/ viernes 7 de mayo de 2021

Se hunden centros comerciales pese a reapertura, negocios no repuntan

A más de un año de la llegada de la Covid-19, la entidad mantiene un cierre definitivo de 700 locales y 2 mil 800 personas despedidas

Los más de 74 centros comerciales del estado de Puebla no han logrado salir adelante de la crisis económica que continúa generando la pandemia pese a la reapertura de negocios, pues a más de un año de la llegada de la Covid-19 a la entidad mantienen un cierre definitivo de 700 locales, dos mil 800 personas despedidas y una pérdida monetaria de siete mil millones de pesos.

La razón es clara, los decretos establecidos por las autoridades solo les otorgan una estabilidad para evitar la quiebra de más establecimientos, pero no ayudan a repuntar las ventas, pues los ciudadanos han dejado de acudir a los espacios públicos para evitar contagiarse del virus SARS-CoV-2.

Dicha situación ha afectado a los pequeños y grandes lugares, quienes antes de la emergencia sanitaria generaban a la semana una visita de 10 millones de personas provenientes de Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Tlaxcala, Morelos, Toluca y la Ciudad de México.

Ante este panorama, Andrés de la Luz Espinosa, director de la Asociación de Centros Comerciales de Puebla (Acecop) dijo a este diario que el sector que representa logrará tener una recuperación económica hasta dentro de siete u ocho meses, siempre y cuando se trabaje coordinadamente entre gobierno e iniciativa privada.

“Lo que hemos tratado de hacer con los decretos es evitar que no haya más cierre de negocios y tampoco se siga despidiendo al personal. Esto solo nos da una estabilidad, porque no se puede hablar de reactivación económica si primero no hay una reapertura comercial. Actualmente estamos viviendo la reapertura y lograremos repuntar hasta dentro de ocho meses aproximadamente. (…) Todos los lugares perdieron, desde el más grande hasta al más pequeño, pues si uno de gran tamaño cierra se lleva con él 700 empleos, mientras que los otros terminan con 3 fuentes de empleo, pero es el único patrimonio de la gente”, detalló.

Dicha declaración fue confirmada a través de un recorrido realizado por El Sol de Puebla por algunos centros comerciales de la ciudad, pues actualmente se encuentran con locales vacíos, baja presencia de asistentes y los pocos establecimientos que aún luchan por sobrevivir no logran captar la atención de los consumidores.

Tal es el caso de Plaza Dorada, que desde su nacimiento en 1979 nunca había tenido en su estacionamiento a solo 20 automóviles aproximadamente, los cuales podrían ser de los mismos trabajadores.

Su nueva realidad está basada en ocho locales en renta, dos que se traspasan y más de 10 negocios cerrados temporalmente, los cuales se dedicaban a la venta de ropa, lentes, videojuegos y alimentos.


En contraste, aquellos que aún mantiene la esperanza de salir adelante solo dejan notar espacios vacíos ante la falta de compradores, pues los pocos que asisten a la plaza comercial solo llegan, se sientan por un momento en las bancas y se van.

En la misma situación se encuentra Plaza Crystal, pues las bajas ventas han provocado que hasta el momento tenga cuatro locales en renta y dos que se traspasan.

Las áreas comunes como pasillos, comedores, bancas y jardineras muestran la soledad por la que atraviesan este tipo de empresas, pues incluso solo en uno de cada 10 negocios se observa la presencia de algún comprador.

SUPERMERCADOS, RESTAURANTES Y CINES MANTIENEN VIVOS A LOS CENTROS COMERCIALES

Durante el recorrido se observó que los pocos asistentes que acuden actualmente a los centros comerciales, lo hacen para ir al cine (aquellos que lo tienen abierto), adquirir comida en la zona de restaurantes o a comprar su despensa en los supermercados.

Andrés de la Luz, hizo público que tan solo los cines generan en una temporada normal la presencia de 35 mil a 40 mil personas a la semana, cifra que disminuyó a más del 50 por ciento, pero aún sigue siendo una entrada monetaria muy importante para mantener viva a las plazas.

“El cine, los supermercados y restaurantes te generan definitivamente muchas visitas a la semana. En este momento, son muy indispensables para nosotros porque aún nos generan un gran ingreso”, concluyó.

