana Meneses nos hizo llegar bondadosamente al chat de CONVERSACIONES:

“Para este día no tengo flores ni altar, no prenderé velas ni haré oraciones, de hecho no tengo muertos en la familia, tengo personas que se han ido, pero que su sangre fluye por mis venas, que siguen aquí, conmigo, en mis recuerdos.

No habrá calaveras ni flores, tan solo festejos por haber convivido con personas valiosas que solo se adelantaron a la presencia de DIOS.

Para este día no tengo lágrimas, tengo agradecimiento, no hay tristezas, solo recuerdos; si algo yace en mis sepulcros familiares son evidencias de quienes aún dan vida a mi vida con su legado.

No usaré este día para meditar sobre la muerte, agradeceré la oportunidad de la vida, en mi casa todos son bienvenidos, incluso los recuerdos de las personas que ya no están físicamente.

Para este día de muertos no adornaré la casa con motivos fúnebres, abriré mis cortinas para que la bendición del sol entre y acaricie mi vida.

Para este día de muertos no rezaré, hablaré directamente con DIOS EN UNA ORACIÓN PARA PEDIRLE POR MIS VIVOS.

Para este día y para el resto de mis días, pensaré en la muerte para valorar la vida. Mi ofrenda será tratar de ser mejor y mi incienso, una sonrisa sincera para los demás.

Para este día de muertos abrazaré a aquellos que tienen muerta la esperanza, que han perdido la paz o se les murió la fe.

Para este día tengo tantas gracias que dar, un réquiem a mi tristeza y un epitafio en mi puerta que diga: “AQUÍ YACE Y VIVE UNA PERSONA QUE NO QUIERE MORIR EN VIDA”

Solo recordemos amigas y amigos, que la muerte es un cambio de misión y el paso para una verdadera vida, la espiritual. Thaillard de Chardin dijo alguna vez que “no somos seres materiales que a veces tenemos actitudes espirituales, sino seres espirituales que a menudo tenemos actitudes materiales.”

En esta nave espacial que se llama tierra, nadie es pasajero, todos somos tripulantes en camino a un destino diferente. El pase es la des-encarnación, un cambio de equipaje para continuar la marcha a la cuarta dimensión, en donde no hay dolor ni sufrimiento, en donde no existen las enfermedades ni la soledad y la pobreza, solo hay juventud y trasmisión mental del pensamientos.

Por ello, vivamos intensamente el día de hoy, en nuestras vidas, porque es lo único que tenemos realmente y debemos aprovechar, y dejemos de resistirnos a la muerte que es la puerta a la verdadera vida. El Dalai Lama dijo que “lo que más le inquietaba del hombre era que nacer no pide, vivir no sabe y morir no quiere”. Por ello atesoramos tantas cosas y firmamos tantos compromisos a futuro, sin realmente entender que no nos llevaremos ni necesitaremos en la otra vida absolutamente nada de lo material que poseemos. Lo único que vamos a tener que reportar es lo que dimos, lo que amamos y lo que fuimos felices.

Gracias Puebla y te recuerdo que: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”