/ viernes 29 de marzo de 2024

¿Cómo sanar la relación con mi madre?

El vínculo madre-hijo debería ser el más significativas en la vida de toda persona, pero no todas las relaciones maternas son positivas

Siempre se dice ha dicho que la relación de una madre con su hijo o con su hija, es un lazo inquebrantable y amoroso. Pero, ¿qué pasa si no te llevas bien con tu mamá?

Este es un tema complejo y muy sensible considerando que la relación madre-hijo debería ser una de las más significativas en la vida de toda persona. Pero la realidad es que no todas las relaciones maternas son positivas y muchas veces, las madres son emocional, psicológica, e incluso, físicamente abusivas con sus hijos.

La forma en la que las personas se relacionan en la adultez, en gran medida se encuentra determinada por la manera en que estos a su vez se relacionan con sus padres y otras figuras importantes durante su crianza.

Mamá es mi mundo

La relación con la madre es la base sobre la que se construyen todas las demás relaciones, principalmente, porque los hijos se miran en ella como si fuera un espejo porque representa el mundo en su totalidad.

En el caso de una mujer, su madre representa el modelo femenino, la forma de ser de una mujer, vivir la femineidad que puede copiar o rechazar. Como hombre, la madre es el modelo de mujer por el que se va a sentir atraído, es decir, condicionará su elección de pareja y la relación con ella.

La relación con el padre también es muy importante, pero la madre es la que nutre, la que se ocupa de las necesidades de los hijos y si ella no estuvo presente o no satisfizo sus necesidades afectivas, o en el peor de los casos, hizo sentir a sus hijos como una carga, muy probablemente de adulto, ese niño o niña, se sentirá herido en su interior porque que no se sintió amado incondicionalmente y necesitó protegerse del dolor por ser demasiado vulnerable.

Cuando son pequeños, estos niños congelan sus sentimientos y construyen una coraza defensiva para no sentir que no eran amados incondicionalmente. Para sanar, es necesario entrar en contacto con ese niño interior, para saber dónde y de qué manera fue herido, y así localizar el dolor física y emocionalmente.

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Entre otras, las heridas del hijo pueden generarse por abandono, manipulación, miedo, rechazo, comparación, autoritarismo, exigencia, engaño o abusos, pero también por sobreprotección, exceso de valoración y halago.

Al reconocer al niño interior pueden surgir sentimiento de soledad, vergüenza, carencia o rechazo que deben dejarse fluir a través del llanto o expresándolo a través de las emociones. Reconocer y aceptar el dolor, la rabia, la impotencia, la culpabilidad y la tristeza, es la manera de sanar.

Perdona las heridas de tu madre

El problema es que las madres también fueron niñas y tienen sus propias heridas y carencias de infancia, sus limitaciones y condicionamientos, así como sus dificultades para amar incondicionalmente y sostener a su hijo o hija si ellas mismas no aprendieron a hacerlo.

A ninguna mujer se le enseña a ser madre, y uno se da cuenta de lo complejo que es la maternidad en el camino. Lo que una madre puede hacer por sus hijos antes de tenerlos, es reconocer sus heridas, ocuparse de ellas y sanarlas, lamentablemente, por desconocimiento, no siempre es así.

Como hijo o hija debes perdonar a tu madre por el daño que te hizo al abandonar sus necesidades para satisfacer a otros con su perfeccionismo, auto exigencia, o por miedo, ansiedad y por su dolor no resuelto.

Ser capaz de reconocer la niña herida de tu madre, te hará más compasivo y te ayudará a aceptarla por completo, más allá de sus errores y limitaciones. Solo así comprenderás que ella no puede ofrecerte lo que tiene o lo que no le enseñaron. Si lo haces te sentirás pleno, bendecido y merecedor de todo lo bueno. Si no lo aceptas o rechazas, estás negando tus orígenes, y eso es negarte a ti mismo, lo que solo te producirá confusión y dolor.

Para amarte y aceparte a ti misma (o) necesitas aceptar a tu madre tal cual es y aceptar todo lo que sucedió como una experiencia que te tocó vivir, ese es el aprendizaje familiar, lo que te ha hecho ser lo que eres, es tu legado.

Establece límites por salud

Cuando una madre lastima a su hijo no siempre lo hace intencionalmente, puede ser el resultado de sus propias heridas no resueltas. Por eso, el proceso de enfrentar y lidiar una relación dañina con tu madre, es sumamente difícil, y requiere terapia y apoyo emocional.

Para empezar tienes que aprender a perdonar y si la relación entre ustedes es demasiado tóxica tienes que alejarte y establecer límites, aunque sea tu madre, porque en algunos casos es la única opción. A esto se le llama autocuidado y es una forma de proteger tu salud.

El amor que la mayoría de los hijos siente por su madre no es suficiente para solucionar una relación dañina con ella. Tu salud mental y tu amor propio deben ser prioridad.

Buscar apoyo en amigos, familiares u otros seres queridos, es muy válido, sobre todo si han pasado por la misma experiencia que tú, porque así te darás cuenta que no eres el único y que no estás solo.

Recuerda que la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos es el reflejo de lo que nuestros seres queridos nos devolvieron y condiciona las relaciones que tenemos con los demás, nuestra autoestima y la forma de afrontar los problemas.

No todas las relaciones familiares son perfectas, pero si la relación con tu madre está llena de altibajos o de plano es tóxica, debes buscar ayuda de un profesional y el apoyo necesario para llegar a obtener una vida saludable y equilibrada.

