/ domingo 29 de octubre de 2023

Negocios longevos desafían a la modernidad en Cholula

Existen negocios en este Pueblo Mágico que han sobrevivido a la pandemia y a los cambios tecnológicos

San Pedro Cholula tiene un atractivo más que pocas personas conocen, pero está trazado en su territorio. Se trata de la ruta de los negocios familiares más longevos que desafían a la modernidad y se niegan a desaparecer por formar parte de la identidad y tradición de este Pueblo Mágico de Puebla.

Actualmente este municipio tiene 2 mil 500 establecimientos, pero nueve sobresalen de este global por los años que llevan abriendo sus puertas al público, ya que algunos rebasan un centenar.

Las panificadoras La Fe y La Blanca, la Antigua Botica La Purísima, el Hotel Reforma, Sidra Copa de Oro, el restaurante La Lunita, el Taller de Escultores Casco, la Fonda La Violeta y la Taquería El Cazador son hoy las fuentes de empleo que generación tras generación se mantienen de pie, pese a las adversidades provocadas por el paso del tiempo y la competencia en el ramo.

Las familias Pérez Domínguez, Porras Vázquez, Herrada Tlapa y Ortega Salazar, quienes son propietarias de la panadería La Fe, del restaurante La Lunita, la Antigua Botica La Purísima y la Taquería El Cazador, respectivamente, coinciden que en el último siglo muchos negocios longevos bajaron sus cortinas debido a que los dueños fallecieron y sus descendientes no continuaron con el legado.

También señalan que la pandemia del Covid “mató” a varios más, derivado de la paralización comercial que provocó en el país y en este municipio.

No obstante, auguran que sus locales tendrán vida por más décadas, debido a que hoy tratan de heredar a los hijos y nietos las actividades que sus bisabuelos, abuelos o padres les enseñaron.

En tanto, el integrante del Consejo de la Crónica de San Pedro Cholula, Víctor Manuel Romero Silva, sobre asevera que ya son pocos los comercios generacionales y de los que poco se habla o se difunde en este municipio, aun cuando forman parte de la historia contemporánea.

Comenta que estos sitios han sido visitados por artistas, embajadores, gobernadores y ex presidentes de México, como Carlos Salinas de Gortari, debido al arraigo ganado por sus propietarios, ya que muchos hoy son atendidos por las cuartas o quintas descendencias.

“En San Pedro Cholula se han enfocado a documentar la historia y atractivos prehispánicos y arqueológicos, pero poco se habla de la historia contemporánea, la cual también da aportes a la identidad y arraigo de esta ciudad milenaria y por ello inicié una recopilación de la ruta de los negocios longevos y de otros acontecimientos que han tenido lugar de 1880 a la fecha”, remata.

Ruta céntrica

Es en el centro histórico de San Pedro Cholula donde el visitante puede recorrer los comercios más antiguos de este municipio conurbado, ya sea a pie o en bicicleta.

En la “esquina más famosa”, que es la avenida Morelos y calle 6 Norte, está el restaurante La Lunita, atendido por su propietario Gregorio Porras Vázquez, quien con 64 años de edad representa la tercera generación al frente de este lugar fundado por sus abuelos, quienes llegaron en 1914 a este territorio para dedicarse al comercio.

Antes de que La Lunita se llamara así y adoptara el giro restaurantero, cuenta que sus abuelos y padres atendieron un tendajón que operaba sobre la carretera federal a México, luego en el Portal Guerrero y para el año 1939 lo trasladan al local donde hoy despacha.

En la “esquina más famosa”, que es la avenida Morelos y calle 6 Norte, está el restaurante La Lunita. Foto: Bibia Díaz | El Sol de Puebla

“Cuando nací esto (comercio) ya estaba, mis abuelos lo fundaron, primero se llamó la parada forzosa, luego cambió a la parada obligada, también se llamó el cambio y en el año de 1960 lo renombraron como la lunita, nombre que hoy mantiene en honor a mi abuela y a mi mamá”, recuerda.

Resalta que con la llegada de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), en la década de los 70 del siglo pasado, el establecimiento se afianzó ante la demanda exigida en materia de alimentos por parte de los universitarios.

