Acatzingo, tierra histórica rodeada de leyendas | Los tiempos idos

Sucesos y relatos fantásticos han marcado el rumbo de este municipio asentado en el centro del estado

Erika Reyes | El Sol de Puebla

  · sábado 19 de febrero de 2022

Vista panorámica de Acatzingo | Foto: Libro “Acatzinco” de Melitón Salazar Monroy

Hasta la llegada de los conquistadores, Acatzingo era un lugar tranquilo asentado junto al río Tetzahuapan en el que abundaban los carrizales.

Fue una zona estratégica al ser el paso obligado para ir a Tenochtitlan. También fue testigo de revueltas que en diferentes épocas dejaron cientos de muertos, por lo que está rodeada de leyendas escalofriantes que solo sus pobladores conocen.

Cuna de personajes destacados a nivel mundial, cuenta con edificaciones y objetos religiosos de gran importancia para el mundo.

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El Ejército Francés pasó por Acatzingo al dirigirse a Puebla. El Mariscal Francés pasó revista a sus tropas en la plaza del pueblo el 13 de marzo de 1863 | Foto: Libro “Acatzinco” de Melitón Salazar Monroy

LUGAR DE CARRIZALES

El origen de Acatzingo fueron tribus chichimecas que estaban asentadas en la parte norte, junto al río Tetzahuapan, que vivían de la siembra y del trueque, expone Fernando Machorro Núñez, quien nació en este municipio en 1955 y es orgulloso de su tierra, de sus costumbres, tradiciones y linaje.

Refiere que el nombre del municipio se fue deformando con el tiempo, el original es “Acatzinco”, que significa “Lugar de pequeños carrizales” debido a que el primer asentamiento se dio a orillas del río.

“Cuando pasó por aquí Hernán Cortés, los chichimecas no se rindieron salieron a defender sus tierras como buenos guerreros pero los españoles con sus armas de fuego los sometieron”, detalla.

“Acatzingo tiene mucha historia en lo religioso y en los civil. Aquí se libraron muchas batallas en diferentes épocas. Era paso obligado para ir o venir de Veracruz, el Camino Real (hoy Avenida Morelos) era por donde pasaban, por eso de ese lado hay casas muy antiguas que eran mesones”, advierte.

El Convento Franciscano fue edificado por Fray Juan de Rivas con ayuda de García de Cisneros | Foto: Libro “Acatzinco” de Melitón Salazar Monroy

LOS EVANGELIZADORES

Fernando asegura que durante la Conquista llegaron a Puebla 12 evangelizadores con Motolinia y el que estuvo en Acatzingo fue Fray Juan de Rivas, quien evangelizó y construyó el Ex Convento Franciscano del siglo XVI.

Dice que cuando desembarcaron los franciscanos que llegaron a Puebla venían harapientos y cansados, y los nativos se quedaron sorprendidos de que, esos hombres blancos con armaduras que representaban poder, se arrodillaran ante ellos.

“Se asombraron y se preguntaban ¿por qué se hincan ante ellos?, ¿Quiénes son?, Cuando vieron a Fray Toribio de Benavente le gritaron: ¡Motolinia!, él preguntó a los traductores, ¿Qué cosa me dicen?, ¿Qué es eso?, significa ´el pobre´, le dijeron, y él dijo: ´desde hoy seré Motolinia´”.

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Retablo del Santuario de la Virgen de los Dolores | Foto: Erika Reyes | El Sol de Puebla

LA CORONA PONTIFICIA

Relata que en el año 1609 llegó a Acatzingo un viajero que guardó un paquete en un antiguo mesón pero nunca regresó por él, entonces la señora Antonia Negreros que era la dueña del mesón, lo sacó y lo abrió. El paquete contenía dos pinturas, una del Señor Ecce Homo y la otra de la Virgen de los Dolores. Ella la empezó a venerar y desde entonces, es parte central de la cultura del municipio.

Por la importancia de los milagros que ella realizó la pasaron a la parroquia de San Juan Evangelista y ahí se le edificó su Santuario que hasta la fecha es muy hermoso. La Virgen de los Dolores de Acatzingo fue coronada con la Corona Pontificia, que solo la han alcanzado la Virgen de Guadalupe en La Villa, la Virgen de San Juan de los Lagos, la Virgen de Ocotlán y la Virgen de Juquila”, sentencia.

Explica que para obtener la corona pontificia se realizaron estudios específicos de los milagros que realizó y fue el Papa Pío 11 quien otorgó el permiso.

Cuando Maximiliano y Carlota pasaron por Acatzingo se celebró una misa por su visita y ellos dejaron en ofrenda a la Virgen de Dolores sus anillos.

“Los anillos tenían unas alejandrinas, que son piedra moraditas. En 1924, cuando se promovió la coronación de la Virgen agarraron oro de todos lados, encontraron los anillos y los fundieron. Las piedras las colocaron en la parte frontal de la corona. Yo he tenido la fortuna de tenerla en las manos y cada piedra tienen una inicial, una la M y otra la C, de Maximiliano y Carlota”, detalla.

