/ domingo 13 de junio de 2021

De salón de fiestas a funeraria, el drástico cambio de giro para sobrevivir

Ante la cancelación de las fiestas, los dueños se vieron obligados a buscar opciones para generar ingresos

Junto a las escaleras de la funeraria, tres féretros lucen empotrados a la pared, a la espera de que algún deudo se interese por adquirirlos. Apenas hace un año, esos escalones eran el foco de atención al inicio de los eventos sociales, cuando los festejados ascendían hacia la pista de baile, hoy convertida en dos capillas de velación.

La pandemia que sigue vigente, acabó con las fiestas y trajo consigo muchas muertes. Para el inmueble ubicado en el Boulevard Xonaca no es una simple metáfora; se trata de un cambio de giro que acabó con el salón “Albatros Recepciones” y, a cambio, vio llegar a la “Funeraria Moreno”.

Así terminó un ciclo de más de dos décadas, en el que “Albatros” fue anfitrión de cientos de eventos sociales, como XV años, bodas o cumpleaños: un lugar donde se vivieron grandes momentos de felicidad, pues se decoraba cada rincón del inmueble con globos, arreglos florares, luces, centros de mesa, alfombras coloridas y se amenizaban las fiestas con grupos musicales.

Foto: Cortesía

Hoy, el lugar luce totalmente diferente. A través de un recorrido realizado por este diario, se pudo observar que, en el estacionamiento al que antes llegaban limosinas de donde descendían las quinceañeras, ahora se estacionan carrozas fúnebres, de las que descienden los cuerpos de personas fallecidas.

La escalera principal, era el lugar perfecto para las fotos del recuerdo, pues ahí, cientos de poblanos llegaron a posar para que ese momento quedara retratado para siempre; sin embargo, en estos tiempos, por ahí suben y bajan los ataúdes que se dirigen a las capillas de velación.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

La pista de baile fue testigo de diversas canciones con las que los asistentes festejaron con alegría, el momento tan esperado, pero actualmente, en ella solo se escuchan llantos de las personas que le dan el último adiós a sus seres queridos.

Lo que anteriormente era el escenario musical, hoy se ha convertido en un espacio para la celebración de misas, donde incluso se quitaron los proyectores de audio y sonido, para colocar candelabros de velación.

Sin duda, el lugar más impactante es lo que antes era la cocina, pues ahora es la zona donde se guardan todos los ataúdes, y se comienza a habilitar un espacio para el embalsamado de cadáveres.


Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Carlos, encargado de la Funeraria Moreno, dijo que dicha transición comenzó en los primeros meses de la emergencia sanitaria, pues la crisis económica obligó al dueño del lugar a rentar el espacio, debido a que los eventos sociales no estaban permitidos.

Tras llegar a un acuerdo, tomaron la decisión de cambiar el giro por servicios de velación, pues era una actividad que se podía desarrollar de manera normal, y fue la oportunidad para seguir creciendo.

Foto: Cortesía

“El año pasado decidimos que se convirtiera en capillas de velación para generar ingresos y crecer. (…) El haber sido un salón de fiestas nos da mucha visibilidad porque la gente tiene buenos recuerdos; incluso, hay personas que vienen y nos dicen que aquí se casaron o que realizaron algún tipo de celebración. (…) El cambio no fue difícil porque como el espacio es grande, solo dividimos con tabla roca para hacer las capillas”, concluyó.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

SALÓN SOCIAL SE CONVIERTE EN ROSTICERÍA; YA NO SON LOS MISMOS INGRESOS

Muy cerca de la Laguna de San Baltazar, se ubica un salón denominado Recepciones Camelot, mismo que es uno de los más conocidos en el territorio poblano por su fachada en forma de castillo y estilo medieval.

Antes de la pandemia, este lugar recibía a cientos de familias cada fin de semana, por lo que siempre lucía muy elegante, pues era decorado con luces, arreglos y centros de mesa.


Sin embargo, cerró sus puertas, de manera temporal, el pasado 22 de marzo de 2020 y, desde entonces, el establecimiento ha estado en silencio por más de un año.

La falta de dinero, obligó a Jorge Alberto Martínez Moreno, dueño del salón, a instalar en el mes de noviembre del año pasado, una pequeña rosticería en la parte trasera del lugar para seguir teniendo ingresos.

Es así que, actualmente la única actividad que se desarrolla en el establecimiento es en aquel espacio, donde se colocó un rosticero y una lona para cubrir la zona del sol y las lluvias.