“Somos la tercera generación, aunque ya uno de mis hijos, que es Antonio Adrián (cuarta), y uno de mis nietos, que sería la quinta, seguimos manteniendo este lugar de antaño, porque hemos visto cerrar muchos con el paso del tiempo, pero nosotros seguimos aquí gracias a los clientes, quienes ahora vienen por los atractivos, pero antes venían porque aquí había discos”, expone.

Al interior de La Lunita, Gregorio Porras Vázquez enlista experiencias registradas en la barra del bar y el área de comida, como la ocasión cuando los artistas Erick del Castillo, Ignacio López Tarso, Mario Moreno “Cantinflas”, Carmen Salinas, Andrea Legarreta, Erick Rubín, los políticos Porfirio Muñoz Ledo, ex embajadores de Egipto y Ecuador, así como varios ex gobernadores de Puebla y servidores públicos ingresaron para pedir una bebida o un alimento.

Comparte que el secreto de que este restaurante lleve operando 80 años, más las décadas acumuladas como tendajón, se debe a la venta de comida mexicana y de los platillos de temporada.

Al interior de La Lunita, Gregorio Porras Vázquez enlista experiencias registradas en la barra del bar y el área de comida. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Hoy ha cambiado toda la gastronomía, incluyendo los propietarios de los lugares donde venden alimentos, porque ya no es la gente de antes, ahora los emprendedores son golondrinos, porque se instalan en un lado y luego se van porque la innovación que ofrecen pasa de moda y nuestro éxito ha sido mantener nuestros platillos típicos de la región”, indica.

El empresario destaca la importancia del arraigo que se debe cimentar y con tristeza recuerda cómo durante y después de la pandemia varios restaurantes longevos cerraron, como los denominados Las Delicias y “Tío Nico”.

Estima que en los últimos 25 años unos 50 restaurantes y fondas que tenían tradición desaparecieron, ya sea porque los propietarios fallecieron, no aguantaron el pago de impuestos o por la competencia desleal en el ramo.

Finaliza diciendo “todo negocio es como un maratón, es a larga distancia, de alto rendimiento y de bastante constancia y fe (…) la clientela es noble, siempre y cuando los restauranteros seamos honestos”.

110 años aliviando a las personas

La Antigua Botica La Purísima, es un negocio que hoy acumula 110 años de comercializar preparados para la salud de las familias de este municipio y de la región de Cholula.

Se ubica en la calle 3 Norte y para llegar, si se parte del restaurante La Lunita, se debe tomar la avenida Morelos, la cual permite ver el hotel Reforma que es el primero en el territorio y hoy tiene 80 años de operaciones, así como el local de la panificadora La Blanca, con 103 años de historia, aunque lamentablemente por un conflicto entre sus familiares, desde hace medio año fue cerrado.

La Antigua Botica La Purísima, es un negocio que hoy acumula 110 años . Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

En la Antigua Botica, donde trasciende el olor característico de los ungüentos, pócimas y pomadas, Carlos Herrada Tlapa, actual propietario, subraya “tengo trabajando atrás de este mostrador 48 años, desde niño trabajé y el dueño era mi tío, me dio trabajo llenando la estantería, envasando y así fui involucrándome en esta actividad que me gusto y que me llevó a terminar la carrera de químico farmacobiologo”.

Relata que Micaela Méndez, progenitora de su tío Emilio Juárez Méndez, en 1914 publicitaba ya en la sección amarilla está botica que se llamó Siglo XX, pero tres años después decidió cambiarle el nombre cuando adquiere la que tenía don Isaac Domínguez y se llamaba La Purísima.

Desde la década de los 70 la botica ha estado en este lugar, porque antes estuvo en la calle Morelos, del año 1917 a 1950.

“Mi tío quiso dejársela a sus hijos, pero murieron y sus hijas hicieron su vida y entonces me la traspasó y desde 1989 estamos aquí, es decir desde hace 34 años, donde los primeros años no fueron fácil, porque la gente dejó de venir cuando se enteraron que don Emilio había muerto, vino un periodo de abandono, pues dijo ya no está el mero mero de los preparados, pero logramos recuperar la clientela, pues se sigue respetando las formas originales de la mamá de don Emilio”, sostiene.

