Los murales son una forma de expresión para exponer una problemática social, se pintan las paredes como un acto de rebeldía para dejar un recuerdo y, en esta ocasión, el Colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, tomó un taller para crear seis murales de poblanos que no se sabe su paradero. El objetivo es que antes de junio del próximo año, se pinte en varios puntos del estado el rostro de estas personas.
Fue la mañana de este 28 de octubre cuando el Colectivo convocó a familiares buscadores para participar en el taller de ilustración y caligrafía para la realización de murales para la memoria. Dicho taller, fue impartido por Técnicas Rudas, en su apartado “Narrativas y memorias de la Desaparición”, que es una organización que busca aportar en los movimientos sociales y en la defensa de los derechos humanos.
Pero también por el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, así como la Fundación Heinrich Böll, que es una fundación política independiente de Alemania.
María Luis Núñez Barojas, fundadora del Colectivo Voz de los Desaparecidos, compartió a El Sol de Puebla que este taller lo tomaron los integrantes del grupo con la meta de preservar la memoria viva de sus desaparecidos. Si bien, no saben su paradero, ni qué ha ocurrido con ellos, crear un mural en su honor hará ruido en sus comunidades y con la ciudadanía en general.
Hacer un mural de los desaparecidos, es negarse a olvidarlos, es un acto de rebeldía, es un acto de amor y que la gente que pase por esa calle y vea esa pared, recuerde que sigue faltando una persona, una persona que está desaparecida en el estado de Puebla.
María Luisa explicó que entraron a este proyecto debido que hacer un mural por su propia cuenta es muy caro, un aproximado de 6 mil pesos por familia; y la idea es poder replicar el mural que hicieron de su hijo Juan de Dios, en Tehuitzo, Palmar de Bravo, lugar en donde desapareció.
Gracias a este proyecto, seis familias de Puebla podrán tener su propio mural y de manera interna, el Colectivo Voz de los Desaparecidos decidió que los primeros seis sean los que iniciaron en el grupo, es decir, los que llevan más años como integrantes. Se tratarán de los siguientes:
- Michell Jiménez Toxtle-
La búsqueda de personas desaparecidas es encabezada principalmente por los padres, pero en el caso de Michell, su tía Griselda es la que ha tenido que ir a las jornadas de localización, pedir que se emita un boletín de búsqueda, acudir a marchas y hablar con autoridades. Esto se debe a que los padres de Michell no están en Puebla y ella era muy cercana a su sobrino.
Michell vivía en San Andrés Cholula y desapareció el 18 de febrero del 2016. Como en la mayoría de los casos, “parece que la tierra se lo tragó”. Ni las autoridades ni la familia saben qué pasó. Griselda, es la que ha tenido que encabezar la búsqueda, acudir a fosas, corroborar en accidentes que no se trate de él y hasta el día de hoy, no saben lo que ocurrió.
- Nadia Guadalupe Morales-
Este 27 de octubre se cumplieron seis años desde que desapareció en la ciudad de Puebla Nadia Guadalupe Morales Rosales, de 17 años. Desde esa fecha, sus padres, hermana y sobrina no han dejado de buscarla, ya que las autoridades siguen sin concluir el caso. Su imagen se ha vuelto un estandarte en las marchas de desaparecidos en Puebla.
La noche que desapareció, la familia fue a levantar la denuncia correspondiente a la Fiscalía, pero no activaron la Alerta Amber. La familia ha tenido que emprender su propia búsqueda ante el desinterés de las autoridades en Veracruz, México, Oaxaca, Tepeaca, y sus padres han tenido que ir a fosas clandestinas para descartar que esté ahí.
En estas brigadas se han dado cuenta que las autoridades no están coordinadas y muchas personas que están en las fosas no están registradas, por lo que sus familiares siguen buscándolos.
-José Sedano Posadas-
José Sedano Posadas, es un hombre tímido, que le gustaba jugar futbol y videojuegos. Desapareció a sus 37 años de edad y se le vio por última vez el 2 de abril del 2008.
“No sé si él pensaba salir a buscar trabajo, pero ya no regresó no sabemos si vive o no, si perdió la memoria o qué pasó porque ya no regresó. Ha sido difícil para la familia y para mi mamá (…) si nos estás escuchando busca la manera de comunicarte con nosotros. Te queremos mucho”, compartió su hermana, Susana Sedano Posadas.
-Claudia Morales Vargas-
Claudia desapareció el 16 agosto del 2016 en la capital poblana, ella solía vender cuadros de imágenes religiosas y cucharas de madera. De acuerdo con su hermana, Mayelli, el día que desapareció había ido a hacer una entrega en la 11 Norte y la 9, pero no concluyó su trayecto. Los mismos locatarios le informaron a la familia, que la habían “levantado”, en una camioneta Lobo negra con vidrios polarizados.
De acuerdo con los testigos, a Claudia la golpearon y la subieron a la fuerza a la camioneta. Desde ese momento su familia la ha buscado sin éxito. Acudieron a la Fiscalía a levantar la denuncia, pero les dijeron que no podían interponerla porque Claudia no llevaba ni 24 horas desaparecida.
Al segundo día les volvieron a negar el apoyo y en esta ocasión les dijeron que tenían que pasar 72 horas de desaparición para que la declararan como desaparecida. Fueron hasta los cuatro días cuando lograron interponer la denuncia y al día de hoy no se sabe nada de su paradero.
-Juerguen Manuel Nieto Granados-
Juerguen Manuel Nieto Granados, desapareció el 28 mayo del 2017 en la capital poblana, al momento de la desaparición era ayudante en un taller mecánico y tenía dos hijos. De acuerdo con su madre, Luz María Nieto, es su niño adorado y desde que nació se convirtió en toda su vida. Lo describe como un hombre hogareño, que amaba ver películas y estar con su familia, principalmente con su madre.
La última vez que se le vio, le dijo a su madre que iba a ver a su ex pareja por temas de la custodia de sus hijos. Mandó un mensaje diciendo que estaba con ella y ese fue su último mensaje. Hasta el momento, no hay avances en su investigación.
-José Martín Jiménez González-
El comerciante José Martín Jiménez desapareció el 22 de noviembre del 2018 en el municipio de Amozoc. Su madre de la tercera edad, Minerva González Roque, es la que se ha encargado de buscarlo en fosas, anexos y entre las personas de situación de calle. “Es un muchacho muy alere, porque yo estoy segura que mi hijo vive, quería mucho a sus sobrinos, hermanas, siempre les daba regalos, les organizaba fiestas (…) era un muchacho muy cariñoso”, recuerda su madre
La información de los últimos tres casos se obtuvo gracias al portal “Dignificando la Memoria”.
