/ lunes 25 de julio de 2016

Vivir de propinas: “Te puedes ir sin un peso o una mesa te puede hacer el día”

Puebla, Pue.- Antros, taquerías, cafés o restaurantes lujosos.Sin importar dónde trabajen, los meseros poblanos

. La aportación voluntaria del comensal, que por costumbre oscilaentre un 10 y un 15 por ciento sobre el consumo, llega aquintuplicar el salario diario de estos empleados.

Kevin conoce a la perfección la Ley Federal delTrabajo. Cada vez que uno de sus clientes, a los que sirvecuidadosamente en un conocido restaurante de la avenida Juárez, seniega a dar propina, el joven de 26 años se repite a sí mismo eltexto legal para recordarse que no existe obligación.

Aunque el artículo 347 de la legislación establece que “laspropinas son parte del salario de los trabajadores” y que “lospatrones no podrán reservarse ni tener participación alguna enellas”, ninguna normativa exige a los consumidores dicho pagoextra.

“Muchas personas se defienden con esa ley, nosotrossimplemente pedimos lo de nuestro servicio”, insiste. “Nosotrostratamos de dar un servicio de excelencia para poder percibir loque nosotros necesitamos para vivir, porque realmente nosotrosvivimos de las propinas”.

Las cifras parecen respaldar su testimonio. Kevin recibe el“salario mínimo”, de 73.04 pesos diarios. A pesar de que sólopercibe una cuarta parte de la propina–el resto se reparte entresus compañeros de barra y de cocina-, el poblano puede llegar aganar en un buen día hasta 300 pesos gracias a la generosidad,cada vez más escasa, de los clientes.

“Las personas están acostumbradas a un servicio gourmet, perono están acostumbradas a dejar el 10 por ciento de propina,simplemente creen que con 20 pesos o 50 pesos que dejen essatisfactorio para nosotros”, comentó resignado. “Perorealmente nosotros

”.

A pesar de esta incertidumbre económica, son muchos losgerentes –no en el restaurante donde labora actualmente, seapresura a aclarar- que exigen a los meseros repartir entre suscompañeros una cantidad equivalente a la propina, sin importar queésta haya sido aportada o no por los clientes.

“Muchas veces se nos exige el dinero del 10 por ciento, porqueen varios restaurantes dan por sentado que el cliente lo va a dejarpero en muchas ocasiones no es así”, se queja. “De una personaque llega a consumir mil pesos pero sólo deja 20 pesos, tú vienesa trabajar prácticamente gratis porque tienes que poner los 80pesos”.

Tras 11 años de experiencia, sólo una vez Kevin se sorprendiópor la abundancia de la propina. Dos mil pesos fue lagratificación que le dejó un poblano tras celebrar con 14miembros de su familia su cumpleaños. “De venta fueron 16 milpesos”, recuerda. “Hay días que te puedes ir sin un solo pesoen el día, y hay ocasiones en que una sola mesa te puede hacertodo el día”.

TAQUERÍAS Y CAFÉS, CON LAS PROPINAS MÁSBAJAS

Los trabajadores de una taquería con sucursales en toda laciudad tampoco saben cómo resultará el día para sus bolsillos.El salario por servir los tacos o tortas árabes, limpiar mesas yresponder con rapidez a las peticiones de los clientes asciende a600 pesos semanales.

Las propinas apenas alcanzan, estimó Eduardo Carranza,encargado del establecimiento, los 70 pesos diarios, 490 pesossemanales, para cada uno de los 12 trabajadores. “Son los queconsumen mucho, ya con postre, es decir a partir de 300 pesos, lospoblanos que dejan propina, es cuando consideran ellos que elservicio lo vale”, explica.

Quizá por su escasez, los empleados de la taquería disputancada peso de la aportación voluntaria de los comensales. “Sepelean bastante por las propinas, pero les dejo bien en claro quesi llegan tarde o cometen alguna falta se les quita media propina ose les deja de dos a tres días sin propina. Es equilibrado, si no,no tendría sentido”, razona. “Las propinas se reparten entretodos, todos atienden a todos, es por el bien compartido”.