Teniendo de fondo los primeros anaqueles del negocio, Carlos Herrada habla de los tipos de purga, bálsamos, pomadas, aceites, jarabes, polvos antisépticos, tomas y aguas preparadas y otras cosas tradicionales que demandan las familias fieles a este tipo de sustancias que curan males.

San Pedro Cholula tenía cuatro boticas más, pero desaparecieron porque el conocimiento no se trasmitió. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Se han tenido bajas y altas, porque se han dejado de hacer sustancias o preparados porque ya no hay la materia prima para obtenerlos, antes había aceite de tiburón, pero ahora ya no por la protección hacía los animales, pero la gente sigue comprando nuestros productos que no son caros, porque la gente está regresando a esto para curar una tos, un empacho y otros malestares”, precisa.

San Pedro Cholula tenía cuatro boticas más, pero desaparecieron porque el conocimiento no se trasmitió de generación a generación y al morir los dueños, vino el cierre.

“Seguimos aquí y vamos a estar al pie del cañón, que la gente sepa que mientras tengamos su apoyo seguiremos adelante, al menos unos 50 años más”, concluye el boticario, mientras realiza un preparado junto con sus dos hijas, quienes son las encargadas de atender el local.

Pan artesanal

A una cuadra de la Antigua Botica La Purísima, pero a la altura de la calle 4 poniente, se encuentra la panificadora La Fe, que es atendida por los hermanos María Trinidad Rosalía y Víctor Pérez Domínguez, de 75 y 60 años de edad, respectivamente.

Desde su área de trabajo que tiene un enorme horno que se alimenta de leña o gas, consideran que es una gran responsabilidad mantener este negocio, que, en ambos casos, ya estaba cuando nacieron.

la panificadora La Fe, que es atendida por los hermanos María Trinidad Rosalía y Víctor Pérez Domínguez. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Ya estaba antes de que naciera yo, ya ha de tener más de cien años, yo nací en 1947, mis papás se casaron en el 40 y ya estaba la panadería porque mi papá la funda antes de unirse con mi mamá y pues es mucha responsabilidad, porque representa toda la vida, somos la cuarta generación, mi bisabuelo que se llamaba Antonio la inició”, detalla María Trinidad Rosalía.

Víctor, al mostrar sus instrumentos de trabajo que son dos mesas largas de madera con un grosor pronunciado y otros utensilios, explica que el proceso de elaboración es cien por ciento artesanal.

“Me da gusto hacer pan, soy empleado, todo se hace de manera manual y nuestro horno tiene más de 50 años, lo construyó mi papá y lo hizo con ladrillo, antes funcionaba con petróleo”, añade.

Víctor, al mostrar sus instrumentos de trabajo que son dos mesas largas de madera. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Ambos hermanos muestran las fotografías de sus progenitores y abuelos, quienes les heredaron este negocio que hoy cuidan celosamente, a pesar de que las condiciones ya son más difíciles, pues ahora hay más competencia, el pago de impuestos es más alto y no hay apoyos gubernamentales para los negocios de mayor antigüedad.

“Es un arte lo que hacemos, es mucho trabajo, pero lo que nos sostiene es que no pagamos renta, pero nuestro pan es cien por ciento artesanal y con sabor único”, finalizan.

Tacos con la receta original

No lejos de la panificadora La Fe está la Taquería El Cazador, que es atendida por su propietario Crescencio Ortega Castillo, a quien los clientes y habitantes lo conocen como el “pariente”.

Junto con sus hijos Daniel, Crescencio, Efrén y Luz María Ortega Salazar, platica de cómo inició este negocio al lado de su esposa, Luz María, quien, aunque ya falleció, es el motor de que sigan ofreciendo tacos al pastor cocinados al carbón en la calle 3 Norte, entre 8 y 10 poniente del centro histórico de este Pueblo Mágico de Cholula.

la Taquería El Cazador, que es atendida por su propietario Crescencio Ortega Castillo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Desde 1979, es decir hace 44 años, inicié junto a mi esposa, quien vendía tortas, licuados, jugos y gelatinas, pero luego decidimos vender tacos y desde ese año seguimos a la fecha y siempre hemos estado aquí, ya pasamos una pandemia y gracias a Dios no cerramos y pues a mis hijos les pido que cuando Dios me llamé a rendir cuentas no descuiden el negocio, porque representa mi esfuerzo y el de su mamá”, expresa.

