Leyendas de Puebla: El fantasma de 'La niña del columpio'

Acatzingo es un municipio rodeado de misticismo y relatos que ponen los pelos de punta, conoce esta historia de la pequeña Susana

Erika Reyes | El Sol de Puebla

  · martes 8 de febrero de 2022

La pequeña Susana sigue deambulando por el mítico panteón de Acatzingo. Foto: Cortesía Fernando Machorro | Acatzingo Tierra de Leyendas

Acatzingo fue una zona prehispánica habitada por olmecas, chichimecas y mexicas, hasta 1524 cuando los conquistadores trajeron frailes franciscanos y el pueblo empezó a adquirir rasgos españoles con costumbres, tradiciones y edificaciones como haciendas, iglesias y panteones.

Junto con San Andrés Cholula, Acatzingo fue una zona estratégica para los conquistadores, ya que era el paso obligado para ir a la gran ciudad: Tenochtitlan (Cdmx), que había sido fundada en 1325 por mexicas y que tras la Conquista, se volvió la capital del Virreinato de la Nueva España.

Al ser un punto estratégico, fue testigo de revueltas y conflictos que dejaron a su paso cientos de muertos en diferentes épocas, lo que la volvió una zona de gran actividad paranormal; al menos es lo que cuentan investigadores, historiadores y los propios habitantes del pueblo que, generación tras generación, han trasmitido de forma oral relatos sorprendentes.

LA NIÑA DEL COLUMPIO

Cuenta la leyenda que en el siglo XIX, entre 1880 y 1890, llegó a México una familia proveniente de Cádiz, España. La Familia Canquin eran papá, mamá y una niña de 8 años de nombre Susana.

Tiempo después se trasladaron a Acatzingo, un lugar de clima templado en el que siempre han sido bienvenidos los visitantes porque a sus habitantes les gustas compartir sus costumbres y tradiciones, de las cuales se sienten orgullosos.

El ave voló, cruzó ríos y montañas hasta llegar a Quetzallan. | Foto: El Sol de México

Susana disfrutaba una zona boscosa cercana a la que acudían en familia los fines de semana para gozar la naturaleza y el sol. La niña saltaba entre carrizos y se regocijaba al convivir con sus padres que organizaban un día de campo para la ocasión.

En uno de esos paseos la niña agarró un resfriado y, lamentablemente, a los pocos días falleció por problemas respiratorios. Sus padres desconsolados, la sepultaron en el “Panteón de las 3 horas”, que se encuentra al norte de la población, a solo tres calles del centro.

El recuerdo de Susana los carcomía día y noche, era inevitable extrañarla al ver su recámara vacía o pasar por los lugares en los que la niña se divertía. Así que, al cabo de unos años, los padres de la menor partieron a su lugar de origen dejando los restos de la pequeña en dicho panteón.

UN SER DE LUZ QUE VAGA POR ESTE MUNDO

Cuando los papás de Susana abandonaron el pueblo empezaron a pasar sucesos extraños, la gente decía que tanto de día como de noche veían a una niña brincotear entre las tumbas. Todos coincidían en decir que la pequeña era de tez blanca, nariz afilada y cabello ondulado, siempre ataviada con un vestido blanco de holanes color salmón.

Pero también hay quien la ha visto sentada en los columpios, meciéndose, para después salir corriendo y perderse entre las casas cercanas; de igual forma ha sido vista durante verbenas populares como la Feria del Barrio de Acatzingo y el Festival de Día de Muertos que, por tradición, se hace en el panteón.

En la Puebla Colonial vivió una mujer que habitaba una de las casonas de la Calle de la Nahuala. Foto: Google Maps y Cortesía

Don Esteban Robles, un poblador de Acatzingo, contaba que cuando tenía 4 o 5 años y acompañaba a sus papás al “Panteón de las 3 horas”, nunca lo dejaban solo porque les daba miedo que, al ver a la niña, saliera corriendo detrás de ella; de hecho muchos, adultos tomaban precaucione con sus hijos.

Equipos de investigación paranormal de todo el país han acudido al panteón en busca de Susana Canquin, "La niña del columpio", y a través de filmaciones en las que se logra ver o escuchar, han comprobado que ese ser de luz aún vaga por este mundo, quizá en busca de sus padres o simplemente queriendo no estar sola entre las lúgubres tumbas.

Han pasado cerca de 150 años y la pequeña Susana sigue deambulando por este mítico panteón de Acatzingo, se ha vuelto guardián del lugar e historia favorita entre el turismo paranormal del municipio. Una historia de nostalgia y de tristeza.

· Relato y autoría: Jesús Fernando Machorro Fuentes. Acatzingo Tierra de Leyendas. Morador del municipio, se ha dado a la tarea de investigar las leyendas que las personas mayores de la localidad cuentan de boca en boca ayudado por clarividentes, médiums, historiadores e investigadores de lo paranormal.

· Adaptación: Erika Reyes