En el marco del Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres se congregaron en las calles de la ciudad de Puebla para exigir justicia, igualdad y respeto por sus derechos humanos. La marcha estuvo marcada por un fuerte llamado a poner fin a la violencia de género, en un contexto donde los feminicidios, la violencia familiar, vicaria, digital y la falta de cumplimiento por parte de los deudores alimenticios han alcanzado niveles alarmantes.
Tan sólo hay que recordar que desde el 2015 y hasta enero de este año, en Puebla se registraron un total de 280 feminicidios. Desde el 2020 y hasta enero del 2023, se abrieron 724 carpetas de investigación por violación a la intimidad sexual y mil 780 por ciberacoso. En suma, la violencia familiar, es el segundo delito más denunciado en toda la entidad, cerrando el año pasado con 8 mil 804 casos.
La movilización estuvo llena de pancartas que denunciaron la impunidad frente a las muertes, la falta de acción por parte de las autoridades, y la urgencia de garantizar una justicia efectiva.
Durante la marcha, se escucharon testimonios de familiares de víctimas de feminicidios y se vio la presencia de infancias y mujeres diversas (lesbianas, bisexuales, trans, asexuales). Como en años anteriores, se registró iconoclasia, pero el saldo fue blanco.
Varias movilizaciones por diferentes ideologías
Desde el año pasado, la marcha del 8 de marzo dejó de ser una movilización de un solo grupo. En Puebla, existen diversas colectivas y cada una defiende sus ideologías. Hay grupos que se autodenominan “separatistas” o “radicales” y no permiten a hombres ni mujeres trans en sus marchas, mientras que otras organizaciones, están en contra de esta exclusión.
Esto derivó en que se registraran más de tres marchas simultáneamente, pero por su cercanía en horarios, fue inevitable que los contingentes se unieran. No obstante, coincidieron en hacer un llamado a las autoridades para que reflexionen sobre la urgencia de erradicar la violencia machista, de garantizar la protección de las mujeres en riesgo y de promover una cultura de respeto.
Dentro de las primeras actividades, estuvo la “Mercadita Feminista”, en donde emprendedoras ofrecieron sus productos para empoderarse, esto ocurrió a las afueras de la Fiscalía General del Estado (FGE). Al tiempo, se instaló un tendedero de hombres violentadores, en donde las participantes exhibieron a su agresor con una fotografía.
Para este segmento acudieron familiares de víctimas de feminicidios como Marlene Castillo Guevara, Liliana Velásquez San Germán, Alisson Gabriela, Arabia del Bosque, María Gabriela de Los Ángeles López Camarillo. Todas fueron asesinadas por sus ex parejas o conocidos.
Se sumaron las mujeres víctimas de violencia vicaria y las que denuncian a deudores alimenticios. También se hicieron rituales con incienso para que siga la resiliencia ante los agravios que enfrentan.
El grupo que encabezó fue el Frente Feminista Radical, quienes marcharon desde la FGE al Congreso y posteriormente tuvieron una actividad de “micrófono abierto” en el zócalo. “Es el momento para alzar la voz en contra del sistema que nos violenta y los hombres que lo sostienen. Nombremos la agresión, nombremos al agresor. Somos las sobrevivientes del sistema patriarcal y no estamos solas”, fue parte de su mensaje.
A las 15:00 horas en El Paseo Bravo, comenzaron a reunirse varios grupos que no son excluyentes, como el Contingente Universitario, un bloque dedicado a la abogada feminista Cecilia Monzón, mujeres discapacitadas, la representación en Puebla del Frente Nacional de Violencia Vicaria y la Asociación para la Protección de la Pluralidad Sexual y Derechos Humanos (APPS).
Todas ellas, recordaron que la lucha por los derechos de las mujeres sigue vigente, que la violencia de género no puede ser tolerada y que es responsabilidad de todas, todes y todos, construir un mundo más justo e igualitario para todas las personas, sin importar su género.
Para las 17:00 horas se unió el contingente encabezado por Redefine Puebla, Red La Morada, El Taller A.C., Mujeres Leyendo Mujeres, Ni Metzita, Colectiva ¿cómo iban vestidas?, y familiares de Paulina Camargo. Ellas indicaron que habría un orden de contingentes, el cual sería de la siguiente manera: mujeres de la tercera edad, familiares de víctimas, personas con carriolas, madres o personas cuidadoras de infancias.
Explicaron que, por la magnitud de la movilización, este año priorizaron sólo los contingentes antes mencionados y detrás de ellos, se podrían sumar todas las demás personas o grupos “autoconvocados”.
Arranca la marcha del Paseo Bravo
Antes de marchar, se nombraron algunas de las mujeres víctimas de feminicidio, como: María del Socorro, Ana María, Rosa María, Remedios, Brenda Jennifer, Melania, Yolanda, Pamela, María Gabriela, Alison, Liliana, Adela, Ana Laura, Teresa, Fabiola, Florencia, Alicia, América, Danna, Maite, Cristina, Rosa, Monserrat, Natalia, Aline, Paula, Janeth, María Leticia, Gabriela, Rosa Iris, Daniela y muchas más.
“Quiero salir sin miedo”, “las niñas no se tocan”, “¿Les molesta que gritemos en las calles?, a mí me gritan porquerías desde niña”, “marcho para que mi hija no tenga miedo”, “todas las hijas merecen ver a sus madres volver”, “las mujeres somos fuego y ardemos”, fueron las consignas con las que arrancó la movilización.
A diferencia del la primera marcha, se vieron hombres que respaldaron a las mujeres, eran sus esposos, novios, sus hijos, sus hermanos y hasta padres que buscaban a sus hijas desparecidas. “Yo no marcho por ellas, marcho con ellas”, corearon.
Algunas participantes se dirigieron a la Comisión de Derechos Humanos (CDH) en donde criticaron el nulo trabajo de este organismo para defender a las víctimas y posteriormente acudieron al Congreso, en donde exigieron a los diputados que se aprueben el aborto, pero no solo en algunas clínicas. Lamentaron que varios ya estén en campaña, en vez de darles la cara.
“Tienen una deuda con nosotros y vienen las elecciones, las más grandes en la historia de nuestro país, pedimos que no nos utilicen como botín político, ya existe una orden por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, deben de despenalizar el aborto”, puntualizaron.
Los edificios públicos estuvieron resguardados por policías y se colocaron lonas para que las mujeres pintaran estas estructuras, en vez de los inmuebles. En los que no se pusieron lonas, optaron por tablas.
“Marchan por primera vez niñas en situación de vulnerabilidad”
Por primera vez, niñas que viven en Casa del Sol, se manifestaron acompañadas por mujeres adultas del patronato, por personal operativo y voluntariado. Los menores que asistieron fueron víctimas de violencia.
Mediante consignas como “calladita no me veo más bonita”, “las mujeres son libres” y “escuchen hombres: dejen de maltratarnos”, caminaron a lado de los demás contingentes
Las niñas que viven en Casa del Sol, tienen un proceso de protección y participación para restituir sus derechos humanos, pero ahora en un hogar seguro. La organización atiende a menores de 0 a 13 años que han sufrido violencia, abandono y maltrato.
Son hijas o hijos de madres en reclusión, madres víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, madres solteras que carecen de una red de apoyo para el cuidado de sus hijos y que requieren de los servicios integrales de la asociación.