La primera Pila bautismal de la Nueva España fue la del convento franciscano de Acatzingo | Foto: Libro “Acatzinco” de Melitón Salazar Monroy

LO MÁS DESTACADO

El Portal Hidalgo de Acatzingo fue construido en el siglo XVIII es el más largo de América Latina con una longitud de 168 metros y 47 arcos, subraya Fernando, y agrega que, en su azotea, el capitán Rafael Romero perdió la vida el 3 de junio de 1876, defendiendo el Gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada y a la población.

“También tenemos la primera Pila Bautismal de la Nueva España que está en el ex convento y una réplica en la Presidencia Municipal. Es muy importante, a veces sale en la contraportada del Misal Romano que ocupan los sacerdotes para sacar las lecturas del diario”, explica.

Acatzingo ha sido cuna de personajes destacados a nivel nacional y mundial. Aquí nació el gobernador interino de Puebla, Ignacio Romero Vargas; también el escultor Ernesto Tamariz, que hizo el Altar a la Patria con los Niños Héroes en Chapultepec; el capitán Carlos Camacho Espíritu, fundador de Africam Safari; el músico y compositor, Aurelio Machorro, y Pascual Machorro, que según los archivos de la nación se unió al cura Hidalgo en su lucha independentista, estos últimos dos, miembros de la familia de Fernando, según su árbol genealógico.

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Escuela oficial de niños hoy Presidencia Municipal | Foto: Cortesía Fernando Machorro Núñez

TIERRA DE LEYENDAS

Por su antigüedad y por las batallas que se libraron en diferentes épocas, sus muros y construcciones guardan relatos escalofriantes que sus pobladores han vivido en carne propia.

“Nos han visitado investigadores paranormales de toda la República e incluso de la Unión Americana y de Medellín, Colombia. También han venido buscadores de tesoros, ufólogos y hasta el canal History Channel”, expone Fernando Machorro Fuentes quien se ha dado a la tarea de investigar las leyendas que las personas mayores de la localidad cuentan de boca en boca ayudado por clarividentes, médiums, historiadores e investigadores de lo paranormal.

“En Acatzingo existen 13 barrios y cada barrio tiene su capilla y su respectivo panteón en el que se entierran a las personas del mismo. También tenemos caminos y casa antiguas con túneles subterráneos y cerca de 18 ex haciendas”, asegura.

La hacienda de San Diego Apipilolco data del finales del siglo XVIII, fue construida en 1773 por la familia Machorro y la familia de Ovando, en su origen era un rancho. Yo creo que mi tatarabuelo la perdió o la vendió y paso a manos de José María Couttolenc, que era un hombre rico y poderoso. Después la compró Bernardino Tamariz Mellado, quien tenía muchas propiedades como el molino de San Miguel”, dice.

Ahora la hacienda está en total abandono y forma parte de los ejidos de la región, pero está llena de leyendas, y la gente acude a romper muros o escarbar la tierra con el propósito de encontrar un tesoro que dicen está enterrado ahí.

“Los profesionales vienen y se dedican a investigar el área pero mucha gente ha venido a buscarlo y destruyen los muros, por eso está lleno de hoyos. Piensan que como pasan el detector y suena, es dinero pero no, son balas porque los muros de la fachada eran muros de fusilamiento, hemos encontrados balas y objetos coloniales”, señala.

Cantina y tienda de abarrotes de Francisco Limón Romero en Acatzingo, 1908| Foto: Cortesía Fernando Machorro Núñez

“En el siglo XIX, aquí se suscitó la muerte de los dueños de manera trágica. La esposa y la hija murieron acribilladas dentro de las habitaciones y al papá lo decapitaron a 100 metros de la hacienda. La señora se llamaba Eulalia y los que tienen el don para ver dicen que está parada en la puerta para recibir a los visitantes”, agrega.

En la calle de Los Álamos, que es el camino viejo para llegar a la hacienda, hay un fresno muy grande y junto él está el llamado ´paso de los muertos´: “Las personas que venían de Nicolás Bravo o San Cristóbal a darle cristiana sepultura a sus muertos al panteón de Jesús de las Maravillas, paraban a descansar en este fresno junto al río Tetzahuapan, para después seguir su camino, aquí se ven entidades al lado de los árboles”.

En torno a esta hacienda, asegura que existen otras leyendas como la de “El capataz”, un señor que se aparece en las inmediaciones y anda con su quinque y un perro. “La carreta de la muerte”, que se escucha salir de este punto y atraviesa el pueblo para llegar a la Ermita.

“La carreta es tirada por caballos y pasa por el Panteón de las Tres Horas, se llama así por las tres horas de agonía que sufrió Jesucristo en la cruz antes de su muerte. Data de 1810, y aquí está enterrado el capitán Carlo Camacho y su esposa, entre otras personas destacadas. También hay mucha actividad paranormal”, advierte.

