/ martes 2 de enero de 2024

Policías viven con la incertidumbre constante de no saber si regresarán a casa

En el marco del Día Internacional del Policía, los oficiales cuyos alias son Brenis y Fernando nos comparten sus vivencias

En constante peligro, con la incógnita de no saber si regresarán a casa e incluso con la impotencia de ver caer a sus colegas en cumplimiento del deber, es como viven agentes policiacos que a diario se enfrentan a grupos criminales con armas cada vez más sofisticadas; los oficiales cuyos alias son Brenis y Fernando, de la Dirección de Grupos Especiales de la Policía Estatal de Puebla, nos comparten algunas de sus vivencias, en el marco del Día Internacional del Policía que se conmemora este 2 de enero.

Durante esta fecha que surge como homenaje a los policías en servicio y a aquellos que han muerto en cumplimiento del deber durante su compromiso de velar por la seguridad de la ciudadanía, los mencionados uniformados cuentan las dificultades de realizar su trabajo de la manera mejor posible.


A su edad de 23 y 34 años, respectivamente, ambos agentes policiacos comparten una misma pasión: enfrentar y capturar a delincuentes para intentar dejar una mejor sociedad a sus familias y la ciudadanía en general.

Brenis y Fernando son dos agentes de élite, quienes para poder pertenecer al Grupo Especial de Reacción de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSP), se sometieron a una preparación rigurosa, pues entre sus funciones principales se encuentra el combate a la delincuencia organizada, operaciones de alto impacto, patrullaje aéreo en helicóptero y prevención del delito.

Con uniforme completamente negro que los distingue del resto de sus compañeros, pasamontañas, casco, goggles, chaleco antibalas y armas, tanto cortas como largas, los oficiales contaron que las intervenciones de alto riesgo más recientes en las que participaron fueron en los municipios de San Miguel Xoxtla y Cuautlancingo.

Los policías se enfrentan a la impotencia de ver caer a sus colegas en cumplimiento del deber. Foto: Cortesía



En el primer caso ocurrido el 29 de agosto de 2023, los declarantes junto con otros de sus compañeros, se enfrentaron a un grupo armado, desatándose una balacera en la zona Centro de San Miguel Xoxtla, lo cual dejó a un policía estatal muerto, cuatro oficiales lesionados, un delincuente abatido y ocho sujetos detenidos con chalecos balísticos con las siglas “Barredora CJNG”.


A su vez, en Sanctorum, Cuautlancingo, el pasado 15 de diciembre, también participaron en la detención de nueve presuntos delincuentes en posesión de más de mil 300 cartuchos útiles, una decena de chalecos antibalas, armas largas y cortas, un inhibidor de señal, una granada de fragmentación y diversa droga. Los sujetos presuntamente relacionados al robo en carretera y otros ilícitos, fueron puestos a disposición de las autoridades correspondientes.

En ese sentido la agente Brenis, quien lleva cerca de tres años en la unidad de élite, reveló que el temor en las intervenciones que no son planeadas, es algo inminente, sin embargo, están entrenados para ello, para controlar sus emociones, enfocarse en el objetivo y estar alerta del bienestar de todos como compañeros.

Comenta que desde el instante en el que alguien se enrola en la policía, asume el riesgo de muerte que llevan y que un día pueden regresar o no a casa con sus seres queridos.

“Yo decidí ingresar a la policía porque tengo un familiar que también es policía y por ello siempre me ha llamado la atención; había escuchado mucho que las mujeres no podían entrar a la corporación, pero aquí estoy, entonces sí se puede. En cuanto a los riesgos, son altos porque intentamos cuidar nuestra identidad, pero nos quitamos el uniforme y desde luego que hay temor de que alguien nos reconozca y busque tomar represalia, como católica, lo único que hago es rezar mucho para llegar con bien a casa”, narró.


Por su parte, el oficial Fernando, de 34 años, cuatro de ellos ya en la corporación del estado, señaló que él entró a la SSP por vocación de servicio y aunque fue un proceso complicado por el proceso y todos los exámenes requeridos, al final lo logró con el único pensamiento de entregar todo para ayudar a la ciudadanía, no obstante, acepta también que han sido años de situaciones gratas como difíciles, pues en cualquier momento pueden perder la vida

“Nuestros objetivos son de alto impacto, de alto riesgo, en el momento de la intervención, solo es pensar en realizar las acciones necesarias y reaccionar conforme a nuestro adiestramiento, es distinto el actuar en un operativo pensado, porque uno ya lleva un plan de acción, que cuando es un enfrentamiento derivado un hecho delictivo; lo primero es la seguridad de todos nosotros; en la medida de que todos estemos bien, se procede a asegurar a los delincuentes”, menciona el entrevistado.

