Las ganancias que se obtenían con la operación de 104 cuartos, conocidos como “El Pueblito”, que fueron derrumbados al interior del penal de San Miguel, y que servían para encuentros íntimos, restaurantes, farmacias, tiendas de abarrotes, locales de venta de ropa y zapatos, baños, ferretería e incluso corte de cabello, así como dos quioscos y dos gimnasios, eran millonarias, según reveló la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSP).
Es así como ahora cualquier visitante dejó de ver cocinas económicas que eran manejadas o administradas por los mismos reclusos, quienes contaban con mesas y un menú para ofrecer a otros internos que llegaban a desayunar o a comer con su familia o alguna visita.
Agua embotellada, refresco y algunos guisos, hasta televisión para la distracción de los comensales, eran parte del servicio que se ofrecía.
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¿DÓNDE SE HABÍA CONSTRUÍDO EL PUEBLITO EN EL PENAL DE SAN MIGUEL?
Mientras algunos reclusos se encontraban en los talleres de carpintería o tejido, donde también contaban con radio o televisión, otros más jugaban basquetbol o fútbol, sin embargo, a la llegada al reclusorio, internos que se veían en la necesidad de obtener dinero para poder comprar alimentos, cumplir con diversas cuotas o querían darse un “lujo”, abordaban a los visitantes para ofrecerse a buscar a su familiar detenido, y una vez que este fuera localizado, regresar con él y obtener un pago por su servicio.
Los reclusos con mejor comportamiento y que tenían procesos por delitos no graves, contaban con la oportunidad de manejar o trabajar en la carnicería que también se encontraba en el patio, en un local de block.
A los alrededores de la cancha de futbol, es donde se acondicionaron los espacios improvisados para encuentros sexuales, tratándose de un área de escasos dos metros de largo por uno y medio de ancho en los que había un colchón en malas condiciones y que solo estaban rodeados por cortinas de tela.
FAMILIAS COMPLETAS LLEGABAN A FESTEJAR CUMPLEAÑOS
Quienes contaban con mayor poder económico en el Cereso, tenían cuartos en forma, con una cama, cobijas y diversos objetos, como si no estuviera en reclusión; incluso, toda la familia llegaban a visitarlos para festejar cumpleaños o fechas importantes.
Las bancas y mesas de cemento hechas para los internos y sus visitas, eran aprovechadas por algunos detenidos para exponer y ofertar sus productos o artesanías al público en general, como si se tratara de un mercado.
Ver a un interno con un teléfono celular era común y solo algunos cuántos utilizaban las pocas casetas telefónicas que servían para poder comunicarse con sus familiares; hoy nada de eso existe.
¿QUÉ FUNCIONARIOS DEJARON OPERAR 'EL PUEBLITO EN EL CERESO?
Al menos cinco funcionarios de alto nivel han sido destituidos por el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, debido a que se hicieron de “oídos sordos” ante la operatividad de este lugar enel Cereso de San Miguel, un espacio que concedió deseos y servicios de lujo a los reclusos más “exclusivos” de ese centro penitenciario situado en la capital del estado.
En un instante de franqueza, el titular del Ejecutivo estatal utilizó minutos de su conferencia de prensa del pasado 1 de julio para compartir que ese lugar, que albergaba al menos 104 cuartos, estaba siendo destruido, pues declaró que, por años, funcionó al amparo de la autoridad, inclusive la que él mismo nombró: “Todos los que han sido mis secretarios de Seguridad Pública, me desobedecieron [y] me engañaron”.
Así, sin nombrar a los exintegrantes de su gabinete, los acusó, no sólo de haber sido omisos ante el ordenamiento de destruir el “Pueblito”, sino que también los reconoció como cómplices de los innumerables ilícitos que ahí se cometieron.
“Yo los instruí a la destrucción y todos me dijeron que estaban destruidos, que ya lo habían hecho, pero no lo habían hecho, eso lo hicieron los tres, ya pa que digo los nombres. Unos más aberrantes, pero los tres [están] relacionados a la existencia de esas construcciones”, remarcó.