“No hay dinero que te dure toda la vida y eso lo entendí con la pandemia. Hace muchos años, mis papás trabajaban en una rosticería, y cuando la cerraron me regalaron el rosticero y me pasaron la receta (…) nunca pensé que eso me fuera a ayudar en tiempos de crisis, pues solo hacía los pollos para fiestas familiares, pero al no generar dinero, nos vimos en la necesidad de venderlos aquí, por lo que en la parte de atrás del salón puse una lona, donde los preparo y vendo”, relató.

Durante una visita, se pudo comprobar que el lugar luce totalmente diferente a lo que se veía antes de la pandemia, pues hoy, la gran parte del salón mantiene las luces apagadas, el sitio se encuentra en silencio, las sillas y mesas están acomodadas en un rincón, y no hay ningún adorno que le dé vida al sitio.

Aunque la entrada principal sigue siendo la misma, en el ingreso de la parte trasera ya fueron colocadas algunas lonas, donde se anuncia la venta de pollos rostizados, por lo que es ahí, donde ahora los clientes entran para hacer su pedido.

Este cambio no fue el mejor para Jorge Alberto, pues relató durante una entrevista que, desde el cierre del salón, su carácter cambió con su familia, sufre de insomnio y se siente deprimido por su situación económica.

Sobre este último comentario, profundizó que, actualmente, ya no cuenta con los ingresos suficientes para seguir pagando la universidad de su hijo, por lo que éste, será el último semestre que cursará.

“Cambió nuestra vida totalmente, tanto que ya no tengo dinero para pagarle la escuela a mi hijo. En un inicio, tuvimos que vender un carro para pagarle el semestre que actualmente cursa; sin embargo, para el próximo ya no será posible”, agregó.

La venta de pollos no les genera los mismos ingresos de antes, pero es una actividad que, desde hace siete meses, aproximadamente, les ayuda a cubrir sus gastos primordiales.


DE SALÓN SOCIAL, A RESTAURANTE

El Nido, es otro salón de fiestas que está a cargo de Aldo Nava Saucedo, quien recordó -en entrevista- que antes de la pandemia, generaba más de 25 mil pesos al mes; el confinamiento provocó que sus ingresos cayeran en un 100 por ciento.

“Con el salón nos iba bastante bien porque la gente lo aceptaba. Además, teníamos el plus de que caracterizábamos el lugar de acuerdo al tipo de concepto de la fiesta. Pero la Covid-19 sí nos pegó bastante porque fueron pérdidas tras pérdidas, y de los eventos era de lo que vivíamos mi familia y yo”, declaró.

Fue en el cuarto mes de la pandemia, cuando comenzó a buscar otras alternativas para seguir generando ingresos, por lo que aprovechó el espacio del salón e instaló un restaurante, en el que actualmente prepara y vende carnitas, pozole, chanclas, carne árabe, chalupas y pierna adobada.

En este momento, ofrece el servicio en mesa de 9 a 2 de la tarde, y después de ese horario, busca la oportunidad de seguir promocionando el salón para realizar eventos.

“Entre semana vendo de 9 a 2, y después tengo la oportunidad de mostrarlo. Ahora hago ambas cosas, por lo que la mitad del día, la gente viene y come unos taquitos, y después ya lo enseño”, agregó.


Finalmente, Aldo Nava dijo que ningún cambio es malo, sino lo importante es adaptarse a la nueva normalidad para seguir generando ingresos y no perder un patrimonio familiar.

RADIOGRAFÍA DEL SECTOR, A MÁS DE UN AÑO DE LA PANDEMIA

De acuerdo al Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hasta el mes de mayo de 2021 existen en el territorio poblano mil 332 salones de fiesta, cuando en el mismo periodo, pero del año pasado eran un total de mil 500, lo que representa que 168 lugares terminaron en números rojos.

Ante este panorama, Rigoberto García, presidente de la Asociación Mexicana de Salones de Fiesta informó que entre los lugares más afectados se encuentran los infantiles, recintos y jardines.

La falta de eventos sociales ha provocado que, hasta el momento, se dejen de generar en el sector un total de mil 144 millones de pesos anuales, debido a que cada fin de semana percibían aproximadamente 22 millones de pesos.

