/ sábado 25 de mayo de 2024

El 90% de poblanos considera que el agua que llega a sus hogares es imbebible

Gran parte de los poblanos señaló que beber el líquido que obtienen a través de sus tomas domiciliarias puede causar enfermedades

Puebla es el octavo estado del país con más usuarios insatisfechos con la potabilidad del agua que reciben en sus domicilios, pues en aproximadamente nueve de cada diez hogares se considera que el líquido es imbebible. Una de las principales quejas es la excesiva cantidad de sarro. Sin embargo, aunque su existencia es habitual en nuestro acuífero principal, especialistas detallan que la sobreexplotación del mismo contribuye a su proliferación, lo que puede complicar la filtración del agua y, eventualmente, aumentar los riesgos de salud.

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De acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2023, que fue elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con datos del año pasado, sólo 10.5 por ciento de los poblanos consultados por el organismo detalló que el agua que reciben en sus hogares es potable.

El resto expuso que beber el líquido que obtienen a través de sus tomas domiciliarias puede causar enfermedades.

Con la finalidad de conocer si científicamente el agua potable es o no apta para consumo humano y animal, El Sol de Puebla consultó a especialistas para conocer los detalles químicos del líquido. También se buscó a la empresa Agua de Puebla para Todos, que ofrece el servicio de suministro hídrico en 489 mil 600 hogares de la capital del estado y el área metropolitana, donde se concentra la mayor demanda hídrica domiciliaria del estado, esto con la finalidad de conocer los procesos de filtración que realizan al líquido antes de ser entregado.

Francisco Javier Sánchez Ruiz, doctor en Ingeniería Química por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), señala que el agua distribuida en los hogares de la capital tiene la cualidad de ser “muy pesada”, es decir, posee altas concentraciones de sales.

Pese a que ello dificulta su potabilidad, y agudiza el desarrollo de enfermedades gastrointestinales y malformaciones físicas en seres vivos, reconoce que es una cualidad natural del acuífero del Valle de Puebla, del que se extrae el líquido para la zona metropolitana.

Por su parte, Guillermina Margarita López Corral, maestra en Desarrollo Humano y responsable de Acción Ambiental del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA), de la Universidad Iberoamericana Puebla, sostiene que la sobreexplotación de los mantos freáticos contribuye a la mineralización del agua.

Al respecto, Daniel Alejandro Lugardo González, ingeniero Ambiental por la Universidad Veracruzana y director de Calidad del Agua en Agua de Puebla para Todos, asegura que el líquido que distribuye la compañía está sujeto a minuciosos procesos de filtración, sin embargo, reconoce que no se ha logrado remover la totalidad de sales.

El mayor número de personas que argumentó que su agua potable es insalubre se encontraron en los estados de Tabasco, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca, Campeche, Puebla y Tamaulipas. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Poblanos desconfían del agua potable

De acuerdo con datos de la ENCIG 2023, 10.5 por ciento de los mil 100 hogares poblanos encuestados aseguraron que el agua potable “en la ciudad es bebible sin temor a enfermarse”. Esto evidenció que la situación en la entidad empeoró 30 por ciento entre 2021 y 2023.

Particularmente en el área metropolitana de Puebla capital, 89.2 por ciento de las personas consultadas por el INEGI refirió que el líquido es imbebible.

En todo el país, los estados con los usuarios más satisfechos fueron Tlaxcala, Chihuahua, Guanajuato y Morelos. No obstante, en ningún caso superó el 50 por ciento de la población.

En contraste, las entidades federativas con el mayor número de personas que argumentó que su agua potable es insalubre fueron Tabasco, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca, Campeche, Puebla y Tamaulipas.

Por otra parte, 53.1 por ciento de los hogares poblanos expuso que el agua que reciben en sus domicilios es “pura y cristalina”. No obstante, 51.9 por ciento de ellos reprochó que no existe suministro constante del recurso hídrico.

En un sondeo realizado con visitantes aleatorios al zócalo de la ciudad de Puebla, que argumentaron ser residentes de la capital del estado, coincidieron en que la mayor turbiedad del agua potable, desde su perspectiva, es el sarro, pues ello provoca daños en la infraestructura hidráulica, pero también en aparatos, etcétera.

Agua es ‘dura’ por naturaleza

En entrevista con este diario, Sánchez Ruiz, profesor del Decanato de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ingeniería Ambiental de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), sostiene que el agua potable en la capital poblana “es muy dura”, es decir, que tiene altas cantidades de cloruro de sodio, potasio, sulfato de potasio, fosfato de sodio, inclusive, y en menor proporción, zinc y cadmio.