Aunado a ello, los tildó de ser los patrocinadores del sitio, pues dijo que “los recursos fueron de los exencargados de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de cada administración a lo largo de muchos años (...) [y] se hicieron que no los veían, porque recibían beneficios”.
AMÉZAGA: UN MILITAR INDISCIPLINADO
El primer antagónico es Miguel Idelfonso Amézaga Ramírez, quien fue nombrado como titular de la SSP, en seguida de que el gobernador Barbosa Huerta tomó las riendas del Ejecutivo.
Entre las cualidades que presumió el también maestro en Administración Naval en su currículum vitae, con el que se introdujo ante los poblanos, se encuentran “toma de decisiones, trabajo en equipo, persistencia y constancia”.
Antes de ser acusado por el gobernador del estado, el –colaborativo– ex funcionario coordinó la seguridad pública del municipio de Puebla, de 2017 a 2018, durante el gobierno del exalcalde emanado de Acción Nacional (PAN), Luis Banck Serrato.
Sin embargo, su trayectoria laboral la dedicó principalmente al ejército. En 2012, comandó la Flotilla de Destructores que custodian las agitadas aguas del mar de Tuxpan, en Veracruz; posteriormente, en 2014 inspeccionó la Quinta Zona Naval de Frontera, Tabasco; y en 2015 dirigió el Centro de Formación y Capacitación de la Armada de México.
Mientras sirvió a la SSP, ocurrió el sangriento asesinato de tres jóvenes estudiantes (dos de ellos, originarios de Colombia), además de un conductor de Uber, en el municipio de Huejotzingo. Fue ante esta coyuntura que el mandatario poblano lo relevó del cargo en febrero de 2020.
RACIEL LÓPEZ: MINTIÓ EL EXFISCAL CHIAPANECO
Posterior al suceso, Raciel López Salazar fue nombrado por Miguel Barbosa. En su currículum vitae se definió a sí mismo como un sujeto “honesto” y, de acuerdo con información pública, ostenta un doctorado en Ciencias Jurídico Penales.
Antes de sumarse al listado de los funcionarios responsables de la operatividad del “Pueblito de San Miguel”, el exfuncionario fue titular de la Fiscalía General del Estado de Chiapas, así como de la Procuraduría General de Justicia de esa misma entidad, en 2018 y 2012, respectivamente.
Además, antes de ingresar a las filas de la SSP poblana, fue delegado de la Fiscalía General de la República (FGR). Sin embargo, de forma inesperada, se informó que Barbosa Huerta aceptó su renuncia y que “fueron relevados de sus cargos la mayoría de los mandos en la citada institución”.
Aunque hoy se sabe que López Salazar también desobedeció al mandatario por el asunto del penal de San Miguel; en ese momento fue señalado de presuntamente instaurar una red de corrupción con funcionarios de origen chiapaneco, quienes fueron colocados en diversos puestos directivos de la dependencia poblana.
ESTALLA LÓPEZ MAYA
La última pieza del rompecabezas de omisión que en días recientes terminó de armar Barbosa Huerta, es el predecesor de Daniel Iván Cruz Luna, actual titular de la SSP, Rogelio López Maya.
Al igual que con este último escándalo, el Cereso de San Miguel detonó la inclemencia política en el gabinete estatal, pues el cuerpo de un bebé fue ingresado al reclusorio ante el amparo de la autoridad custodial.
“Va a aparecer mucha porquería y saldrán muchos implicados”, anunció en ese momento el gobernante poblano. No obstante, fue en cuestión de días cuando la primera prueba de sus dichos apareció, pues cesó de sus actividades a López Maya, así como a Alfredo Vargas Quintanilla, subsecretario de Centros Penitenciarios.
Para finalizar, y a propósito de esta última persona, vale la pena recordar que, antes de él, Adulfo Chacón Ruíz también estuvo a cargo de los penales estatales y, de ser cierta la incriminación del titular del Ejecutivo, su nombre podría sumarse también al listado de desobedientes y fraudulentos que se hicieron de “oídos sordos” ante el “Pueblito de San Miguel”.
Con información de Paulina Gómez