Lo anterior, ha dejado sin trabajo a 440 personas, entre las que se encuentran meseros, banqueteros, músicos, fotógrafos, animadores, floristas, organizadores y los que se dedican a la renta de mobiliario.

Junto a las escaleras de la funeraria, tres féretros lucen empotrados a la pared, a la espera de que algún deudo se interese por adquirirlos. Apenas hace un año, esos escalones eran el foco de atención al inicio de los eventos sociales, cuando los festejados ascendían hacia la pista de baile, hoy convertida en dos capillas de velación.

La pandemia que sigue vigente, acabó con las fiestas y trajo consigo muchas muertes. Para el inmueble ubicado en el Boulevard Xonaca no es una simple metáfora; se trata de un cambio de giro que acabó con el salón “Albatros Recepciones” y, a cambio, vio llegar a la “Funeraria Moreno”.

Así terminó un ciclo de más de dos décadas, en el que “Albatros” fue anfitrión de cientos de eventos sociales, como XV años, bodas o cumpleaños: un lugar donde se vivieron grandes momentos de felicidad, pues se decoraba cada rincón del inmueble con globos, arreglos florares, luces, centros de mesa, alfombras coloridas y se amenizaban las fiestas con grupos musicales.

Foto: Cortesía

Hoy, el lugar luce totalmente diferente. A través de un recorrido realizado por este diario, se pudo observar que, en el estacionamiento al que antes llegaban limosinas de donde descendían las quinceañeras, ahora se estacionan carrozas fúnebres, de las que descienden los cuerpos de personas fallecidas.

La escalera principal, era el lugar perfecto para las fotos del recuerdo, pues ahí, cientos de poblanos llegaron a posar para que ese momento quedara retratado para siempre; sin embargo, en estos tiempos, por ahí suben y bajan los ataúdes que se dirigen a las capillas de velación.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

La pista de baile fue testigo de diversas canciones con las que los asistentes festejaron con alegría, el momento tan esperado, pero actualmente, en ella solo se escuchan llantos de las personas que le dan el último adiós a sus seres queridos.

Lo que anteriormente era el escenario musical, hoy se ha convertido en un espacio para la celebración de misas, donde incluso se quitaron los proyectores de audio y sonido, para colocar candelabros de velación.

Sin duda, el lugar más impactante es lo que antes era la cocina, pues ahora es la zona donde se guardan todos los ataúdes, y se comienza a habilitar un espacio para el embalsamado de cadáveres.


Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Carlos, encargado de la Funeraria Moreno, dijo que dicha transición comenzó en los primeros meses de la emergencia sanitaria, pues la crisis económica obligó al dueño del lugar a rentar el espacio, debido a que los eventos sociales no estaban permitidos.

Tras llegar a un acuerdo, tomaron la decisión de cambiar el giro por servicios de velación, pues era una actividad que se podía desarrollar de manera normal, y fue la oportunidad para seguir creciendo.

Foto: Cortesía

“El año pasado decidimos que se convirtiera en capillas de velación para generar ingresos y crecer. (…) El haber sido un salón de fiestas nos da mucha visibilidad porque la gente tiene buenos recuerdos; incluso, hay personas que vienen y nos dicen que aquí se casaron o que realizaron algún tipo de celebración. (…) El cambio no fue difícil porque como el espacio es grande, solo dividimos con tabla roca para hacer las capillas”, concluyó.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

SALÓN SOCIAL SE CONVIERTE EN ROSTICERÍA; YA NO SON LOS MISMOS INGRESOS

Muy cerca de la Laguna de San Baltazar, se ubica un salón denominado Recepciones Camelot, mismo que es uno de los más conocidos en el territorio poblano por su fachada en forma de castillo y estilo medieval.

Antes de la pandemia, este lugar recibía a cientos de familias cada fin de semana, por lo que siempre lucía muy elegante, pues era decorado con luces, arreglos y centros de mesa.


Sin embargo, cerró sus puertas, de manera temporal, el pasado 22 de marzo de 2020 y, desde entonces, el establecimiento ha estado en silencio por más de un año.

La falta de dinero, obligó a Jorge Alberto Martínez Moreno, dueño del salón, a instalar en el mes de noviembre del año pasado, una pequeña rosticería en la parte trasera del lugar para seguir teniendo ingresos.

Es así que, actualmente la única actividad que se desarrolla en el establecimiento es en aquel espacio, donde se colocó un rosticero y una lona para cubrir la zona del sol y las lluvias.

