La zona conocida como Triángulo Rojo, conformada por los municipios de Acajete, Palmar de Bravo, Quecholac, Tecamachalco, Acatzingo y Tepeaca, es una de las más peligrosas de la entidad poblana debido a que ha sido considerada territorio de bandas criminales dedicadas al robo de combustible o huachicoleo.
Durante años, los ladrones de combustible se han enriquecido gracias a la ordeña de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) que trasladaban combustible del tramo Minatitlán-Ciudad de México y que atraviesan esta área del estado de Puebla.
Aunque hoy en día estos ductos se encuentran en desuso y podría pensarse que ello reduciría los índices delictivos en la zona, ha tomado más fuerza otro delito: el robo a transporte de carga, utilizando justamente estos ductos como sótanos para almacenar la mercancía robada sin que sean descubiertos por aeronaves del ejército o de la policía.
- Te sugerimos: “El Toñín”, de agricultor a presunto líder huachicolero
“Es un terreno totalmente bardeado, con bardas de 5, 10 metros de altura, y hacen como un tipo túnel para que el mismo helicóptero, dron, no identifique que abajo hay 2 o 3 camiones o mercancía robada”, explicó un líder transportista a los periodistas Marco Antonio Coronel y Víctor Ortega, en una entrevista transmitida en el programa En Punto.
Para lograr su objetivo, los delincuentes se dieron a la tarea de adaptar estos lugares abandonados y convertirlos en verdaderas fortalezas subterráneas, donde también desmantelan los vehículos robados, principalmente en la autopista México-Veracruz, carretera que atraviesa el Triángulo Rojo y que hoy en día sigue siendo una de las carreteras más peligrosas para los transportistas en el país.
El punto principal de estos atracos es el municipio de Tecamachalco, donde el gobierno estatal se vio obligado a tomar el control de la seguridad para atender el problema.
- Te recomendamos: Robo y violencia, principales delitos en Triángulo Rojo en Puebla
Sin embargo, pese a que la vigilancia en la zona se ha incrementado, los robos no se han reducido, pues los criminales aprovechan la ausencia de los agentes de seguridad para sacar la mercancía de los sótanos y la trasladarla a otros lugares, mientras que los camiones son desmantelados una vez que han sido descargados.
“Cuando ya no hay policías entra otro carro y saca la mercancía, y asimismo tienen una fortaleza para el robo de insumos o de refracciones. Todo lo que pasa por la carretera, todo se roban, todo, todo es vendible para estos hombres”, señaló el entrevistado.
Fue el pasado 4 de febrero cuando el gobierno del estado concluyó la renovación de la estrategia para frenar el robo al transporte de carga, ferrocarril y combustible, coordinada por la Fiscalía General del Estado (FGE), la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y Pemex.
Asimismo, aseguró que se había logrado debilitar a las bandas delictivas que operan en el Triángulo Rojo, sin embargo, pese a estos esfuerzos gubernamentales, los delitos continúan al alza y los criminales continúan haciendo de la suyas en esta peligrosa zona.