Advierten fracaso de “Sembrando Vida” en bosques de Puebla

Pretende reforestar 1 millón de hectáreas en 19 entidades

Edgar Barrios

  · jueves 18 de abril de 2019

Cuetzalan.- El programa federal "Sembrando vida" que pretende reforestar 1 millón de hectáreas en 19 entidades, incluyendo Puebla, podría significar un daño en la relación que tienen los indígenas con la naturaleza y la tierra porque estarían abandonando una visión ancestral y cultural en el que se considera a la naturaleza algo sagrado y no una mercancía, para ahora, sembrar árboles a cambio de dinero, advirtió el experto en temas forestales Miguel Ángel García.

“Dejarían de cuidar a una madre para atender a un programa asistencial de empleo disfrazado de “programa socio-ambiental”, describió el también impulsor de la asociación civil Maderas del Pueblo del Sureste, mientras anticipaba que este programa podría sembrar muerte, dado que, por presión gubernamental, se sembrarían árboles que no tengan que ver con el ecosistema y en una variedad muchísimo menor a la que existe, naturalmente, por hectárea. Mismo error del programa Por Árbol, tal y como lo evidenció en su momento Greenpeace.

SEMBRANDO MUERTE

Aun cuando el programa "Sembrando vida", en sus reglas de operación, establece buenas intenciones y plantea el establecimiento de cultivos agroforestales, no tiene bien definidas las estrategias, así esta iniciativa tendió un impacto directo Puebla:

"El problema es el pago, sin previa labor de información y de reflexión comunitaria, sin ubicar previamente las zonas, áreas o comunidades, parcelas realmente viables, más la exigencia de cumplir la meta de sembrar el millón de hectáreas árboles en 19 entidades, incluida Puebla, donde hay mayor biodiversidad; da prioridad a zonas selváticas y boscosas de niebla, como Cuetzalan, esto sería un riesgo porque se paga sin previa reflexión ni discusión ni análisis", adelantó el experto con más de 25 años de experiencia forestal comunitaria.

Abundó en que se está ofreciendo dinero a cambio de algo que, por ejemplo, tradicionalmente, los indígenas náhuas de la Sierra Norte lo hacen, porque consideran a la tierra como algo sagrado, "como una madre, no como una mercancía; cuando ya se despierta el interés económico, se dividen las comunidades porque el dinero no alcanza para todo ni para todos, así la gente ya no siembra por amor a la tierra, sino por interés de recibir pagos…", subrayó.

Miguel Ángel García explicó que este programa ofrece dinero por la siembra de árboles “agroforestales” en entidades como Puebla, Oaxaca, Chiapas y Guerrero, los más pobres del país, a razón de 5 mil pesos al mes por cada parcela o trabajadero de 2.5 hectáreas, lo que significa una situación más compleja que la generada por el programa social Prospera.

Expuso que esto puede cambiar la visión que tiene el indígena sobre su entorno, si ven una porción de tierra de selva que no produce dinero, aun cuando produce otras muchas otras cosas, afectarán esa zona sólo por el interés del dinero, en lugar de manejar estos otros bienes naturales.

Ironizó rebautizando este programa como "sembrando muerte" o "sembrando vida y cosechando muerte". De seguir así, según anticipó, esta lógica va a cosechar muerte al final del sexenio: ambiental y cultural.

El experto en temas forestales criticó que el programa “Pro árbol", de Felipe Calderón Hinojosa y quien creó la Comisión Nacional Forestal (Conafor), fracasó dado que se sembraron especies inadecuadas, en cepas muy pequeñas, sin quitarles la bolsa, en zonas no aptas, fuera de temporada de lluvias, etc., sembrando "a lo loco", a pesar de la inversión pública de 4 mil 900 millones de pesos; sembraron más de 250 millones de árboles y una supervivencia final de tan sólo el 2 por ciento (5 millones de plantas, la mayoría especies cactáceas).