Respecto a las últimas dos sustancias, el especialista enfatiza que ambas son responsables de provocar en cierta medida enfermedades gastrointestinales y cardiacas, así como al desequilibrio de los cuerpos, tanto humanos como animales.

El experto detalla que la ubicación geográfica de Puebla influye en la mineralización del acuífero, pues se encuentra sobre el transcurso del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, que es considerada una de las zonas con mayor actividad volcánica del planeta.

Lo anterior provoca que los mantos freáticos tengan, además, altas cantidades de azufre. Esto explica porque el agua consumida en la capital del estado suele tener “olor a huevo podrido”, afirma el especialista, quien subraya que esto no quiere decir que el líquido “sea malo, que esté contaminado o incluso mal tratado”.

En ese tenor, Sánchez Ruiz resalta que el agua suministrada por la compañía previamente mencionada es difícil de beber, razón por la cual no recomienda su consumo.

Pese a ello, enfatiza que el líquido no está contaminado con materia orgánica, como heces fecales u organismos como E. coli o salmonella. Esto debido a que justamente la excesiva cantidad de sales impide la proliferación de los mismos. No obstante, el experto considera que es necesario clorar el agua para minimizar la capacidad de reproducción de estos microorganismos.

“Lo principal que tiene nuestra agua es mucha carga de sal, ni siquiera trae nada de materia orgánica porque no se puede reproducir por tanta sal. No trae E. coli, salmonella, ni tampoco otro tipo de microorganismos que pueda proliferar en agua potable, pero lo que sí trae es mucha sal, por lo tanto la vuelve muy dura”, subraya.

Por otra parte, Sánchez Ruiz aclara que el agua distribuida en la ciudad de Puebla cumple con los requisitos de la Norma Oficial Mexicana NOM 127, misma que establece los límites permisibles para diversas sustancias en la calidad del líquido para consumo humano. Aunque reconoce que los parámetros se encuentran muy cerca de alcanzar el máximo.

Respecto a si es recomendable que los animales beban o no el recurso extraído del acuífero del Valle de Puebla, el investigador de la UPAEP afirma que las mascotas, como perros y gatos, suelen tener organismos con mayor capacidad de procesar las sales. Sin embargo, a largo plazo, el consumo permanente del agua puede ocasionar algunas malformaciones.

No obstante, en el caso de los animales de crianza para consumo humano no se recomienda que beban de dicho líquido, precisamente por las consecuencias que puede tener en las personas. Lo anterior debido a que puede generarse una bioacumulación de algunos metales en los cuerpos del ganado.

La mayor turbiedad del agua potable es el sarro, pues ello provoca daños en la infraestructura hidráulica, pero también en aparatos, etcétera. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Proliferación del sarro se relaciona con sobreexplotación del acuífero

Por su parte, López Corral sostiene que la sobreexplotación del acuífero del Valle de Puebla puede ser uno de los factores que agudiza la mayor presencia de sales y minerales en el agua potable que se suministra a los hogares de la capital del estado.

La experta detalla que, en la medida que aumente el consumo de este líquido, crece la necesidad de tener que buscar nuevas fuentes de abastecimiento, lo que implica la explotación de pozos cada vez más profundos, en sitios donde abundan este tipo de materiales.

“Nos encontramos en un territorio donde el suelo tiene estas características (...) sabemos que hay minerales en el agua, son obviamente malas condiciones que tiene propiamente el suelo del territorio poblano, pero contribuye que cada vez el agua se encuentra en niveles menos superficiales”, comparte.

En ese tenor, la catedrática de la Ibero Puebla argumenta que, si bien no se ha conducido todavía un estudio que evalúe las consecuencias a la salud que tiene beber agua de este acuífero, se sabe que en otras ciudades con condiciones similares, es decir, cuyos mantos freáticos se encuentran en una zona volcánica, la presencia de arsénico trae consigo diversas repercusiones para los seres humanos.

Ante ese contexto, López Corral hizo hincapié en que, si bien no es aconsejable beber el agua directamente del grifo, si se desea ocupar para consumo es necesario tomar en cuenta que el líquido debe, en primera instancia, potabilizarse a través de mecanismos como la filtración de carbono. Posteriormente se requieren procesos, como osmosis, para reducir la carga de minerales.

Es necesario clorar el agua para minimizar la capacidad de reproducción de microorganismos. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Concesionaria asegura que agua puede tomarse con cuidados especiales

A decir de Lugardo González, la empresa Agua de Puebla para Todos vigila diariamente las características físicas, químicas y organolépticas del líquido que suministra. La última cualidad se refiere a que el mismo no debe tener sabor, olor, ni color.

