De otro nivel era la lucha súper estelar del lunes clásico del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) en la Arena Puebla entre rudos hasta que Averno le atizó en los bajos a Último Guerrero con el principal viendo hacia otro lado para luego caer en la trampa.
El Último de su Estirpe, comandando a Gran Guerrero y Stuka, no se agüitó ante el desaire o las mofas de Averno, Hechicero o Euforia y pidió la revancha.
Pero ya veremos qué pasa en una semana porque bien reza el refrán, “quien se lleva se aguanta”.
LA ATLÁNTIDA BASTA
En una lucha donde hubo de todo, pero de todo con Titán dándole a donde no le da el sol a Niebla Roja en la segunda caída y el rudo ingobernable devolviéndole el favor al Inmortal en la definitiva ante la vista gorda del gordo, mejor dicho el réferi Edgar “El Güero” Noriega; los técnicos Titán, Valiente y Atlantis finalmente se apegaron al manual de las buenas costumbres para salir con el triunfo.
Y es que a cualquiera le saca el cobre Ángel de Oro, Niebla Roja y Bárbaro Cavernario, pues los estetas sólo pararon el agandalle de la tercia ruda pagándoles con la misma moneda. Sólo así se entiende cómo fue posible ver a Titán perder los papeles con Niebla Roja. Aquello fue como ver al Doctor Jekyll dominado por el Míster Hyde.
Pero una vez domada la bestia aparecieron las palancas al brazo al unísono de Titán y Valiente sobre los Chávez; mientras Atlantis se las arreglaba con El Troglodita del Ring, a quien doméstico aplicándole lo que su “apaito” bien le enseñó… La Atlántida y vámonos a casa.
MUCHA PIEZA POBLANA
La rivalidad entre el tapatío Zandokan y el poblano Stigma se acrecienta y da para más que un match relámpago.
El rudo de Guadalajara probó los límites del hombre de Talavera, pero éste no se amilanó y cuando parecía caía humillado ante su gente en la Arena Puebla logró revertir y con una hurracarrana donde afianzó bien a su rival lo rindió con la cuenta de los tres latidos.
Pero el muy gandalla del rufián, sin saber o entender aquello de ser buen perdedor, se le fue “al sobres” al técnico cuando éste levantaba los brazos.
“Ya para qué”, recriminó el respetable al tapatío y sí… La Pieza Poblana Perfecta fue mucha pieza.