Para Brenis como para Fernando, lo más complicado es ver caer a un compañero en cumplimiento del deber, no poder salvarlo y saber que no está en sus manos mantenerlo con vida cuando las cosas se salen de control.

“Yo soy padre de una niña de nueve años, la cual siempre que salgo me desea lo mejor y cuando llego me dice que me extraña; son sentimientos encontrados porque la familia siempre está con ese pendiente”, confiesa el declarante.

Portar uniforme, motivo de críticas pero también de orgullo

Hace algunos años, el ser policía, portar un uniforme y una placa era motivo de respeto a la ley; hoy, lamenta Fernando que la sociedad ya no tenga ese respeto, que sea motivo de críticas y hasta de insultos; pese a ello, asegura, se siente orgulloso de ser policía y de ayudar a la tranquilidad de la sociedad.


“Portar un uniforme siempre va a ser objeto de críticas y hasta es ponernos en el blanco de alguien, pero también es saber que todos los días sales y con hacer bien tu trabajo, dar apoyo, con algo que hagamos bien, la sociedad va a estar tranquila y lo va a reconocer. Para mí es un orgullo pertenecer a esta corporación”.

Por su parte, Brenis comparte el mismo orgullo de ser policía estatal, de hacer y cumplir con su labor sin importar los peligros, incluso estar lejos de casa, a cambio de salvar otras vidas.

“Nosotros tenemos que cuidar a la ciudadanía, es nuestra labor, por algo estamos aquí, hay que salvar vidas, desde que nos reclutamos se sabe el riesgo y lo lejos que estaremos de nuestra familia. Siempre tenemos comentarios negativos, pero no todos somos malos, es un orgullo portar el uniforme porque sé que estoy haciendo bien mi labor”, indicó la oficial que con prácticas de rapel, salto de plataforma de diez metros, cursos de anclaje, prácticas de descenso con cuerdas, entre otras, continúa fortaleciéndose a diario para ofrecer su mejor rendimiento.

Valores cimentados en casa, diferencia entre policías honestos y corruptos

Finalmente, el agente Fernando consideró que los valores bien cimentados en casa es lo que hace la diferencia entre que un policía sea honesto o corrupto, tratándose de una línea muy delgada.

Al respecto, Brenis añadió que el apoyar a las familias de los policías que mueren en cumplimiento del deber y rendir los honores correspondientes, es la mejor manera de honrar la memoria del uniformado que dio su vida con tal de hacerle frente a la delincuencia.


En constante peligro, con la incógnita de no saber si regresarán a casa e incluso con la impotencia de ver caer a sus colegas en cumplimiento del deber, es como viven agentes policiacos que a diario se enfrentan a grupos criminales con armas cada vez más sofisticadas; los oficiales cuyos alias son Brenis y Fernando, de la Dirección de Grupos Especiales de la Policía Estatal de Puebla, nos comparten algunas de sus vivencias, en el marco del Día Internacional del Policía que se conmemora este 2 de enero.

Durante esta fecha que surge como homenaje a los policías en servicio y a aquellos que han muerto en cumplimiento del deber durante su compromiso de velar por la seguridad de la ciudadanía, los mencionados uniformados cuentan las dificultades de realizar su trabajo de la manera mejor posible.


A su edad de 23 y 34 años, respectivamente, ambos agentes policiacos comparten una misma pasión: enfrentar y capturar a delincuentes para intentar dejar una mejor sociedad a sus familias y la ciudadanía en general.

Brenis y Fernando son dos agentes de élite, quienes para poder pertenecer al Grupo Especial de Reacción de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSP), se sometieron a una preparación rigurosa, pues entre sus funciones principales se encuentra el combate a la delincuencia organizada, operaciones de alto impacto, patrullaje aéreo en helicóptero y prevención del delito.

Con uniforme completamente negro que los distingue del resto de sus compañeros, pasamontañas, casco, goggles, chaleco antibalas y armas, tanto cortas como largas, los oficiales contaron que las intervenciones de alto riesgo más recientes en las que participaron fueron en los municipios de San Miguel Xoxtla y Cuautlancingo.

Los policías se enfrentan a la impotencia de ver caer a sus colegas en cumplimiento del deber. Foto: Cortesía



En el primer caso ocurrido el 29 de agosto de 2023, los declarantes junto con otros de sus compañeros, se enfrentaron a un grupo armado, desatándose una balacera en la zona Centro de San Miguel Xoxtla, lo cual dejó a un policía estatal muerto, cuatro oficiales lesionados, un delincuente abatido y ocho sujetos detenidos con chalecos balísticos con las siglas “Barredora CJNG”.