Pese a ello, reconoce que “hay una parte del agua que necesita mejorarse”, sin que ello implique que no pueda emplearse para las actividades diarias en el hogar.

“Es importante aceptar y mencionar que hay un volumen de agua que no alcanza a tener esta filtración, pero, ojo, toda el agua que suministramos se encuentra libre de virus, bacterias y agentes que puedan ocasionar una enfermedad (...) Nosotros desinfectamos el agua en cerca de 250 puntos de dosificación de hipoclorito de sodio al 13 por ciento”, afirma.

Por otra parte, no recomienda que se beba el agua, pues asegura muchas veces el problema viene por la falta de limpieza de los tinacos y cisternas. Dice que, sólo si una persona limpia estos artefactos y, además, filtra el agua, el líquido puede beberse sin problema.

“Yo no recomiendo que se beba el agua, porque muchas veces carecemos de hábitos, y no es por desatención, pero carecemos de hábitos de limpieza en nuestros tinacos y nuestras cisternas. Siempre recomendamos que, si deciden beber el agua, se aseguren de que la cisterna, tinacos e instalaciones interiores (...) estén plenamente limpias, para que no pueda causar ninguna enfermedad”, considera.

Según el representante de la concesionaria, actualmente la ciudad cuenta con cinco plantas potabilizadoras, sin embargo, aún no se logra que la totalidad del líquido extraído quede libre de sales y minerales. Dicha problemática se agudiza especialmente en el sur de la capital.

Además, luego de cuestionarle sobre los motivos por los cuales la empresa no ha desarrollado todavía algún proceso de filtración adicional para reducir la dureza del agua, Lugardo González sostiene que ese tipo de acciones son costosas.

“Desafortunadamente, mientras más difícil es el agua de tratar, tenemos que meter más procesos tecnológicos y eso nos lleva a perder agua. ¿En qué se pierde? En retirar los sólidos y componentes que no deben ir al agua, y eso es una merma en la producción. Entonces, estamos en una situación bastante bastante compleja”, apunta.

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Finalmente, señala que en los próximos meses se pondrá en marcha una planta en la zona de Angelópolis, con la finalidad de reducir los carbonatos en un volumen de hasta 260 mil metros cúbicos por mes, que es equivalente a 100 litros por segundo. No obstante, reconoce que no se puede garantizar la filtración absoluta, pues remarca que los costos de operación son elevados.

Puebla es el octavo estado del país con más usuarios insatisfechos con la potabilidad del agua que reciben en sus domicilios, pues en aproximadamente nueve de cada diez hogares se considera que el líquido es imbebible. Una de las principales quejas es la excesiva cantidad de sarro. Sin embargo, aunque su existencia es habitual en nuestro acuífero principal, especialistas detallan que la sobreexplotación del mismo contribuye a su proliferación, lo que puede complicar la filtración del agua y, eventualmente, aumentar los riesgos de salud.

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De acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2023, que fue elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con datos del año pasado, sólo 10.5 por ciento de los poblanos consultados por el organismo detalló que el agua que reciben en sus hogares es potable.

El resto expuso que beber el líquido que obtienen a través de sus tomas domiciliarias puede causar enfermedades.

Con la finalidad de conocer si científicamente el agua potable es o no apta para consumo humano y animal, El Sol de Puebla consultó a especialistas para conocer los detalles químicos del líquido. También se buscó a la empresa Agua de Puebla para Todos, que ofrece el servicio de suministro hídrico en 489 mil 600 hogares de la capital del estado y el área metropolitana, donde se concentra la mayor demanda hídrica domiciliaria del estado, esto con la finalidad de conocer los procesos de filtración que realizan al líquido antes de ser entregado.

Francisco Javier Sánchez Ruiz, doctor en Ingeniería Química por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), señala que el agua distribuida en los hogares de la capital tiene la cualidad de ser “muy pesada”, es decir, posee altas concentraciones de sales.

Pese a que ello dificulta su potabilidad, y agudiza el desarrollo de enfermedades gastrointestinales y malformaciones físicas en seres vivos, reconoce que es una cualidad natural del acuífero del Valle de Puebla, del que se extrae el líquido para la zona metropolitana.

Por su parte, Guillermina Margarita López Corral, maestra en Desarrollo Humano y responsable de Acción Ambiental del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA), de la Universidad Iberoamericana Puebla, sostiene que la sobreexplotación de los mantos freáticos contribuye a la mineralización del agua.