“No hay dinero que te dure toda la vida y eso lo entendí con la pandemia. Hace muchos años, mis papás trabajaban en una rosticería, y cuando la cerraron me regalaron el rosticero y me pasaron la receta (…) nunca pensé que eso me fuera a ayudar en tiempos de crisis, pues solo hacía los pollos para fiestas familiares, pero al no generar dinero, nos vimos en la necesidad de venderlos aquí, por lo que en la parte de atrás del salón puse una lona, donde los preparo y vendo”, relató.

Durante una visita, se pudo comprobar que el lugar luce totalmente diferente a lo que se veía antes de la pandemia, pues hoy, la gran parte del salón mantiene las luces apagadas, el sitio se encuentra en silencio, las sillas y mesas están acomodadas en un rincón, y no hay ningún adorno que le dé vida al sitio.

Aunque la entrada principal sigue siendo la misma, en el ingreso de la parte trasera ya fueron colocadas algunas lonas, donde se anuncia la venta de pollos rostizados, por lo que es ahí, donde ahora los clientes entran para hacer su pedido.

Este cambio no fue el mejor para Jorge Alberto, pues relató durante una entrevista que, desde el cierre del salón, su carácter cambió con su familia, sufre de insomnio y se siente deprimido por su situación económica.

Sobre este último comentario, profundizó que, actualmente, ya no cuenta con los ingresos suficientes para seguir pagando la universidad de su hijo, por lo que éste, será el último semestre que cursará.

“Cambió nuestra vida totalmente, tanto que ya no tengo dinero para pagarle la escuela a mi hijo. En un inicio, tuvimos que vender un carro para pagarle el semestre que actualmente cursa; sin embargo, para el próximo ya no será posible”, agregó.

La venta de pollos no les genera los mismos ingresos de antes, pero es una actividad que, desde hace siete meses, aproximadamente, les ayuda a cubrir sus gastos primordiales.


DE SALÓN SOCIAL, A RESTAURANTE

El Nido, es otro salón de fiestas que está a cargo de Aldo Nava Saucedo, quien recordó -en entrevista- que antes de la pandemia, generaba más de 25 mil pesos al mes; el confinamiento provocó que sus ingresos cayeran en un 100 por ciento.

“Con el salón nos iba bastante bien porque la gente lo aceptaba. Además, teníamos el plus de que caracterizábamos el lugar de acuerdo al tipo de concepto de la fiesta. Pero la Covid-19 sí nos pegó bastante porque fueron pérdidas tras pérdidas, y de los eventos era de lo que vivíamos mi familia y yo”, declaró.

Fue en el cuarto mes de la pandemia, cuando comenzó a buscar otras alternativas para seguir generando ingresos, por lo que aprovechó el espacio del salón e instaló un restaurante, en el que actualmente prepara y vende carnitas, pozole, chanclas, carne árabe, chalupas y pierna adobada.

En este momento, ofrece el servicio en mesa de 9 a 2 de la tarde, y después de ese horario, busca la oportunidad de seguir promocionando el salón para realizar eventos.

“Entre semana vendo de 9 a 2, y después tengo la oportunidad de mostrarlo. Ahora hago ambas cosas, por lo que la mitad del día, la gente viene y come unos taquitos, y después ya lo enseño”, agregó.


Finalmente, Aldo Nava dijo que ningún cambio es malo, sino lo importante es adaptarse a la nueva normalidad para seguir generando ingresos y no perder un patrimonio familiar.

RADIOGRAFÍA DEL SECTOR, A MÁS DE UN AÑO DE LA PANDEMIA

De acuerdo al Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hasta el mes de mayo de 2021 existen en el territorio poblano mil 332 salones de fiesta, cuando en el mismo periodo, pero del año pasado eran un total de mil 500, lo que representa que 168 lugares terminaron en números rojos.

Ante este panorama, Rigoberto García, presidente de la Asociación Mexicana de Salones de Fiesta informó que entre los lugares más afectados se encuentran los infantiles, recintos y jardines.

La falta de eventos sociales ha provocado que, hasta el momento, se dejen de generar en el sector un total de mil 144 millones de pesos anuales, debido a que cada fin de semana percibían aproximadamente 22 millones de pesos.

Lo anterior, ha dejado sin trabajo a 440 personas, entre las que se encuentran meseros, banqueteros, músicos, fotógrafos, animadores, floristas, organizadores y los que se dedican a la renta de mobiliario.

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