En una de las filas para comprar comida, se encontraba María Itzel, quien en una entrevista breve dijo sentirse triste al ver los centros comerciales tan vacíos y sin vida.

“Esto me causa depresión y provoca que esté emocionalmente caída porque no sabemos qué pasará con la economía de todos. Siempre vengo a Dorada y después de un tiempo vuelvo y me la encuentro en esta situación. Ya no están los negocios a los que venía porque debido a la crisis todo está cerrado”, concluyó.

Por su parte, Alfredo se encontraba camino a surtir su despensa y manifestó que recordar el pasado le causa distintos sentimientos, pues todas las actividades recreativas por las que asistía a una plaza comercial ya no están.


“Esto es algo diferente, atípico e inusual, pero es la forma de percibir nuestra nueva realidad. El recordar el pasado siempre causa tristeza porque ya no vemos los lugares como eran antes. (…) La pandemia nos acabó y lamentablemente no se hizo lo suficiente para contrarrestar los efectos malos que nos deja ahora”, mencionó.

TRABAJADORES VIVEN CON INCERTIDUMBRE

Antonio, es un empleado desde hace 2 años en una tienda de ropa donde usualmente tenía un trabajo seguro y estable, pero a raíz de la pandemia vive día a día con la incertidumbre de que llegue el momento en que le digan que ha terminado su contrato debido a las bajas ventas.

“Me siento mal porque no logramos comercializar ninguna prenda desde que empezó la pandemia. Tengo temor de que un día llegue y me digan que ya no va a ver más trabajo. (…) Sobre todo me pone triste el no saber a dónde voy a ir porque en este momento no dan empleo tan fácilmente”, agregó.



Su miedo aumenta al ver como grandes negocios han cerrado y se imagina lo que le puede esperar al pequeño establecimiento donde ofrece sus servicios.

En la misma situación se encuentra Jorge, quien desde hace un año se dedica a la reparación de celulares en una pequeña isla ubicada en Plaza Crystal, pues sus jefes ya le han adelantado que podrían cerrar debido a los bajos ingresos.

“Me siento intranquilo y estresado porque si ha bajado la venta y ya me dieron la noticia de que podría terminar el trabajo. Ya llevo varios meses donde mis ingresos se han visto repercutidos porque soy comisionista y mi familia también se ha visto afectada porque no llevo tanto dinero a casa”, concluyó.

Los más de 74 centros comerciales del estado de Puebla no han logrado salir adelante de la crisis económica que continúa generando la pandemia pese a la reapertura de negocios, pues a más de un año de la llegada de la Covid-19 a la entidad mantienen un cierre definitivo de 700 locales, dos mil 800 personas despedidas y una pérdida monetaria de siete mil millones de pesos.

La razón es clara, los decretos establecidos por las autoridades solo les otorgan una estabilidad para evitar la quiebra de más establecimientos, pero no ayudan a repuntar las ventas, pues los ciudadanos han dejado de acudir a los espacios públicos para evitar contagiarse del virus SARS-CoV-2.

Dicha situación ha afectado a los pequeños y grandes lugares, quienes antes de la emergencia sanitaria generaban a la semana una visita de 10 millones de personas provenientes de Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Tlaxcala, Morelos, Toluca y la Ciudad de México.

Ante este panorama, Andrés de la Luz Espinosa, director de la Asociación de Centros Comerciales de Puebla (Acecop) dijo a este diario que el sector que representa logrará tener una recuperación económica hasta dentro de siete u ocho meses, siempre y cuando se trabaje coordinadamente entre gobierno e iniciativa privada.

“Lo que hemos tratado de hacer con los decretos es evitar que no haya más cierre de negocios y tampoco se siga despidiendo al personal. Esto solo nos da una estabilidad, porque no se puede hablar de reactivación económica si primero no hay una reapertura comercial. Actualmente estamos viviendo la reapertura y lograremos repuntar hasta dentro de ocho meses aproximadamente. (…) Todos los lugares perdieron, desde el más grande hasta al más pequeño, pues si uno de gran tamaño cierra se lleva con él 700 empleos, mientras que los otros terminan con 3 fuentes de empleo, pero es el único patrimonio de la gente”, detalló.

Dicha declaración fue confirmada a través de un recorrido realizado por El Sol de Puebla por algunos centros comerciales de la ciudad, pues actualmente se encuentran con locales vacíos, baja presencia de asistentes y los pocos establecimientos que aún luchan por sobrevivir no logran captar la atención de los consumidores.