Un recipiente cuadrado y transparente sirve en una franquiciapoblana de café para evitar cualquier conflicto. Allí llegantodas las monedas con las que los poblanos premian el expresso ofrappé brindado en vaso de plástico.

De lunes a viernes, cuando más desvelados por el trabajo buscancafeína, las propinas para cada empleado, según informó a El Solde Puebla uno de ellos, oscilan en torno a los 100 pesos. Sóloesta cifra representa un 76 por ciento de los 130 pesos del salarioque reciben por trabajar en dos turnos seguidos durante una mismajornada.

HASTA 500 PESOS DE PROPINA EN ANTROS

Un sábado en cualquier antro de la avenida Juárez o de Cholulasupone para los bolsillos de los meseros un ingreso extra de 500pesos, cinco veces su salario diario. “Ya van un poquito másborrachines, en los restaurantes van más serios con la familia,aquí llegan con el amigo, con la novia, hay probabilidades de quedejen más dinero”, explicó S., quien desde hace cinco añostrabaja en discotecas. “Como lo atiendas es como te va a dar lapropina”.

Los meseros, a los que les asignan las mesas, reciben un 4 porciento de la propina de la noche. El resto se reparte entre lostrabajadores de barra. “No hay ninguna ley que diga que es afuerza, no hay nadie que ampare al mesero, no hay ningún impuestoque sea obligatorio”, lamenta. “Aun así la mayoría de lagente deja propina, tú conoces a tus clientes y te haces un pocoamigos de ellos”.

La crisis y el conocimiento de la ley sí han perjudicado, sinembargo, la generosidad de los poblanos. Muchos conocen laprohibición de incluir en el ticket la propina y amenazan condenunciar al local ante la Procuraduría Federal del Consumidor(Profeco). “Antes la gente era muy espléndida, el desempleo dela gente nos ha pegado”, explica.

Aunque los meseros son comprensivos, no dejar al menos el 10 porciento del consumo total en propina puede traer desventajas en lapróxima fiesta. “Entre nosotros decimos, ahí viene el piojoso,el que nadie quiere atender”, confiesa.

Puebla, Pue.- Antros, taquerías, cafés o restaurantes lujosos.Sin importar dónde trabajen, los meseros poblanos

. La aportación voluntaria del comensal, que por costumbre oscilaentre un 10 y un 15 por ciento sobre el consumo, llega aquintuplicar el salario diario de estos empleados.

Kevin conoce a la perfección la Ley Federal delTrabajo. Cada vez que uno de sus clientes, a los que sirvecuidadosamente en un conocido restaurante de la avenida Juárez, seniega a dar propina, el joven de 26 años se repite a sí mismo eltexto legal para recordarse que no existe obligación.

Aunque el artículo 347 de la legislación establece que “laspropinas son parte del salario de los trabajadores” y que “lospatrones no podrán reservarse ni tener participación alguna enellas”, ninguna normativa exige a los consumidores dicho pagoextra.

“Muchas personas se defienden con esa ley, nosotrossimplemente pedimos lo de nuestro servicio”, insiste. “Nosotrostratamos de dar un servicio de excelencia para poder percibir loque nosotros necesitamos para vivir, porque realmente nosotrosvivimos de las propinas”.

Las cifras parecen respaldar su testimonio. Kevin recibe el“salario mínimo”, de 73.04 pesos diarios. A pesar de que sólopercibe una cuarta parte de la propina–el resto se reparte entresus compañeros de barra y de cocina-, el poblano puede llegar aganar en un buen día hasta 300 pesos gracias a la generosidad,cada vez más escasa, de los clientes.

“Las personas están acostumbradas a un servicio gourmet, perono están acostumbradas a dejar el 10 por ciento de propina,simplemente creen que con 20 pesos o 50 pesos que dejen essatisfactorio para nosotros”, comentó resignado. “Perorealmente nosotros

”.

A pesar de esta incertidumbre económica, son muchos losgerentes –no en el restaurante donde labora actualmente, seapresura a aclarar- que exigen a los meseros repartir entre suscompañeros una cantidad equivalente a la propina, sin importar queésta haya sido aportada o no por los clientes.