A su vez, en Sanctorum, Cuautlancingo, el pasado 15 de diciembre, también participaron en la detención de nueve presuntos delincuentes en posesión de más de mil 300 cartuchos útiles, una decena de chalecos antibalas, armas largas y cortas, un inhibidor de señal, una granada de fragmentación y diversa droga. Los sujetos presuntamente relacionados al robo en carretera y otros ilícitos, fueron puestos a disposición de las autoridades correspondientes.

En ese sentido la agente Brenis, quien lleva cerca de tres años en la unidad de élite, reveló que el temor en las intervenciones que no son planeadas, es algo inminente, sin embargo, están entrenados para ello, para controlar sus emociones, enfocarse en el objetivo y estar alerta del bienestar de todos como compañeros.

Comenta que desde el instante en el que alguien se enrola en la policía, asume el riesgo de muerte que llevan y que un día pueden regresar o no a casa con sus seres queridos.

“Yo decidí ingresar a la policía porque tengo un familiar que también es policía y por ello siempre me ha llamado la atención; había escuchado mucho que las mujeres no podían entrar a la corporación, pero aquí estoy, entonces sí se puede. En cuanto a los riesgos, son altos porque intentamos cuidar nuestra identidad, pero nos quitamos el uniforme y desde luego que hay temor de que alguien nos reconozca y busque tomar represalia, como católica, lo único que hago es rezar mucho para llegar con bien a casa”, narró.


Por su parte, el oficial Fernando, de 34 años, cuatro de ellos ya en la corporación del estado, señaló que él entró a la SSP por vocación de servicio y aunque fue un proceso complicado por el proceso y todos los exámenes requeridos, al final lo logró con el único pensamiento de entregar todo para ayudar a la ciudadanía, no obstante, acepta también que han sido años de situaciones gratas como difíciles, pues en cualquier momento pueden perder la vida

“Nuestros objetivos son de alto impacto, de alto riesgo, en el momento de la intervención, solo es pensar en realizar las acciones necesarias y reaccionar conforme a nuestro adiestramiento, es distinto el actuar en un operativo pensado, porque uno ya lleva un plan de acción, que cuando es un enfrentamiento derivado un hecho delictivo; lo primero es la seguridad de todos nosotros; en la medida de que todos estemos bien, se procede a asegurar a los delincuentes”, menciona el entrevistado.

Para Brenis como para Fernando, lo más complicado es ver caer a un compañero en cumplimiento del deber, no poder salvarlo y saber que no está en sus manos mantenerlo con vida cuando las cosas se salen de control.

“Yo soy padre de una niña de nueve años, la cual siempre que salgo me desea lo mejor y cuando llego me dice que me extraña; son sentimientos encontrados porque la familia siempre está con ese pendiente”, confiesa el declarante.

Portar uniforme, motivo de críticas pero también de orgullo

Hace algunos años, el ser policía, portar un uniforme y una placa era motivo de respeto a la ley; hoy, lamenta Fernando que la sociedad ya no tenga ese respeto, que sea motivo de críticas y hasta de insultos; pese a ello, asegura, se siente orgulloso de ser policía y de ayudar a la tranquilidad de la sociedad.


“Portar un uniforme siempre va a ser objeto de críticas y hasta es ponernos en el blanco de alguien, pero también es saber que todos los días sales y con hacer bien tu trabajo, dar apoyo, con algo que hagamos bien, la sociedad va a estar tranquila y lo va a reconocer. Para mí es un orgullo pertenecer a esta corporación”.

Por su parte, Brenis comparte el mismo orgullo de ser policía estatal, de hacer y cumplir con su labor sin importar los peligros, incluso estar lejos de casa, a cambio de salvar otras vidas.

“Nosotros tenemos que cuidar a la ciudadanía, es nuestra labor, por algo estamos aquí, hay que salvar vidas, desde que nos reclutamos se sabe el riesgo y lo lejos que estaremos de nuestra familia. Siempre tenemos comentarios negativos, pero no todos somos malos, es un orgullo portar el uniforme porque sé que estoy haciendo bien mi labor”, indicó la oficial que con prácticas de rapel, salto de plataforma de diez metros, cursos de anclaje, prácticas de descenso con cuerdas, entre otras, continúa fortaleciéndose a diario para ofrecer su mejor rendimiento.

Valores cimentados en casa, diferencia entre policías honestos y corruptos

Finalmente, el agente Fernando consideró que los valores bien cimentados en casa es lo que hace la diferencia entre que un policía sea honesto o corrupto, tratándose de una línea muy delgada.

Al respecto, Brenis añadió que el apoyar a las familias de los policías que mueren en cumplimiento del deber y rendir los honores correspondientes, es la mejor manera de honrar la memoria del uniformado que dio su vida con tal de hacerle frente a la delincuencia.


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