“La leyenda más famosa de este panteón es la de ´Susana, la niña del columpio´, quien llegó de Cádiz, España junto con sus padres y falleció por problemas respiratorios. ´El árbol del nahual´ es otra leyenda, los videntes aseguran que hace magia negra. “Los revolucionarios” es otra, se ven pasar a la mitad del panteón, vagan de un lado a otro”, finaliza.

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Panteón de las Tres Horas de Acatzingo | Foto: Cortesía Fernando Machorro Fuentes

LO QUE CUENTA LA GENTE

Cuando las dos hijas de Margarita Muñoz Ramírez eran chiquitas, seguido se caían y les dolía la cabeza cuando vivían en una casa en el barrio de San Gabriel. Platicando con los vecinos le dijeron que en esa casa había un señor que vagaba porque sus hijas los habían matado.

“Fíjese que nos tuvimos que salir porque el señor pedía una alma, se quería llevar a mis niñas. Encontramos un vidente y nos dijo que era un señor ya grande que se había poseído de nuestras cosas y las tuvimos que quemar”, expone.

“Hicimos un hoyo, metimos lo que nos dijo el vidente e hicimos fogata, ¡salían como cuerpos para arriba!, la lumbre hacia como remolino y subía, se formó una alumbrada más arriba del techo. Mi mamá empezó a rezar y en ese momento el vidente empezó a temblar y decía: ¡no vas a poder conmigo, te aseguro que no vas a poder conmigo!, y le dijo a mi mamá que dejara de rezar porque la entidad se enojó. Lo vivimos en pleno día”, puntualiza.

El mercado del municipio está edificado sobre la parte que fue el panteón del convento y los pobladores dicen que suceden muchas cosas ahí porque en esa parte sacaron restos de cuerpos que estaban enfilados unos junto a otros, sin caja.

Aspecto de la ex Hacienda de Apipilolco | Foto: Cortesía Fernando Machorro Fuentes

Petra Peña Meneses tiene ahí su local de comida “Tacos y Cemitas D Kary”, comenta que hace algún tiempo se veía a un niñito sin ropa brincando, era como un duende y lo vio su hija. Después de eso, dice que un día mando a una empleada a la bodega y regresó bien asustada y le dijo que había entrado un hombrecito sin ropa.

Mi cuñado ya es difunto pero nos dijo que un día de feria iba de regreso a su casa con sus hijas que estaba atrás del ex convento y de repente se quedó parado, momificado, porque vio desde la marrana más grande hasta la más chiquita”, señala.

La marrana es muy famosa, dicen que es una tentación del demonio y que trae dinero, se aparece en toda esa zona, una marrana grandota y le siguen de diferentes tamaños hasta la mas chiquita.

Relata que tiene un nieto de 18 años que estaba durmiendo y en una de esa se descubrió la cara y cuando abrió los ojos se dio cuenta que una niña lo estaba mirando fijamente, “se jalo el cobertor para volverse a tapar y ¡le arañó los pies!, unos arañones finitos”.

Así lucía la arboleda de la parroquia de San Juan Evangelista antes de que fueran derribados 40 árboles en el año 2003 | Foto: Cortesía Fernando Machorro Núñez

“Cuando mi nieto tenía 3 o 4 meses, un Viernes Santo le dije a mi hija que se fuera a su casa porque al otro día teníamos había que levantarse temprano para trabajar. Se fue, llevaba a su bebé en brazos, cuando de repente se levantó un torbellino desde el suelo hasta que llegó más arriba de los postes de luz. Mi hija me dijo que la mujer de blanco se quería llevar a su hijo, le dije ¿cómo, qué mujer? y me explicó que el torbellino era como una mujer”, detalla.

Petra narra que un día estaba en su casa y empezó a escuchar que algo chillaba muy feo, pero no vio nada. Si le dio miedo porque estaba sola, entonces se cubrió la cara y se encogió. El chillido seguía y seguía, y cuando reaccionó sacó la biblia en su celular y se puso a rezar, ¡bendito remedio!, dijo.

“Hay muchas historias que contar, solo dios sabe porque pasan tantas cosas en Acatzingo, nunca nos ha dado miedo vivir aquí aunque ahora nos dan más miedo los vivos que los muertos”, concluye.

Escudo de Acatzingo | Foto: Cortesía Fernando Machorro Núñez

Por las noches se escucha el golpeteo de una carreta al acompasado paso de unos caballos acompañado de silbidos o de carcajadas. Foto: Fernando Machorro | Acatzingo Tierra de Leyendas

La pequeña Susana sigue deambulando por el mítico panteón de Acatzingo. Foto: Cortesía Fernando Machorro | Acatzingo Tierra de Leyendas

En la Puebla Colonial vivió una mujer que habitaba una de las casonas de la Calle de la Nahuala. Foto: Google Maps y Cortesía