Siempre se dice ha dicho que la relación de una madre con su hijo o con su hija, es un lazo inquebrantable y amoroso. Pero, ¿qué pasa si no te llevas bien con tu mamá?

Este es un tema complejo y muy sensible considerando que la relación madre-hijo debería ser una de las más significativas en la vida de toda persona. Pero la realidad es que no todas las relaciones maternas son positivas y muchas veces, las madres son emocional, psicológica, e incluso, físicamente abusivas con sus hijos.

La forma en la que las personas se relacionan en la adultez, en gran medida se encuentra determinada por la manera en que estos a su vez se relacionan con sus padres y otras figuras importantes durante su crianza.

Mamá es mi mundo

La relación con la madre es la base sobre la que se construyen todas las demás relaciones, principalmente, porque los hijos se miran en ella como si fuera un espejo porque representa el mundo en su totalidad.

En el caso de una mujer, su madre representa el modelo femenino, la forma de ser de una mujer, vivir la femineidad que puede copiar o rechazar. Como hombre, la madre es el modelo de mujer por el que se va a sentir atraído, es decir, condicionará su elección de pareja y la relación con ella.

La relación con el padre también es muy importante, pero la madre es la que nutre, la que se ocupa de las necesidades de los hijos y si ella no estuvo presente o no satisfizo sus necesidades afectivas, o en el peor de los casos, hizo sentir a sus hijos como una carga, muy probablemente de adulto, ese niño o niña, se sentirá herido en su interior porque que no se sintió amado incondicionalmente y necesitó protegerse del dolor por ser demasiado vulnerable.

Cuando son pequeños, estos niños congelan sus sentimientos y construyen una coraza defensiva para no sentir que no eran amados incondicionalmente. Para sanar, es necesario entrar en contacto con ese niño interior, para saber dónde y de qué manera fue herido, y así localizar el dolor física y emocionalmente.

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Entre otras, las heridas del hijo pueden generarse por abandono, manipulación, miedo, rechazo, comparación, autoritarismo, exigencia, engaño o abusos, pero también por sobreprotección, exceso de valoración y halago.

Al reconocer al niño interior pueden surgir sentimiento de soledad, vergüenza, carencia o rechazo que deben dejarse fluir a través del llanto o expresándolo a través de las emociones. Reconocer y aceptar el dolor, la rabia, la impotencia, la culpabilidad y la tristeza, es la manera de sanar.

Perdona las heridas de tu madre

El problema es que las madres también fueron niñas y tienen sus propias heridas y carencias de infancia, sus limitaciones y condicionamientos, así como sus dificultades para amar incondicionalmente y sostener a su hijo o hija si ellas mismas no aprendieron a hacerlo.

A ninguna mujer se le enseña a ser madre, y uno se da cuenta de lo complejo que es la maternidad en el camino. Lo que una madre puede hacer por sus hijos antes de tenerlos, es reconocer sus heridas, ocuparse de ellas y sanarlas, lamentablemente, por desconocimiento, no siempre es así.

Como hijo o hija debes perdonar a tu madre por el daño que te hizo al abandonar sus necesidades para satisfacer a otros con su perfeccionismo, auto exigencia, o por miedo, ansiedad y por su dolor no resuelto.

Ser capaz de reconocer la niña herida de tu madre, te hará más compasivo y te ayudará a aceptarla por completo, más allá de sus errores y limitaciones. Solo así comprenderás que ella no puede ofrecerte lo que tiene o lo que no le enseñaron. Si lo haces te sentirás pleno, bendecido y merecedor de todo lo bueno. Si no lo aceptas o rechazas, estás negando tus orígenes, y eso es negarte a ti mismo, lo que solo te producirá confusión y dolor.

Para amarte y aceparte a ti misma (o) necesitas aceptar a tu madre tal cual es y aceptar todo lo que sucedió como una experiencia que te tocó vivir, ese es el aprendizaje familiar, lo que te ha hecho ser lo que eres, es tu legado.

Establece límites por salud

Cuando una madre lastima a su hijo no siempre lo hace intencionalmente, puede ser el resultado de sus propias heridas no resueltas. Por eso, el proceso de enfrentar y lidiar una relación dañina con tu madre, es sumamente difícil, y requiere terapia y apoyo emocional.

Para empezar tienes que aprender a perdonar y si la relación entre ustedes es demasiado tóxica tienes que alejarte y establecer límites, aunque sea tu madre, porque en algunos casos es la única opción. A esto se le llama autocuidado y es una forma de proteger tu salud.

El amor que la mayoría de los hijos siente por su madre no es suficiente para solucionar una relación dañina con ella. Tu salud mental y tu amor propio deben ser prioridad.

Buscar apoyo en amigos, familiares u otros seres queridos, es muy válido, sobre todo si han pasado por la misma experiencia que tú, porque así te darás cuenta que no eres el único y que no estás solo.

Recuerda que la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos es el reflejo de lo que nuestros seres queridos nos devolvieron y condiciona las relaciones que tenemos con los demás, nuestra autoestima y la forma de afrontar los problemas.

No todas las relaciones familiares son perfectas, pero si la relación con tu madre está llena de altibajos o de plano es tóxica, debes buscar ayuda de un profesional y el apoyo necesario para llegar a obtener una vida saludable y equilibrada.

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