Afirma que la clave para mantener un establecimiento en activo es que los involucrados se lleven bien, por ello si sus hijos cumplen con esto habrá negocio, pero si no, no trascenderá.

También dice que el cliente tiene un lugar privilegiado en este tipo de comercios, porque a él se le debe el éxito o fracaso.

“Nosotros le decimos a los clientes que vengan, que este establecimiento es de ellos, que se sientan en familia”, reitera.

Al recordar los primeros años de venta, el propietario ventila que en la zona había otra taquería que fue la primera en el municipio, porque la suya es la segunda, no obstante, cerró al fallecer su fundador.

Señala que los tiempos de mayor bonanza fue cuando la UDLAP llegó a San Andrés Cholula. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“En ese entonces los tacos costaban dos o tres pesos y lo que está taquería hizo fue cocinar la carne con carbón, método que se mantiene a la fecha, así como nuestra salsa que es única”, reafirma.

Señala que los tiempos de mayor bonanza fue cuando la UDLAP llegó a San Andrés Cholula, ya que los estudiantes se desplazaban a San Pedro para consumir alimentos y eso hizo crecer esta actividad.

En tanto, su hijo Daniel Ortega Salazar, expone que, aunque tiene un trabajo, al igual que sucede con sus hermanos, cada uno se da tiempo para apoyar el funcionamiento de la taquería.

Sin embargo, califica como necesario que las autoridades municipales difundan la tradición de estos negocios, porque sólo se fijan en los ubicados en los alrededores del zócalo, pero no en los más alejados y eso no debe suceder, pues en este caso, también pagan impuestos.

Por último, don Crescencio Ortega, al retomar la palabra, augura que su taquería llegará a los cien o más años de operación, pues confía que sus hijos no desestimarán su esfuerzo de 44 años.

San Pedro Cholula tiene un atractivo más que pocas personas conocen, pero está trazado en su territorio. Se trata de la ruta de los negocios familiares más longevos que desafían a la modernidad y se niegan a desaparecer por formar parte de la identidad y tradición de este Pueblo Mágico de Puebla.

Actualmente este municipio tiene 2 mil 500 establecimientos, pero nueve sobresalen de este global por los años que llevan abriendo sus puertas al público, ya que algunos rebasan un centenar.

Las panificadoras La Fe y La Blanca, la Antigua Botica La Purísima, el Hotel Reforma, Sidra Copa de Oro, el restaurante La Lunita, el Taller de Escultores Casco, la Fonda La Violeta y la Taquería El Cazador son hoy las fuentes de empleo que generación tras generación se mantienen de pie, pese a las adversidades provocadas por el paso del tiempo y la competencia en el ramo.

Las familias Pérez Domínguez, Porras Vázquez, Herrada Tlapa y Ortega Salazar, quienes son propietarias de la panadería La Fe, del restaurante La Lunita, la Antigua Botica La Purísima y la Taquería El Cazador, respectivamente, coinciden que en el último siglo muchos negocios longevos bajaron sus cortinas debido a que los dueños fallecieron y sus descendientes no continuaron con el legado.

También señalan que la pandemia del Covid “mató” a varios más, derivado de la paralización comercial que provocó en el país y en este municipio.

No obstante, auguran que sus locales tendrán vida por más décadas, debido a que hoy tratan de heredar a los hijos y nietos las actividades que sus bisabuelos, abuelos o padres les enseñaron.

En tanto, el integrante del Consejo de la Crónica de San Pedro Cholula, Víctor Manuel Romero Silva, sobre asevera que ya son pocos los comercios generacionales y de los que poco se habla o se difunde en este municipio, aun cuando forman parte de la historia contemporánea.

