La búsqueda de personas desaparecidas es encabezada principalmente por los padres, pero en el caso de Michell Jiménez Toxtle su tía Griselda es la que ha tenido que ir a las jornadas de localización, pedir que se emita un boletín de búsqueda, acudir a marchas, hablar con autoridades. Esto se debe a que los padres de Michell no están en Puebla y ella era muy cercana a su sobrino.
Michell vivía cerca de su tía en San Andrés Cholula y eran muy cercanos debido a que sus padres trabajaban fuera del estado. Aunque era mayor de edad (21 años) tenía un departamento independiente y trabajaba, su tía siempre veía cuando llegaba, le preguntaba si había comido y se preocupaba por su bienestar. Tenían una vida normal hasta que el 18 de febrero del 2016 Michell desapareció.
Como cualquier otro día, Michell se fue a trabajar a un tipo granja, sólo que en este día le pidió a su tía que le recargara saldo porque ya no tenía crédito. Ella lo hizo y fue la última vez que platicaron. No llegó a su domicilio y sus jefes argumentaron que pidió permiso para irse temprano. “Sus patrones son los últimos que lo vieron”, enfatiza Griselda.
“Es un caso de impotencia, frustración, coraje y decepción. Al no tener repuesta de Michell desde el primer día estuvimos preocupados, empezamos a buscar con amigos, conocidos, incluso en su trabajo y por su puesto acudimos a reportar su desaparición, pero no tomaron la denuncia hasta 6 días después. Ya muy tarde, ya que ahora sé que las primeras horas son importantes para su localización”, comentó.
La acción más difícil que ha tenido que hacer Griselda ha sido avisarle a su hermana que su hijo estaba desaparecido. Por mucho tiempo se sintió culpable, pues, aunque ya era independiente, considera que era muy joven y en su cabeza pasan muchos pensamientos de “que hubiera sido si”, pero su hermana no la culpa. Al contrario, le agradece que siga en pie de lucha.
“Con nuestros propios medios y recursos empezamos a buscarlo y tuvimos que crear nuestro propio boletín de búsqueda porque durante 5 años no se emitió alguno por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE), pero en donde sí tuvimos apoyo fue en asociaciones civiles que nos ayudaron a buscar en cada municipio y en cada estado que colinda con Puebla. Hoy soy miembro de Voz de los Desaparecidos, compartió.
Como en la mayoría de los casos de desaparición “parece que la tierra se lo tragó”. Ni las autoridades ni la familia saben qué pasó. Y como en la mayoría de los casos de desaparición, la familia -Griselda-, es la que ha tenido que encabezar la búsqueda, acudir a fosas, corroborar en accidentes que no se trate de él, e ir a brigadas de búsqueda.
Han pasado seis años y la familia no busca culpables, sólo quiere encontrarlo. Es por ello que aún siguen abierto a recabar información, la mamá de Michell, llora mucho por esta situación y se siente impotente por no haber estado cuando ocurrieron los hechos. Mientras que Griselda hay días que despierta con muchas preguntas:
¿Dónde está?, ¿quién lo lastimó?, ¿por qué?, ¿alguien sabe lo que ocurrió y está callando?, ¿tendrá con que taparse?, ¿tendrá alimento para comer? Griselda dice que todos los días se levanta y le pide a Dios protegerlo y que nadie lo esté lastimando.
En caso de que Michell esté leyendo, su tía sólo quiere que sepa que lo siguen esperando y que no dejarán de buscarlo hasta encontrar la verdad. “Siempre hemos dicho que Michell no tuvo una respuesta inmediata y oportuna por parte del sistema, nosotros tratamos y seguimos buscándolo por todos los medios posibles, hacer visible su caso y si alguien sabe o tiene información que ayude a su localización, que le ayude a volver a casa, se los seguiremos agradeciendo”, concluyó.
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