“Muchas veces se nos exige el dinero del 10 por ciento, porqueen varios restaurantes dan por sentado que el cliente lo va a dejarpero en muchas ocasiones no es así”, se queja. “De una personaque llega a consumir mil pesos pero sólo deja 20 pesos, tú vienesa trabajar prácticamente gratis porque tienes que poner los 80pesos”.

Tras 11 años de experiencia, sólo una vez Kevin se sorprendiópor la abundancia de la propina. Dos mil pesos fue lagratificación que le dejó un poblano tras celebrar con 14miembros de su familia su cumpleaños. “De venta fueron 16 milpesos”, recuerda. “Hay días que te puedes ir sin un solo pesoen el día, y hay ocasiones en que una sola mesa te puede hacertodo el día”.

TAQUERÍAS Y CAFÉS, CON LAS PROPINAS MÁSBAJAS

Los trabajadores de una taquería con sucursales en toda laciudad tampoco saben cómo resultará el día para sus bolsillos.El salario por servir los tacos o tortas árabes, limpiar mesas yresponder con rapidez a las peticiones de los clientes asciende a600 pesos semanales.

Las propinas apenas alcanzan, estimó Eduardo Carranza,encargado del establecimiento, los 70 pesos diarios, 490 pesossemanales, para cada uno de los 12 trabajadores. “Son los queconsumen mucho, ya con postre, es decir a partir de 300 pesos, lospoblanos que dejan propina, es cuando consideran ellos que elservicio lo vale”, explica.

Quizá por su escasez, los empleados de la taquería disputancada peso de la aportación voluntaria de los comensales. “Sepelean bastante por las propinas, pero les dejo bien en claro quesi llegan tarde o cometen alguna falta se les quita media propina ose les deja de dos a tres días sin propina. Es equilibrado, si no,no tendría sentido”, razona. “Las propinas se reparten entretodos, todos atienden a todos, es por el bien compartido”.

Un recipiente cuadrado y transparente sirve en una franquiciapoblana de café para evitar cualquier conflicto. Allí llegantodas las monedas con las que los poblanos premian el expresso ofrappé brindado en vaso de plástico.

De lunes a viernes, cuando más desvelados por el trabajo buscancafeína, las propinas para cada empleado, según informó a El Solde Puebla uno de ellos, oscilan en torno a los 100 pesos. Sóloesta cifra representa un 76 por ciento de los 130 pesos del salarioque reciben por trabajar en dos turnos seguidos durante una mismajornada.

HASTA 500 PESOS DE PROPINA EN ANTROS

Un sábado en cualquier antro de la avenida Juárez o de Cholulasupone para los bolsillos de los meseros un ingreso extra de 500pesos, cinco veces su salario diario. “Ya van un poquito másborrachines, en los restaurantes van más serios con la familia,aquí llegan con el amigo, con la novia, hay probabilidades de quedejen más dinero”, explicó S., quien desde hace cinco añostrabaja en discotecas. “Como lo atiendas es como te va a dar lapropina”.

Los meseros, a los que les asignan las mesas, reciben un 4 porciento de la propina de la noche. El resto se reparte entre lostrabajadores de barra. “No hay ninguna ley que diga que es afuerza, no hay nadie que ampare al mesero, no hay ningún impuestoque sea obligatorio”, lamenta. “Aun así la mayoría de lagente deja propina, tú conoces a tus clientes y te haces un pocoamigos de ellos”.

La crisis y el conocimiento de la ley sí han perjudicado, sinembargo, la generosidad de los poblanos. Muchos conocen laprohibición de incluir en el ticket la propina y amenazan condenunciar al local ante la Procuraduría Federal del Consumidor(Profeco). “Antes la gente era muy espléndida, el desempleo dela gente nos ha pegado”, explica.

Aunque los meseros son comprensivos, no dejar al menos el 10 porciento del consumo total en propina puede traer desventajas en lapróxima fiesta. “Entre nosotros decimos, ahí viene el piojoso,el que nadie quiere atender”, confiesa.

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