Comenta que estos sitios han sido visitados por artistas, embajadores, gobernadores y ex presidentes de México, como Carlos Salinas de Gortari, debido al arraigo ganado por sus propietarios, ya que muchos hoy son atendidos por las cuartas o quintas descendencias.

“En San Pedro Cholula se han enfocado a documentar la historia y atractivos prehispánicos y arqueológicos, pero poco se habla de la historia contemporánea, la cual también da aportes a la identidad y arraigo de esta ciudad milenaria y por ello inicié una recopilación de la ruta de los negocios longevos y de otros acontecimientos que han tenido lugar de 1880 a la fecha”, remata.

Ruta céntrica

Es en el centro histórico de San Pedro Cholula donde el visitante puede recorrer los comercios más antiguos de este municipio conurbado, ya sea a pie o en bicicleta.

En la “esquina más famosa”, que es la avenida Morelos y calle 6 Norte, está el restaurante La Lunita, atendido por su propietario Gregorio Porras Vázquez, quien con 64 años de edad representa la tercera generación al frente de este lugar fundado por sus abuelos, quienes llegaron en 1914 a este territorio para dedicarse al comercio.

Antes de que La Lunita se llamara así y adoptara el giro restaurantero, cuenta que sus abuelos y padres atendieron un tendajón que operaba sobre la carretera federal a México, luego en el Portal Guerrero y para el año 1939 lo trasladan al local donde hoy despacha.

En la “esquina más famosa”, que es la avenida Morelos y calle 6 Norte, está el restaurante La Lunita. Foto: Bibia Díaz | El Sol de Puebla

“Cuando nací esto (comercio) ya estaba, mis abuelos lo fundaron, primero se llamó la parada forzosa, luego cambió a la parada obligada, también se llamó el cambio y en el año de 1960 lo renombraron como la lunita, nombre que hoy mantiene en honor a mi abuela y a mi mamá”, recuerda.

Resalta que con la llegada de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), en la década de los 70 del siglo pasado, el establecimiento se afianzó ante la demanda exigida en materia de alimentos por parte de los universitarios.

“Somos la tercera generación, aunque ya uno de mis hijos, que es Antonio Adrián (cuarta), y uno de mis nietos, que sería la quinta, seguimos manteniendo este lugar de antaño, porque hemos visto cerrar muchos con el paso del tiempo, pero nosotros seguimos aquí gracias a los clientes, quienes ahora vienen por los atractivos, pero antes venían porque aquí había discos”, expone.

Al interior de La Lunita, Gregorio Porras Vázquez enlista experiencias registradas en la barra del bar y el área de comida, como la ocasión cuando los artistas Erick del Castillo, Ignacio López Tarso, Mario Moreno “Cantinflas”, Carmen Salinas, Andrea Legarreta, Erick Rubín, los políticos Porfirio Muñoz Ledo, ex embajadores de Egipto y Ecuador, así como varios ex gobernadores de Puebla y servidores públicos ingresaron para pedir una bebida o un alimento.

Comparte que el secreto de que este restaurante lleve operando 80 años, más las décadas acumuladas como tendajón, se debe a la venta de comida mexicana y de los platillos de temporada.

Al interior de La Lunita, Gregorio Porras Vázquez enlista experiencias registradas en la barra del bar y el área de comida. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Hoy ha cambiado toda la gastronomía, incluyendo los propietarios de los lugares donde venden alimentos, porque ya no es la gente de antes, ahora los emprendedores son golondrinos, porque se instalan en un lado y luego se van porque la innovación que ofrecen pasa de moda y nuestro éxito ha sido mantener nuestros platillos típicos de la región”, indica.

El empresario destaca la importancia del arraigo que se debe cimentar y con tristeza recuerda cómo durante y después de la pandemia varios restaurantes longevos cerraron, como los denominados Las Delicias y “Tío Nico”.

Estima que en los últimos 25 años unos 50 restaurantes y fondas que tenían tradición desaparecieron, ya sea porque los propietarios fallecieron, no aguantaron el pago de impuestos o por la competencia desleal en el ramo.

Finaliza diciendo “todo negocio es como un maratón, es a larga distancia, de alto rendimiento y de bastante constancia y fe (…) la clientela es noble, siempre y cuando los restauranteros seamos honestos”.