Tal es el caso de Plaza Dorada, que desde su nacimiento en 1979 nunca había tenido en su estacionamiento a solo 20 automóviles aproximadamente, los cuales podrían ser de los mismos trabajadores.

Su nueva realidad está basada en ocho locales en renta, dos que se traspasan y más de 10 negocios cerrados temporalmente, los cuales se dedicaban a la venta de ropa, lentes, videojuegos y alimentos.


En contraste, aquellos que aún mantiene la esperanza de salir adelante solo dejan notar espacios vacíos ante la falta de compradores, pues los pocos que asisten a la plaza comercial solo llegan, se sientan por un momento en las bancas y se van.

En la misma situación se encuentra Plaza Crystal, pues las bajas ventas han provocado que hasta el momento tenga cuatro locales en renta y dos que se traspasan.

Las áreas comunes como pasillos, comedores, bancas y jardineras muestran la soledad por la que atraviesan este tipo de empresas, pues incluso solo en uno de cada 10 negocios se observa la presencia de algún comprador.

SUPERMERCADOS, RESTAURANTES Y CINES MANTIENEN VIVOS A LOS CENTROS COMERCIALES

Durante el recorrido se observó que los pocos asistentes que acuden actualmente a los centros comerciales, lo hacen para ir al cine (aquellos que lo tienen abierto), adquirir comida en la zona de restaurantes o a comprar su despensa en los supermercados.

Andrés de la Luz, hizo público que tan solo los cines generan en una temporada normal la presencia de 35 mil a 40 mil personas a la semana, cifra que disminuyó a más del 50 por ciento, pero aún sigue siendo una entrada monetaria muy importante para mantener viva a las plazas.

“El cine, los supermercados y restaurantes te generan definitivamente muchas visitas a la semana. En este momento, son muy indispensables para nosotros porque aún nos generan un gran ingreso”, concluyó.

En una de las filas para comprar comida, se encontraba María Itzel, quien en una entrevista breve dijo sentirse triste al ver los centros comerciales tan vacíos y sin vida.

“Esto me causa depresión y provoca que esté emocionalmente caída porque no sabemos qué pasará con la economía de todos. Siempre vengo a Dorada y después de un tiempo vuelvo y me la encuentro en esta situación. Ya no están los negocios a los que venía porque debido a la crisis todo está cerrado”, concluyó.

Por su parte, Alfredo se encontraba camino a surtir su despensa y manifestó que recordar el pasado le causa distintos sentimientos, pues todas las actividades recreativas por las que asistía a una plaza comercial ya no están.


“Esto es algo diferente, atípico e inusual, pero es la forma de percibir nuestra nueva realidad. El recordar el pasado siempre causa tristeza porque ya no vemos los lugares como eran antes. (…) La pandemia nos acabó y lamentablemente no se hizo lo suficiente para contrarrestar los efectos malos que nos deja ahora”, mencionó.

TRABAJADORES VIVEN CON INCERTIDUMBRE

Antonio, es un empleado desde hace 2 años en una tienda de ropa donde usualmente tenía un trabajo seguro y estable, pero a raíz de la pandemia vive día a día con la incertidumbre de que llegue el momento en que le digan que ha terminado su contrato debido a las bajas ventas.

“Me siento mal porque no logramos comercializar ninguna prenda desde que empezó la pandemia. Tengo temor de que un día llegue y me digan que ya no va a ver más trabajo. (…) Sobre todo me pone triste el no saber a dónde voy a ir porque en este momento no dan empleo tan fácilmente”, agregó.



Su miedo aumenta al ver como grandes negocios han cerrado y se imagina lo que le puede esperar al pequeño establecimiento donde ofrece sus servicios.

En la misma situación se encuentra Jorge, quien desde hace un año se dedica a la reparación de celulares en una pequeña isla ubicada en Plaza Crystal, pues sus jefes ya le han adelantado que podrían cerrar debido a los bajos ingresos.

“Me siento intranquilo y estresado porque si ha bajado la venta y ya me dieron la noticia de que podría terminar el trabajo. Ya llevo varios meses donde mis ingresos se han visto repercutidos porque soy comisionista y mi familia también se ha visto afectada porque no llevo tanto dinero a casa”, concluyó.

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