/ viernes 20 de julio de 2018

¿Y ahora qué?

Cuando era chico me encantaban los circos y lo que más me gustaba eran sus animales. El elefante siempre acaparaba mi atención. Siempre me intrigó que, cuando no actuaba, estaba amarrado por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una estaca que era un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa, me parecía obvio que ese animal, con su fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente, ¿por qué no huye? Años después encontré la respuesta: “el elefante de circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño”. Entonces cerré los ojos y me imaginé al elefantito recién nacido, sujeto a la estaca. Considero que por instinto el animal empujó, tiró y sudó tratando de soltarse, pero a pesar de su esfuerzo no pudo. La estaca era, ciertamente, más fuerte que él… y así transcurrió un tiempo, tratando de soltarse, hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ahora, como aquel día, ese elefante enorme y poderoso no escapaba porque creía que no podía… Tenía en mente el registro de su pequeñez y lo peor fue que jamás se volvió a cuestionar seriamente su impotencia. Jamás, jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez.

La moraleja de esta historia es lo que a muchos les pasa en la vida real. A veces, cada uno de nosotros vamos por el mundo “atados” a ciertas “estacas” que nos restan libertad. Vivimos creyendo en “un montón de cosas” que no podemos hacer simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos…Y eso lo convertimos en destino: “no podré”, perdiendo una de las mayores bendiciones con que puede contar un ser humano: la fe.

El domingo 8 de julio la autoridad electoral en el estado declaró gobernadora de Puebla a la señora Marta Erika Alonso Hidalgo (de Moreno Valle) y, con ello, formalmente se terminó la jornada electoral que había empezado el primero de julio. Jornada en la cual, como ya lo sabemos, el resultado fue contundente no solo en el estado sino a nivel nacional a favor de Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena. Además, ganó la presidencia municipal tuya, querida Puebla, varias más en el interior del estado y la mayoría de diputaciones. Lo sorpresivo fue que, a pesar de esa contundente votación, no haya ganado la gubernatura del estado.

¿Qué fue lo que pasó? La explicación formal, se dice, apunta al llamado voto diferenciado, ya que según las estadísticas oficiales el candidato de Morena y su coalición obtuvieron 584 mil votos menos que el presidente electo. Sin embargo, la realidad señala otra perspectiva: el fraude electoral. En efecto, desde el mismo día de la jornada se reportaron varios incidentes de robo de casillas, incluso se tiene documentado un coche de la propia Fiscalía Estatal volteado, con boletas electorales ya cruzadas; asesinatos de opositores en el interior del estado; servidores públicos obligados a votar por esa candidata; y, después, el 3 de julio, el descubrimiento de “un laboratorio electoral” con resultados “maquillados” y cómputo a modo.

¿Y ahora qué? Como en la historia del elefante, quitémonos las “estacas mentales” y no perdamos la fe. Todo lo que empieza mal termina mal. Queda aún pendiente la resolución por parte del Tribunal Federal Electoral sobre la nulidad de las elecciones. Y si esto no fuera suficiente, quedará para siempre el juicio implacable de la historia. Su gobierno, señora Marta Erika Alonso de Moreno Valle, quedará manchado para siempre con el estigma del fraude electoral y sin ninguna legitimidad y autoridad moral para gobernarnos.

Gracias, Puebla. Escúchame mañana sábado en mi programa “CONVERSACIONES” en ABC radio, 1280 de AM y en internet abcradiopuebla.com.mx. Y recuerda: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”.

Cuando era chico me encantaban los circos y lo que más me gustaba eran sus animales. El elefante siempre acaparaba mi atención. Siempre me intrigó que, cuando no actuaba, estaba amarrado por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una estaca que era un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa, me parecía obvio que ese animal, con su fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente, ¿por qué no huye? Años después encontré la respuesta: “el elefante de circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño”. Entonces cerré los ojos y me imaginé al elefantito recién nacido, sujeto a la estaca. Considero que por instinto el animal empujó, tiró y sudó tratando de soltarse, pero a pesar de su esfuerzo no pudo. La estaca era, ciertamente, más fuerte que él… y así transcurrió un tiempo, tratando de soltarse, hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ahora, como aquel día, ese elefante enorme y poderoso no escapaba porque creía que no podía… Tenía en mente el registro de su pequeñez y lo peor fue que jamás se volvió a cuestionar seriamente su impotencia. Jamás, jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez.

La moraleja de esta historia es lo que a muchos les pasa en la vida real. A veces, cada uno de nosotros vamos por el mundo “atados” a ciertas “estacas” que nos restan libertad. Vivimos creyendo en “un montón de cosas” que no podemos hacer simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos…Y eso lo convertimos en destino: “no podré”, perdiendo una de las mayores bendiciones con que puede contar un ser humano: la fe.

El domingo 8 de julio la autoridad electoral en el estado declaró gobernadora de Puebla a la señora Marta Erika Alonso Hidalgo (de Moreno Valle) y, con ello, formalmente se terminó la jornada electoral que había empezado el primero de julio. Jornada en la cual, como ya lo sabemos, el resultado fue contundente no solo en el estado sino a nivel nacional a favor de Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena. Además, ganó la presidencia municipal tuya, querida Puebla, varias más en el interior del estado y la mayoría de diputaciones. Lo sorpresivo fue que, a pesar de esa contundente votación, no haya ganado la gubernatura del estado.

¿Qué fue lo que pasó? La explicación formal, se dice, apunta al llamado voto diferenciado, ya que según las estadísticas oficiales el candidato de Morena y su coalición obtuvieron 584 mil votos menos que el presidente electo. Sin embargo, la realidad señala otra perspectiva: el fraude electoral. En efecto, desde el mismo día de la jornada se reportaron varios incidentes de robo de casillas, incluso se tiene documentado un coche de la propia Fiscalía Estatal volteado, con boletas electorales ya cruzadas; asesinatos de opositores en el interior del estado; servidores públicos obligados a votar por esa candidata; y, después, el 3 de julio, el descubrimiento de “un laboratorio electoral” con resultados “maquillados” y cómputo a modo.

¿Y ahora qué? Como en la historia del elefante, quitémonos las “estacas mentales” y no perdamos la fe. Todo lo que empieza mal termina mal. Queda aún pendiente la resolución por parte del Tribunal Federal Electoral sobre la nulidad de las elecciones. Y si esto no fuera suficiente, quedará para siempre el juicio implacable de la historia. Su gobierno, señora Marta Erika Alonso de Moreno Valle, quedará manchado para siempre con el estigma del fraude electoral y sin ninguna legitimidad y autoridad moral para gobernarnos.

Gracias, Puebla. Escúchame mañana sábado en mi programa “CONVERSACIONES” en ABC radio, 1280 de AM y en internet abcradiopuebla.com.mx. Y recuerda: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”.