Luego de tres días de la explosión de una toma clandestina de gas LP en San Pablo Xochimehuacan, este miércoles arrancó la demolición de las viviendas que sufrieron fuertes daños en la estructura debido al siniestro, que dejó como saldo un muerto y 17 heridos, además 60 casas declaradas pérdida total.
Mientras la maquinaria del ejército mexicano y los soldados realizaban las acciones de remoción de escombros en la denominada Zona Cero, las familias observaban desde lejos cómo lo que con tanto esfuerzo construyeron, hoy ya no está y se iba entre los muros colapsados.
Para Martha Gómez el patrimonio de toda su vida se ha esfumado, en la vivienda que le dejó su mamá ubicada en la calle Cerrada Industria, guardaba historias y experiencias que hoy anhela volver a vivir, pese a la fe de poder ingresar a su vivienda por lo poco que pudiera rescatar, no pudo, pues a decir de Protección Civil no era viable entrar.
Con lágrimas en los ojos vio como su ropa y demás cosas eran arrastradas por la tierra y escombros, por ello aunque se acercó a los elementos que resguardan la zona para poder tomar lo poco que se veía desde metros atrás, su solicitud no prosperó.
Dijo que en esa vivienda habitaban cuatro familias, por lo que hoy todas ellas no tienen a dónde ir y no saben cómo van a recuperar todo lo que compraron con tanto esfuerzo.
Declaró que la incertidumbre aún se apodera de todos aquellos que vivían en una sola casa, pues si el gobierno dice que va a construir, no dejarán como estaba y solo se les asegura una vivienda, pero no la que ya tenían.
La madrugada del 31 de octubre, Martha tuvo que salir corriendo, sin nada en las manos, más que la esperanza de que pronto regresarían a la cama. El fuerte olor a gas y la densa capa blanca que comenzaba a formarse no la hizo dudar en dirigirse a un lugar donde se mantuviera a salvo.
Había escuchado historias de huachicoleros, pero no le había tocado vivir algo similar. Ese día, minutos después de abandonar su casa, todo se le vino abajo, como la casa que habitó desde pequeña y que fue demolida sin poder hacer nada, más que guardar la calma y contener sus sentimientos para no soltar un llanto incontenible.
Cuando volverá a tener un techo, es algo que desconoce, porque la promesa de la autoridad para reubicarla es lejana.
Este día las casas que fueron dañadas están siendo demolidas en gran parte de la calle Gasoducto a fin de evitar más riesgos, no obstante, la gente aún espera poder entrar para recuperar algunas pertenencias.