110 años aliviando a las personas

La Antigua Botica La Purísima, es un negocio que hoy acumula 110 años de comercializar preparados para la salud de las familias de este municipio y de la región de Cholula.

Se ubica en la calle 3 Norte y para llegar, si se parte del restaurante La Lunita, se debe tomar la avenida Morelos, la cual permite ver el hotel Reforma que es el primero en el territorio y hoy tiene 80 años de operaciones, así como el local de la panificadora La Blanca, con 103 años de historia, aunque lamentablemente por un conflicto entre sus familiares, desde hace medio año fue cerrado.

La Antigua Botica La Purísima, es un negocio que hoy acumula 110 años . Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

En la Antigua Botica, donde trasciende el olor característico de los ungüentos, pócimas y pomadas, Carlos Herrada Tlapa, actual propietario, subraya “tengo trabajando atrás de este mostrador 48 años, desde niño trabajé y el dueño era mi tío, me dio trabajo llenando la estantería, envasando y así fui involucrándome en esta actividad que me gusto y que me llevó a terminar la carrera de químico farmacobiologo”.

Relata que Micaela Méndez, progenitora de su tío Emilio Juárez Méndez, en 1914 publicitaba ya en la sección amarilla está botica que se llamó Siglo XX, pero tres años después decidió cambiarle el nombre cuando adquiere la que tenía don Isaac Domínguez y se llamaba La Purísima.

Desde la década de los 70 la botica ha estado en este lugar, porque antes estuvo en la calle Morelos, del año 1917 a 1950.

“Mi tío quiso dejársela a sus hijos, pero murieron y sus hijas hicieron su vida y entonces me la traspasó y desde 1989 estamos aquí, es decir desde hace 34 años, donde los primeros años no fueron fácil, porque la gente dejó de venir cuando se enteraron que don Emilio había muerto, vino un periodo de abandono, pues dijo ya no está el mero mero de los preparados, pero logramos recuperar la clientela, pues se sigue respetando las formas originales de la mamá de don Emilio”, sostiene.

Teniendo de fondo los primeros anaqueles del negocio, Carlos Herrada habla de los tipos de purga, bálsamos, pomadas, aceites, jarabes, polvos antisépticos, tomas y aguas preparadas y otras cosas tradicionales que demandan las familias fieles a este tipo de sustancias que curan males.

San Pedro Cholula tenía cuatro boticas más, pero desaparecieron porque el conocimiento no se trasmitió. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Se han tenido bajas y altas, porque se han dejado de hacer sustancias o preparados porque ya no hay la materia prima para obtenerlos, antes había aceite de tiburón, pero ahora ya no por la protección hacía los animales, pero la gente sigue comprando nuestros productos que no son caros, porque la gente está regresando a esto para curar una tos, un empacho y otros malestares”, precisa.

San Pedro Cholula tenía cuatro boticas más, pero desaparecieron porque el conocimiento no se trasmitió de generación a generación y al morir los dueños, vino el cierre.

“Seguimos aquí y vamos a estar al pie del cañón, que la gente sepa que mientras tengamos su apoyo seguiremos adelante, al menos unos 50 años más”, concluye el boticario, mientras realiza un preparado junto con sus dos hijas, quienes son las encargadas de atender el local.

Pan artesanal

A una cuadra de la Antigua Botica La Purísima, pero a la altura de la calle 4 poniente, se encuentra la panificadora La Fe, que es atendida por los hermanos María Trinidad Rosalía y Víctor Pérez Domínguez, de 75 y 60 años de edad, respectivamente.

Desde su área de trabajo que tiene un enorme horno que se alimenta de leña o gas, consideran que es una gran responsabilidad mantener este negocio, que, en ambos casos, ya estaba cuando nacieron.

la panificadora La Fe, que es atendida por los hermanos María Trinidad Rosalía y Víctor Pérez Domínguez. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Ya estaba antes de que naciera yo, ya ha de tener más de cien años, yo nací en 1947, mis papás se casaron en el 40 y ya estaba la panadería porque mi papá la funda antes de unirse con mi mamá y pues es mucha responsabilidad, porque representa toda la vida, somos la cuarta generación, mi bisabuelo que se llamaba Antonio la inició”, detalla María Trinidad Rosalía.

