Primetta Giacopini fue una de las pocas personas que vivió en dos periodos de la historia en donde una pandemia atacó a la población, pero solo pudo sobrevivir a una de ellas. Teniendo 105 años de edad, la mujer de ascendencia italiana falleció en este septiembre después de contagiarse de coronavirus.
De manera coincidente, su vida comenzó cuando el mundo se encontraba batallando contra otra enfermedad, la gripe española. Dorene Giacopini, hija de Primetta, contó la gran historia de su madre, quien no solo vivió en el periodo de dos de las enfermedades más contagiosas y letales del mundo, también es una sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial.
EL COMIENZO DE SU VIDA Y LA GRIPE ESPAÑOLA
La vida de Primetta comenzó en 1916 cuando nació en Connecticut, Estados Unidos. Apenas a los dos años perdería a su madre, Pasquina Fei. Ella en 1918 enfermó de la gripe española, un virus de gripe tipo A, subtipo H1N1 de la que se estima enfermaron 500 millones de personas en el periodo de febrero de 1918 a abril de 1920 cuando la pandemia se declaró terminada.
La madre de Giacoponi se convirtió en una de las 675 mil víctimas fatales que se estima dejó la gripe española tan solo en los Estados Unidos, tenía 25 años al fallecer. A nivel mundial, se estima que la enfermedad cobró la vida de entre 50 a 100 millones de personas.
Al tener solo dos años de edad, su padre decidió que no podía hacerse cargo de ella ni de su hermana menor Alice. Por lo que decidió mandar a Alice a Italia con su familia lejana y a Primetta con otra familia, que en 1929 también terminó por reubicarse en el país europeo.
Desarrollando su vida ahí, se mantenía al trabajar de costurera y su vida cambió cuando se enamoró de Vittorio Andriani, un piloto de combate italiano. Su amor se vio en grandes complicaciones cuando en 1940 Italia entró a la Segunda Guerra Mundial.
SU REGRESO A LOS ESTADOS UNIDOS
Desde el comienzo de la Guerra, las autoridades locales solicitaron a Primetta Giacopini que saliera del país, debido a que Benito Mussolini no deseaba tener a ningún ciudadano americano en sui país. Aunque al principio se negó a la solicitud, un año después volvió a ser advertida que si no abandonaba Italia podía ser arrestada y mandada a un campo de concentración.
En ese mismo año, 1941, se enteró que su amor, Vittorio, había fallecido en combate tras estrellar su avión cerca de Malta. Su única opción fue el unirse a un grupo de extraños que lograron abandonar Italia por medio de un tren a Portugal.
Ya estando en Lisboa, tomó un bote que la llevó de regreso a los Estados Unidos. “En Port-Bou, la frontera con España, ninguna casa se mantuvo de pie; todo quedó destruido porque el pueblo es un importante punto de transito para los trenes que traen suministros para los “Rojos”, el enemigo… He visto tanta destrucción que he tenido suficiente”, escribió Primetta en una carta a una amiga en medio de su viaje a Estados Unidos.
Ya estando en el país en que nació, decidió regresar a su pueblo natal en Torrington y tras reunir 500 dólares para comprarse un sedán pudo viajar a Bristol, en donde consiguió un empleo en la empresa Chevrolet.
En ese lugar conoció y se enamoró de su único esposo, Umbert Giacopini, con quien mantuvo su unión hasta 2002 cuando “Bert” falleció. Respecto a su hija, Dorene, la tuvo en 1960, recibiendo la mala noticia de que nació con espina bífida, una enfermedad congénita que impide que la médula espinal se desarrolle por completo.
SU EXPERIENCIA CON EL CORONAVIRUS
Después de vivir tanto en su vida, una nueva pandemia atacó el mundo, siendo ahora la del Covid-19. Había logrado pasar sin problemas y con cuidados se mantenía bien de salud, hasta que, en una visita a comienzos de este mes, Dorene notó a su madre algo enferma.
Todo comenzó cuando la cuidadora de Primetta comenzó a sentirse enferma después de que su marido asistió a una boda. Dorene notó como su madre comenzó a toser, por lo que presintió lo peor. Apenas dos días después fue ingresada al hospital debido a que sus niveles de oxigeno bajaron de manera abrupta.
En los siguientes seis días su condición no logró mejorar, hasta que tuvo que llegar la decisión de conectarla a un respirador. Dorene decidió no hacerlo y el 16 de septiembre falleció teniendo 105 años. Una neumonía como consecuencia del coronavirus fue la enfermedad que terminó con su vida.
Pese a todo, Dorene recordará a Primetta Giacopini como una gran mujer de lucha, la cual le enseñó a sobrepasar adversidades y no dejarse rendir a pesar de su discapacidad. “Me aseguré de que dijéramos ‘Te amo’. Ella me dijo ‘Hasta luego, cocodrilo’. Creo que ambos dijimos ‘Después de un tiempo, cocodrilo’. Esa fue la última vez que la vi”, relató sobre los últimos momentos con su madre.