Al respecto, Daniel Alejandro Lugardo González, ingeniero Ambiental por la Universidad Veracruzana y director de Calidad del Agua en Agua de Puebla para Todos, asegura que el líquido que distribuye la compañía está sujeto a minuciosos procesos de filtración, sin embargo, reconoce que no se ha logrado remover la totalidad de sales.

El mayor número de personas que argumentó que su agua potable es insalubre se encontraron en los estados de Tabasco, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca, Campeche, Puebla y Tamaulipas. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Poblanos desconfían del agua potable

De acuerdo con datos de la ENCIG 2023, 10.5 por ciento de los mil 100 hogares poblanos encuestados aseguraron que el agua potable “en la ciudad es bebible sin temor a enfermarse”. Esto evidenció que la situación en la entidad empeoró 30 por ciento entre 2021 y 2023.

Particularmente en el área metropolitana de Puebla capital, 89.2 por ciento de las personas consultadas por el INEGI refirió que el líquido es imbebible.

En todo el país, los estados con los usuarios más satisfechos fueron Tlaxcala, Chihuahua, Guanajuato y Morelos. No obstante, en ningún caso superó el 50 por ciento de la población.

En contraste, las entidades federativas con el mayor número de personas que argumentó que su agua potable es insalubre fueron Tabasco, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca, Campeche, Puebla y Tamaulipas.

Por otra parte, 53.1 por ciento de los hogares poblanos expuso que el agua que reciben en sus domicilios es “pura y cristalina”. No obstante, 51.9 por ciento de ellos reprochó que no existe suministro constante del recurso hídrico.

En un sondeo realizado con visitantes aleatorios al zócalo de la ciudad de Puebla, que argumentaron ser residentes de la capital del estado, coincidieron en que la mayor turbiedad del agua potable, desde su perspectiva, es el sarro, pues ello provoca daños en la infraestructura hidráulica, pero también en aparatos, etcétera.

Agua es ‘dura’ por naturaleza

En entrevista con este diario, Sánchez Ruiz, profesor del Decanato de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ingeniería Ambiental de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), sostiene que el agua potable en la capital poblana “es muy dura”, es decir, que tiene altas cantidades de cloruro de sodio, potasio, sulfato de potasio, fosfato de sodio, inclusive, y en menor proporción, zinc y cadmio.

Respecto a las últimas dos sustancias, el especialista enfatiza que ambas son responsables de provocar en cierta medida enfermedades gastrointestinales y cardiacas, así como al desequilibrio de los cuerpos, tanto humanos como animales.

El experto detalla que la ubicación geográfica de Puebla influye en la mineralización del acuífero, pues se encuentra sobre el transcurso del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, que es considerada una de las zonas con mayor actividad volcánica del planeta.

Lo anterior provoca que los mantos freáticos tengan, además, altas cantidades de azufre. Esto explica porque el agua consumida en la capital del estado suele tener “olor a huevo podrido”, afirma el especialista, quien subraya que esto no quiere decir que el líquido “sea malo, que esté contaminado o incluso mal tratado”.

En ese tenor, Sánchez Ruiz resalta que el agua suministrada por la compañía previamente mencionada es difícil de beber, razón por la cual no recomienda su consumo.

Pese a ello, enfatiza que el líquido no está contaminado con materia orgánica, como heces fecales u organismos como E. coli o salmonella. Esto debido a que justamente la excesiva cantidad de sales impide la proliferación de los mismos. No obstante, el experto considera que es necesario clorar el agua para minimizar la capacidad de reproducción de estos microorganismos.

“Lo principal que tiene nuestra agua es mucha carga de sal, ni siquiera trae nada de materia orgánica porque no se puede reproducir por tanta sal. No trae E. coli, salmonella, ni tampoco otro tipo de microorganismos que pueda proliferar en agua potable, pero lo que sí trae es mucha sal, por lo tanto la vuelve muy dura”, subraya.

Por otra parte, Sánchez Ruiz aclara que el agua distribuida en la ciudad de Puebla cumple con los requisitos de la Norma Oficial Mexicana NOM 127, misma que establece los límites permisibles para diversas sustancias en la calidad del líquido para consumo humano. Aunque reconoce que los parámetros se encuentran muy cerca de alcanzar el máximo.

Respecto a si es recomendable que los animales beban o no el recurso extraído del acuífero del Valle de Puebla, el investigador de la UPAEP afirma que las mascotas, como perros y gatos, suelen tener organismos con mayor capacidad de procesar las sales. Sin embargo, a largo plazo, el consumo permanente del agua puede ocasionar algunas malformaciones.

