A los mexicanos nos encanta la variedad en sabores y texturas a la hora de comernos una botanita; eso sí, con el picante por delante, que no puede faltar.
Pocos se pueden resistir al imperdible sabor de estos bocados que tanto gozo le dan a nuestro paladar. Y una vez que tu estómago se acostumbra a bombas como estas, puedes añadir más y más, porque tu imaginación es el límite.
A mediodía, por la tarde o en la noche, cualquier hora es buena para llevarse a la boca alguna de estas botanas que son muy fáciles de preparar, tanto, que las puedes hacer tú mismo. En gustos se rompen géneros, así que aquí te presentamos las botanas más raras que consumimos los mexicanos, ¡tú eliges!
CUERITOS
Ya sea en trozo o tiritas, las cueritos se curten con cebolla, pepino, jitomate, vinagre y jugo de limón. Se sirven en el típico vasito de plástico y se les agrega chile en polvo y salsita, pa’ que amarre el picor. Algunas personas les agregan piña para darle un toque agridulce delicioso, otras los preparan en aguachile.
ESQUITES CON TUÉTANO
Los granos de elote acompañados de limón, mayonesa, queso fresco y chile piquín son un antojo imposible de resistir, toda una tradición que encontramos en las calles de cualquier ciudad del país. Para un sabor más suculento hay que agregarles tuétano, un manjar que se encuentra en el interior de los huesos de la vaca.
DORILOCOS
Son una botana callejera que mezcla verduras, chucherías y frituras con mucho chile. Consiste en agregar a una bolsa de doritos nachos: zanahoria, pepino, jícama, cueritos, cacahuates japoneses y salados, gomitas de sabores, limón y por supuesto, mucha salsa Valentina o chamoy, para rematar con chile piquín ¡tómala!
JICALETA
De un tiempo a la fecha esta leguminosa es muy demandada como botana, principalmente por los jóvenes, quienes a media mañana se vuelcan sobre los puestecitos que ofrecen estas refrescantes paletas elaboradas con una buena rebanada de jícama, a la que le embarran chamoy y le untan algún polvo de color neón.
CHICHARRÓN PREPARADO
Es un clásico de ferias y plazas públicas. A esta fritura de harina de forma rectangular, que asemeja un chicharrón de verdad, se le añade un exceso de ingredientes para satisfacer hasta al más troglodita. Se embarra de crema y se le agrega col rayada, jitomate, aguacate, cueritos, sal, limón y, lo que no puede faltar, salsa Valentina.