Víctor, al mostrar sus instrumentos de trabajo que son dos mesas largas de madera con un grosor pronunciado y otros utensilios, explica que el proceso de elaboración es cien por ciento artesanal.

“Me da gusto hacer pan, soy empleado, todo se hace de manera manual y nuestro horno tiene más de 50 años, lo construyó mi papá y lo hizo con ladrillo, antes funcionaba con petróleo”, añade.

Víctor, al mostrar sus instrumentos de trabajo que son dos mesas largas de madera. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Ambos hermanos muestran las fotografías de sus progenitores y abuelos, quienes les heredaron este negocio que hoy cuidan celosamente, a pesar de que las condiciones ya son más difíciles, pues ahora hay más competencia, el pago de impuestos es más alto y no hay apoyos gubernamentales para los negocios de mayor antigüedad.

“Es un arte lo que hacemos, es mucho trabajo, pero lo que nos sostiene es que no pagamos renta, pero nuestro pan es cien por ciento artesanal y con sabor único”, finalizan.

Tacos con la receta original

No lejos de la panificadora La Fe está la Taquería El Cazador, que es atendida por su propietario Crescencio Ortega Castillo, a quien los clientes y habitantes lo conocen como el “pariente”.

Junto con sus hijos Daniel, Crescencio, Efrén y Luz María Ortega Salazar, platica de cómo inició este negocio al lado de su esposa, Luz María, quien, aunque ya falleció, es el motor de que sigan ofreciendo tacos al pastor cocinados al carbón en la calle 3 Norte, entre 8 y 10 poniente del centro histórico de este Pueblo Mágico de Cholula.

la Taquería El Cazador, que es atendida por su propietario Crescencio Ortega Castillo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“Desde 1979, es decir hace 44 años, inicié junto a mi esposa, quien vendía tortas, licuados, jugos y gelatinas, pero luego decidimos vender tacos y desde ese año seguimos a la fecha y siempre hemos estado aquí, ya pasamos una pandemia y gracias a Dios no cerramos y pues a mis hijos les pido que cuando Dios me llamé a rendir cuentas no descuiden el negocio, porque representa mi esfuerzo y el de su mamá”, expresa.

Afirma que la clave para mantener un establecimiento en activo es que los involucrados se lleven bien, por ello si sus hijos cumplen con esto habrá negocio, pero si no, no trascenderá.

También dice que el cliente tiene un lugar privilegiado en este tipo de comercios, porque a él se le debe el éxito o fracaso.

“Nosotros le decimos a los clientes que vengan, que este establecimiento es de ellos, que se sientan en familia”, reitera.

Al recordar los primeros años de venta, el propietario ventila que en la zona había otra taquería que fue la primera en el municipio, porque la suya es la segunda, no obstante, cerró al fallecer su fundador.

Señala que los tiempos de mayor bonanza fue cuando la UDLAP llegó a San Andrés Cholula. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“En ese entonces los tacos costaban dos o tres pesos y lo que está taquería hizo fue cocinar la carne con carbón, método que se mantiene a la fecha, así como nuestra salsa que es única”, reafirma.

Señala que los tiempos de mayor bonanza fue cuando la UDLAP llegó a San Andrés Cholula, ya que los estudiantes se desplazaban a San Pedro para consumir alimentos y eso hizo crecer esta actividad.

En tanto, su hijo Daniel Ortega Salazar, expone que, aunque tiene un trabajo, al igual que sucede con sus hermanos, cada uno se da tiempo para apoyar el funcionamiento de la taquería.

Sin embargo, califica como necesario que las autoridades municipales difundan la tradición de estos negocios, porque sólo se fijan en los ubicados en los alrededores del zócalo, pero no en los más alejados y eso no debe suceder, pues en este caso, también pagan impuestos.

Por último, don Crescencio Ortega, al retomar la palabra, augura que su taquería llegará a los cien o más años de operación, pues confía que sus hijos no desestimarán su esfuerzo de 44 años.

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