Por desconfianza en las reparaciones realizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el templo de San Pedro Acoquiaco, único dañado por el sismo de 2017 en la región de Tehuacán, el sacerdote Juan Antonio Pérez Cortez rechazó oficiar misa en el inmueble y emprendió las gestiones para construir una iglesia nueva con el apoyo de feligreses y la promesa del gobernador Miguel Barbosa Huerta.
El párroco explicó que desde hace cuatro meses el INAH le informó que la iglesia ya había sido reparada en su totalidad, por lo que ya podría realizar misas, sin embargo, al ver aun los muros fracturados, el techo con grietas y un campanario que solo fue reforzado, informó a la Diócesis que no la utilizaría.
Mostrando la iglesia, la cual está completamente pintada por dentro y fuera, señaló las cuarteaduras que aún se logran ver en las paredes y techo, además de que dos de los muros de la entrada se observan a simple vista abiertos, siendo ese el motivo de no querer oficializar misas, pues indicó que no pondría en riesgo a las familias.
Comentó que durante dos años se han dado las misas en un domo que se encuentra en la parte trasera de la parroquia, pero al ser de lámina durante las tardes se siente mucho calor y cuando llueve, no se pueden proteger los asistentes, por lo que decidieron iniciar un nuevo proyecto, una iglesia moderna que tendría un costo de cerca de 2 millones de pesos.
Con el poco recurso que han guardado, iniciaron ya la construcción, esperando que los fieles aporten cada semana su donativo, además de que han planeado la rifa de un terreno que fue donado, así como la realización de eventos, además recordó que meses atrás el hoy gobernador del Estado, Miguel Barbosa Huerta, le había prometido apoyar este proyecto, por lo que no duda que más adelante los apoye.