No obstante, en el caso de los animales de crianza para consumo humano no se recomienda que beban de dicho líquido, precisamente por las consecuencias que puede tener en las personas. Lo anterior debido a que puede generarse una bioacumulación de algunos metales en los cuerpos del ganado.

La mayor turbiedad del agua potable es el sarro, pues ello provoca daños en la infraestructura hidráulica, pero también en aparatos, etcétera. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Proliferación del sarro se relaciona con sobreexplotación del acuífero

Por su parte, López Corral sostiene que la sobreexplotación del acuífero del Valle de Puebla puede ser uno de los factores que agudiza la mayor presencia de sales y minerales en el agua potable que se suministra a los hogares de la capital del estado.

La experta detalla que, en la medida que aumente el consumo de este líquido, crece la necesidad de tener que buscar nuevas fuentes de abastecimiento, lo que implica la explotación de pozos cada vez más profundos, en sitios donde abundan este tipo de materiales.

“Nos encontramos en un territorio donde el suelo tiene estas características (...) sabemos que hay minerales en el agua, son obviamente malas condiciones que tiene propiamente el suelo del territorio poblano, pero contribuye que cada vez el agua se encuentra en niveles menos superficiales”, comparte.

En ese tenor, la catedrática de la Ibero Puebla argumenta que, si bien no se ha conducido todavía un estudio que evalúe las consecuencias a la salud que tiene beber agua de este acuífero, se sabe que en otras ciudades con condiciones similares, es decir, cuyos mantos freáticos se encuentran en una zona volcánica, la presencia de arsénico trae consigo diversas repercusiones para los seres humanos.

Ante ese contexto, López Corral hizo hincapié en que, si bien no es aconsejable beber el agua directamente del grifo, si se desea ocupar para consumo es necesario tomar en cuenta que el líquido debe, en primera instancia, potabilizarse a través de mecanismos como la filtración de carbono. Posteriormente se requieren procesos, como osmosis, para reducir la carga de minerales.

Es necesario clorar el agua para minimizar la capacidad de reproducción de microorganismos. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Concesionaria asegura que agua puede tomarse con cuidados especiales

A decir de Lugardo González, la empresa Agua de Puebla para Todos vigila diariamente las características físicas, químicas y organolépticas del líquido que suministra. La última cualidad se refiere a que el mismo no debe tener sabor, olor, ni color.

Pese a ello, reconoce que “hay una parte del agua que necesita mejorarse”, sin que ello implique que no pueda emplearse para las actividades diarias en el hogar.

“Es importante aceptar y mencionar que hay un volumen de agua que no alcanza a tener esta filtración, pero, ojo, toda el agua que suministramos se encuentra libre de virus, bacterias y agentes que puedan ocasionar una enfermedad (...) Nosotros desinfectamos el agua en cerca de 250 puntos de dosificación de hipoclorito de sodio al 13 por ciento”, afirma.

Por otra parte, no recomienda que se beba el agua, pues asegura muchas veces el problema viene por la falta de limpieza de los tinacos y cisternas. Dice que, sólo si una persona limpia estos artefactos y, además, filtra el agua, el líquido puede beberse sin problema.

“Yo no recomiendo que se beba el agua, porque muchas veces carecemos de hábitos, y no es por desatención, pero carecemos de hábitos de limpieza en nuestros tinacos y nuestras cisternas. Siempre recomendamos que, si deciden beber el agua, se aseguren de que la cisterna, tinacos e instalaciones interiores (...) estén plenamente limpias, para que no pueda causar ninguna enfermedad”, considera.

Según el representante de la concesionaria, actualmente la ciudad cuenta con cinco plantas potabilizadoras, sin embargo, aún no se logra que la totalidad del líquido extraído quede libre de sales y minerales. Dicha problemática se agudiza especialmente en el sur de la capital.

Además, luego de cuestionarle sobre los motivos por los cuales la empresa no ha desarrollado todavía algún proceso de filtración adicional para reducir la dureza del agua, Lugardo González sostiene que ese tipo de acciones son costosas.

“Desafortunadamente, mientras más difícil es el agua de tratar, tenemos que meter más procesos tecnológicos y eso nos lleva a perder agua. ¿En qué se pierde? En retirar los sólidos y componentes que no deben ir al agua, y eso es una merma en la producción. Entonces, estamos en una situación bastante bastante compleja”, apunta.

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Finalmente, señala que en los próximos meses se pondrá en marcha una planta en la zona de Angelópolis, con la finalidad de reducir los carbonatos en un volumen de hasta 260 mil metros cúbicos por mes, que es equivalente a 100 litros por segundo. No obstante, reconoce que no se puede garantizar la filtración absoluta, pues remarca que los costos de operación son elevados.

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