Antonia Arce, mejor conocida como “Toñita” es una de las pocas panaderas del municipio de Izúcar de Matamoros que hornea sus ricos panes de Día de Muertos en un horno de laña que fue hecho por sus propias manos a base de adobe, teniendo como experiencia más de 20 años en este oficio.
En entrevista para El Sol de Puebla, con un cúmulo de experiencia sumando a la vocación y pasión por la panadería Toñita aprendió desde muy joven el arte del pan artesanal como hojaldra, rosquetes y sus diferentes presentaciones, quien junto con su tía decidió dedicarse a este hermoso trabajo.
Comentó que hace pan en días especiales, en días festivos o fiestas patronales, pero sobre todo en el Día de Muertos, por lo que empieza a preparar todo lo que necesita una semana antes para que todo esté listo.
La entrevistada relató que en su mayoría de los casos ella misma hornea. Su yerno y su hija apenas empezaron a trabajar, por lo que cree que este oficio de panadero sigue siendo una labor vigente a la que se han integrado jóvenes y adultos sin perder la receta especial.
En cuanto al horno, comentó que el primero fue construido cuando su tía Antonia Rodríguez empezó hacer pan hace varias décadas, posteriormente hicieron otro por el poco espacio, el actual fue restaurado hace aproximadamente ochos años, con un espacio de siete latas, hecho a la antigua con adobe, un poco de ladrillo y “colita de pato”.
“Ocupamos cerca de 15 bultos de harina y de panes, pues salen bastante, solo en un bulto salen más de 300 y si son más grandes son como 150 o incluso 200”, señaló.
Detalló que, tras los años de venta, ella no tiene ningún puesto, sin embargo, la gente que la busca va hasta su casa en el barrio de la Asunción, tiene clientes de otros estados y otros paisanos que viajan desde el extranjero para llevarlo a sus familiares que radican en la Unión Americana y que conservan la tradicional ofrenda.
“Esta receta es de mi tía, ella empezó. pero mi tía no le gustaba el rosquete y yo con el paso del tiempo busqué la receta y con mi propio tono logré hacer mi propio pan y otros más que no se laboraban”, señaló.
Menciona que, sin lugar a dudas, esto ayuda a preservar lo que su tía inició, seguido de ella y ahora su hija y yerno. “Mi hija le echa ganas mientras yo viva, cuando yo muera pues la verdad no sé que podrá pasar”.
Por ello la elaboración de pan está más vivo que nunca. En estos días que se aproxima la celebración de Todos Santos como se menciona en esta zona la venta de este rico pan se incrementa y la gente lo sigue adquiriéndolo.
